Soy arrastrado a una habitación extraña en forma de pozo desde el cual todas las personas me observan desde arriba con miradas llenas de asco, furia y odio. No veo caras amables, así que me concentro en el ministro Kingsley, él es el único que me da una mirada apenada, parece que la conversación que tuvo mi pequeña familia y él lo ha ablandado un poco.
Ocupo mi lugar como acusado y se inicia el juicio leyendo los cargos por los que soy acusado, alta traición, portar la marca tenebrosa, tortura a otros magos. Ser cómplice en el secuestro y desaparición de 12 magos, violencia, asesinato, intento de asesinato para el gran mago Dumbledore.
Tras cada cargo me hundo más en mi silla con la intención de desaparecer, la mayoría son inventados, por supuesto, Voldemort no quería que una escoria como yo arruinara las grandes cosas. Si no pude matar a un anciano como Dumbledore, el señor tenebroso no veía el caso para que siquiera lo intentara, algo que en mi interior agradeceré cada día de mi vida.
Aun así, entre las mentiras hay verdad y el peso de lo que hice o de lo que fui cómplice recae en mis hombros, la marca tenebrosa quema en mi antebrazo como un recordatorio.
Hay un susurro en una esquina de la habitación y aunque sé que la persona que habla trata de ser discreto, con solo la voz de Kingsley resonando en la sala, es obvio que no lo logro.
Medio divertido, observo por el rabillo del ojo y efectivamente hay varios magos mayores que fulminan al causante del susurro con la mirada; sin embargo, las miradas molestas pasan a segundo plano cuando se dan cuenta de quiénes son los responsables de los cuchicheos, pero cuando yo los veo es como si el mundo se volviera aún más silencioso.
Potter, Weasley y Granger.
Los tres se ven bien, aunque no es de extrañar para el trío de oro. Los salvadores del mundo mágico y aun así hay una enorme discordancia en su aspecto y la evidente preocupación que brilla en los ojos de dos de ellos.
Siempre supe que el mundo era demasiado bueno para Granger, ella se preocupa por todo y por todos. Tiene el corazón demasiado grande, aún yo que la vigilaba desde las sombras para asegurarme de que no tramara nada malo contra los sangre pura lo pude ver. Pero Potter, Potter es todo un misterio, no solo hice su vida miserable durante toda la escuela, sino que también fui un completo idiota con él y sus amigos y, sin embargo, aquí está él con la mirada más apenada que le he visto hacer en mucho tiempo.
Weasley... bueno, Weasley solo parece que quiere golpearme en la cara, nada nuevo a decir verdad. Creo que él es el más predecible de los tres, mientras que el otro par... bueno, siempre he considerado que son muy extraños, si es por haber crecido en el mundo muggle o por alguna extraña enfermedad, ahora nunca lo sabré.
—Señor Malfoy. —Soy traído al presente de golpe, el ministro de magia me observa con una ceja arqueada y un silencio se cierne en la habitación, solo así me doy cuenta de que me han hecho una pregunta y yo, como idiota ni enterado, paso mi lengua por mis labios con nerviosismo antes de responder.
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Mi Razón Para Seguir.
FanfictionEl señor tenebroso ha caído y con él la situación de sus Mortifagos más leales es oscura, entre entregarse a los aurores, asumiendo las consecuencias de sus actos y muy probablemente pasando el resto de su vida en la temible prisión de los magos o p...