La conciencia llega en partes, la primera cosa que noto es el horrible dolor de cabeza que amenaza con hacerme vomitar en cualquier momento. No quiero abrir los ojos, pues siento como la luz entra a la habitación causando que el dolor crezca, estoy...
Un momento.
¿Dónde rayos estoy?
Los recuerdos llegan confusos y sin sentido poco a poco, recuerdo las tres escobas y estar rumiando lo injusto que es que mi novia esté más preocupada por un maldito Mortífago que por nosotros, la molesta voz que toda mi vida me ha dicho que no soy suficiente resuena mucho más fuerte que nunca en mi cabeza. Recuerdo que deseaba con todo mi corazón ahogar a la voz y al maldito recuerdo de mi mejor amigo abrazando a mi novia.
Con un gruñido y con cautela abro los ojos, analizando el lugar en el que me encuentro, temiendo que sea el suelo de algún callejón; sin embargo, veo paredes rojas, la jaula de una lechuza, envolturas de dulces y mucha ropa tirada por todos lados, me permito relajarme en seguida al reconocer mi habitación.
No recuerdo haberme acostado, aunque ya siendo claros, tampoco recuerdo haber vuelto a casa.
Lo que sí recuerdo era el dolor dejado por la guerra que esa noche era insoportable, recuerdo la muerte de Fred, de Remus, de todos, recuerdo el miedo de que en cualquier momento perdería a Hermione por cualquier estupidez mía.
Recuerdo una pelea y ser sacado a patadas de un bar.
Recuerdo escabullirme a un nuevo sitio y haberme robado diez botellas de licor.
Recuerdo a un hombre muy parecido a Dumbledore gritándome ladrón y yo riendo por lo grande.
Luego de eso los recuerdos se hacen peores.
Recuerdo volver a casa a duras penas.
Recuerdo a una hermosa chica esperándome en uno de los viejos sillones de mi casa.
Recuerdo a la hermosa chica lanzándome un hechizo, debí haberla asustado muchísimo para que ese fuera su primer instinto; sin embargo, también recuerdo golpes, insultos, sangre...
Casi haber lanzado el hechizo asesino a mi mejor amigo.
Asustado por lo que he hecho salgo de mi habitación y bajo las escaleras de dos en dos tropezando en cada paso que doy, debe ser un sueño, una pesadilla. No pude, yo no soy así, no pude haber lastimado al amor de mi vida.
Al llegar abajo por un momento la escena es tan pacífica que casi me convenzo a mí mismo que todo fue una pesadilla, pero luego las pequeñas incongruencias me golpean.
La primera es que están todos, mamá, papá, George, Percy y Ginny.
Si bien, antes nunca fue raro, desde la muerte de Fred estar todos juntos es extraño, su ausencia es más presente cuando estamos todos y golpea como una roca, haciendo que sea casi insoportable estar juntos.
La segunda incongruencia, los susurros que vienen acompañados de un ambiente pesado, casi como si la tormenta se estuviera gestando poco a poco antes de explotar.
A pesar de que todas las alarmas en mi cerebro están gritando que corra, que vuelva a esconderme en mi habitación, o que finja una muerte por intoxicación, mi boca tiene otros planes y antes de que me dé cuenta me escucho decir.
—¿Dónde está Hermione?
—¿Cómo te atreves a preguntar por ella después de lo que hiciste? —Ginny es quien responde, se levanta de manera lenta, susurrando cada una de sus palabras como si le costara pronunciar.
—Lo... Lo que yo...
Ginny no me deja terminar, rápida con sus malditos reflejos de cazadora se acerca hasta estar cara a cara conmigo. Puede que sea más alto físicamente que ella, pero cuando me mira así me siento insignificante, mucho más cuando con un impulso mi pequeña hermana estrella su palma de la mano en mi mejilla.
—Ronald Weasley, lo que has hecho anoche no tiene perdón, no solo golpeaste a la única chica que te ha amado con todo su corazón sin importarle lo estúpido que seas, sino que casi matas a tu mejor amigo.
Los recuerdos siguen bullendo en mi mente, aún más fuertes, aún más amenazantes, siento una extraña presión en mi pecho.
—No es cierto —pronuncio aferrándome a esta simple palabra como una tabla salvavidas. Mis ojos buscan alrededor de la sala, que alguien lo niegue, que digan que es una mentira, que digan algo.
Lo que sea.
Sin embargo, ninguno dice nada, al contrario, se desata el infierno.
Madre llora desconsolada y me grita lo decepcionada que está de mí.
George se acerca hasta a mí y ni corto ni perezoso me da un puñetazo en la cara.
Percy grita primero, pero al no obtener respuesta se desespera y también termina golpeándome en el estómago.
Padre calla y observa, todos gritan, todos lloran, todo es un caos.
Al fin, los he decepcionado, la he cagado tanto y de manera tan grande, como siempre supe que lo haría.
Me quedo ahí parado sin saber qué hacer, observando como mi familia se desmorona, pero es padre el que más me extraña. Está ahí en silencio, sin decir nada, aunque no es necesario, leo en sus ojos todo, decepción, pena, arrepentimiento, nada ha quedado de las suaves miradas llenas de amor que siempre me dirigía, eso es mucho peor.
Quiero vomitar.
En cierto momento padre levanta la mano haciéndolos callar a todos, se levanta de la mesa y con lentitud se dirige a mí, sus ojos no muestran nada, son vacíos y dolidos cuando dice.
—Ronald, acompáñame.
Con un poco de miedo, pero dispuesto a afrontar las consecuencias de mis actos, sigo a mi padre y salimos al patio. Veo los pequeños gnomos que corretean por todos lados y solo puedo pensar que en este momento felizmente me cambiaría por uno de ellos, no importa que dentro de unas horas estaré mareado por la limpieza que se hará en toda la casa y eso por desgracia para ellos, incluye el jardín.
Sigo a mi padre al borde de la casa, hasta llegar a un campo protector, una vez ahí él me toma del brazo y sin decir más nos desaparece, dejamos la madriguera atrás hasta llegar a un lugar dolorosamente familiar. Es un pequeño claro en un bosque olvidado de la mano de Dios, los muggles nunca vienen aquí a pesar de que es hermoso, verde por todos lados, árboles inmensos que rodean el perímetro, criaturas, mágicas y muggles correteando por todos lados.
Es nuestro lugar.
Desde que quedó claro que seríamos una familia numerosa, mi padre se ha preocupado en darnos nuestro lugar a cada uno. Un sitio que visitábamos una vez al mes en el que podíamos contarle lo que fuera, desde lo más estúpido hasta lo más complejo, sé que hace lo mismo con todos los hermanos, pero cada uno en un sitio diferente. El de Ginny es un inmenso campo de Quiddich de alguna parte, con Percy es una biblioteca...
Pero este es nuestro lugar.
De papá y mío.
Lo odio por hacer que este espacio casi sagrado para mí se vea empañado por este horrible momento.
Padre se deja caer en el suelo de manera poco elegante, sus hombros se hunden en derrota, sus ojos nunca dejan de ver la línea de árboles, como si le doliera verme a la cara. Con un suspiro me siento a su lado, el silencio es aplastante, sé que quiere que explique qué demonios pasó, pero no puedo.
—Ron, quiero que me expliques... ¿En qué nos equivocamos? —Finalmente suelta con la voz rota.
—¿Perdón? —pregunto sin entender a qué se refiere.
—Sí, en qué momento de tu educación, fallamos, ¿acaso fuimos malos padres? ¿Te sentiste descuidado en algún momento o que favorecíamos a tus hermanos?
—¡No! —grito porque no puedo permitir que se cuestione eso—. Bueno, tal vez a veces me sentía que era el hijo menos deseado y que en cualquier momento me podrían cambiar por Harry...
—Hijo, jamás haríamos algo así, te amamos desde el momento mismo en que nos enteramos de que vendrías a nuestras vidas, lamento tanto que te hiciéramos sentir así.
—Fueron unos padres increíbles, siempre supe eso, no teníamos mucho, pero lo que teníamos era suficiente —continuo sin escuchar realmente sus palabras—. Es solo que... es igual con Hermione, ella es tan perfecta y tan única que en cualquier momento la alejaré y...
Me sumerjo en mis recuerdos, contando lo fantástica que es Hermione, el hecho que me fascino desde el primero momento en que lanzó ese hechizo a las gafas de Harry y se repararon al instante. Lo increíble, poderosa y brillante que es ella y a su lado yo soy... yo.
Conté sobre mis celos e inseguridades, le conté el cómo la observan otros chicos y el miedo constante de que ella también lo note y se vaya, que me deje. Le conté de que Malfoy la ve de la misma manera, aunque él se empeña en negarlo, le conté sobre lo inseguro que soy al lado de Harry, le conté todo.
Y algo se quebró dentro de mí.
También le conté que en realidad no quería casarme, no aún, pero que sentía que era la única manera para retenerla a mi lado.
Pero como siempre ella es mejor que cualquier cosa que pueda ofrecerle y desea ir más allá que eso, ella quiere brillar e iluminar el mundo mágico, cambiarlo y mejorarlo para bien.
Cuando dejé salir todo me di cuenta de algo.
Yo quiero apagar ese brillo.
Yo le temo a su brillo.
Cuando termino ahora soy yo quien no puede verlo a los ojos, la realización de lo que deseo hacer es más doloroso que el puñetazo de George. Papá está en silencio unos momentos, hasta que al final dice.
—No tengo que decirte que lo que hiciste estuvo mal, Ron, porque sé que lo sabes, es una regla, una que te hemos enseñado desde muy pequeño, pero lo que sí tengo que decirte es que tus acciones son las de un cobarde. Mira, sé que tienes muchas dudas respecto a lo que Hermione siente por ti, pero si ella te eligió fue porque vio en ti a alguien que la quiere y sabe el gran hombre que eres, sabe que eres divertido, bueno, trabajador y ella, bueno, tú mismo dijiste lo que es ella. Es una bruja nacida para la grandeza, su brillo es enorme, pero eso no quiere decir que tú brilles menos que ella, ambos son magos talentosos y muy brillantes que llegarán lejos, yo lo sé, tu madre y tus hermanos lo saben, incluso Harry, no entiendo cómo es que tú no lo ves.
Hace una pausa, sus movimientos son lentos, pero seguros cuando me obliga a mirarlo, sus ojos brillan con la certeza de que cree todo lo que me ha dicho, las lágrimas hace mucho que corren por mi rostro y con suavidad mi padre las limpia.
—Cuando Hermione te eligió, vio todo eso y más, vio a alguien que la puede hacer feliz a pesar de todo. Pero ahora... mira, no eres el único que está sufriendo, yo veo lo que tú no vez. Veo que esa bella joven se siente sola y triste por la pérdida de sus padres y lo único que quiere y necesita es a alguien que la entienda, la apoye, pero sobre todo que la cuide y la ame con todo su corazón, no digo que dejes de lado tu propio dolor, pero pueden apoyarse el uno al otro.
«No te voy a mentir, me haría muy feliz que tú y ella formaran una familia. Pero, Ron, las cosas como estas necesitan comunicación y si quieres empezar cualquier relación por medio de un arranque de celos... me temo, hijo, que no dudará mucho, si es que ella aún quiere estar a tu lado después de...»
—¿Después de que lo arruinara? —sugiero con voz rota.
—Sí, hijo, me temo, que sí.
Sus últimas palabras caen como un balde de agua fría, sé que todo lo que ha dicho es cierto, pero oír de una de las personas en las que más confío que lo mío con Hermione está destinado al fracaso, es simplemente doloroso.
Después de todo, la amo más que a nada en esta vida.
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---------------------------------------------------F.E:24/06/23
Este capitulo me mando a tremendo bloqueo escritor.
Odio escribir a personajes sufriendo y aprecien la ironía que es que la mayoría de mis historias sea justamente de eso :v
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Mi Razón Para Seguir.
FanfictionEl señor tenebroso ha caído y con él la situación de sus Mortifagos más leales es oscura, entre entregarse a los aurores, asumiendo las consecuencias de sus actos y muy probablemente pasando el resto de su vida en la temible prisión de los magos o p...