Capítulo 19.

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Después de la ceremonia de selección y la presentación del nuevo personal docente me dirijo a mi sala común por los fríos corredores de las mazmorras

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Después de la ceremonia de selección y la presentación del nuevo personal docente me dirijo a mi sala común por los fríos corredores de las mazmorras.

La cena no fue nada divertida, el simple hecho de haber llegado con Potter, la mini pelirroja y Granger fue una sorpresa para mis compañeros de casa, me senté apartado de los demás sin dirigirle la palabra a nadie tratando en lo menos posible de llamar la atención. Sin embargo, las miradas de odio no tardaron en llegar acompañado de alguno que otro golpe cuando pasaban cerca, ahora comprendo un poco más a mis padres, el hecho de ser agredido y no poder defenderte es tan frustrante.

Sin embargo, con la siempre presente amenaza de Azkaban sobre mi cabeza, debo aguantar por lo que sin poder hacer mucho.

En la sala común no es muy diferente, las conversaciones cesan en cuanto pongo un pie en el lugar, los ojos me siguen en cuanto me abro paso y camino rápidamente a mi habitación, dónde por suerte se me da unos minutos de paz ni Zabini, Nott y Goyle están presente, me permito relajarme, ponerme una pijama y meterme a la cama antes de que mis antiguos amigos vuelvan.

Caigo en un sueño intranquilo como siempre no sin antes recordar poner un hechizo silenciador a mi alrededor, es mejor prevenir que curar.

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Siguiendo con mi política de evitar a las personas a toda costa, la mañana siguiente me levanto antes que todos, me aseo rápidamente y salgo al lago negro hasta esperar el desayuno.

La paz que hay a las orillas del lago negro lo han puesto como uno de mis parajes favoritos de toda la vida calmando mi cabeza de manera eficiente, si fuera más joven consideraría vengarme de los que me molestan, una broma de sortilegios Weasley con un poco de mi ingenio sería algo que enorgullecería a ambos pelirrojos sin duda.

El pensamiento de ambos gemelos Weasley me hacen reflexionar sobre otra cosa que es mi culpa, nunca se los pide decir, pero ambos gemelos me parecían brillantes, simple y sencillamente eso, eran increíbles a su manera y si hubiera estado en mejores términos con ellos estaría dispuesto a financiar su negocio, pero ya es tarde, con la perdida de uno de ellos es imposible saber si el gemelo restante, George, quiera siquiera poner un pie en ese sitio, y no lo culparía, perdió a la otra mitad de su alma. Y todo por mi culpa.

Salgo de mis pensamientos culpables con el animal por los suelos y me dirijo al gran comedor, no lograré nada sumiéndome en mi miseria; sin embargo, al igual que anoche el solo poner un pie en este lugar, las conversaciones cesan a la vez y las miradas curiosas se posan en mí con la cabeza en alto me dirijo hacia la mesa de las serpientes dispuesto a ignorar a todo el mundo, sin embargo, no cumplo mi objetivo, pues ni tres minutos pasan varias personas se sientan a mi lado.

—Pero mira quién tenemos aquí ¿Aún se juntan con traidores? —sonrió, a pesar de todo, estos idiotas no tienen remedio.

Mis compañeros solo se ríen tomando sus usuales asientos a mi lado, como un escudo, debo admitir que estoy impresionado, son muy valientes al ignorar las miradas fulminantes por parte de prácticamente todos los alumnos.

Mi Razón Para Seguir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora