Capítulo 40

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Me separo de Hermione y tomo su cara entre mis manos asegurándome de que no tiene ningún problema grave

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Me separo de Hermione y tomo su cara entre mis manos asegurándome de que no tiene ningún problema grave.

—¿Dónde te metiste?—Reprendo admitiendo para mí mismo que estaba muerto de miedo por ella.

—Eso no importa ahora. Tenemos que ayudar a los heridos, rápido — Dicho esto Hermione se da la vuelta, no entiendo de que habla, son solo Dementores, no puede haber heridos, y aun así puedo ver heridas en la cara de Hermione.

En silencio me acerco a donde está la dama con sus dos hijos aun de rodillas, la mujer está abrazando a los dos pequeños con fuerza, una vez llego donde ellos me coloco frente a ella.

—¿Me podría devolver mi varita? —Pido tendiendo la mano a la mujer que fue de mucha ayuda para mí, ella se separa de sus hijos, ella me ve con ojos como platos alternándolos de mí a Hermione que se arrodilla a mi lado.

—Hola ¿Están bien? — Hermione pregunta con una sonrisa tranquilizadora.

—Sí, gracias por preguntar —Responde la mujer a pesar de que los niños lucen aterrados.

—Hola pequeños, les daré algo para el susto —Dicho esto Hermione convoca el chocolate que dejamos en la heladería, mentalmente doy gracias porque solo vino este chocolate, una vez en sus manos corta tres grandes trozos y se los tiende uno a cada uno.

Veo en silencio como los niños dudan un momento antes de tomar el chocolate en sus manos temblorosas y empezar a comer.

—To... Toma —Volteo mi vista a la madre de los pequeños y veo que me tiende mi varita, sus mejillas están sonrojadas y antes incluso de que me pregunte el porqué ella continúa hablando —Gracias... por tu ayuda, si no estuvieras aquí no sé qué habría pasado.

Me limito a asentir con la cabeza y dejar mi expresión neutra, una vez que nos aseguramos de que las tres personas están bien Hermione y yo nos dirigimos calle arriba en el callejón Diagon, está en un estado deplorable, escombros en muchos lugares, tiendas destruidas, cristales rotos y no puedo evitar que esto se convierta en un déjà vu para mí; sin embargo, no es esto lo que me preocupa, es el hecho de que Hermione se ve muy cansada, y está tensa, muy tensa, mil y una veces le pregunto qué ha sucedido, pero mil y una veces ella me contesta con un simple.

***Más tarde**

Suspiro ante su terco carácter Gryffindor, pues, me arrastra toda calle arriba asegurándonos de ayudar a los que lo necesitan y entregando un gran trozo de chocolate a todos, contemplo con más detenimiento la situación. A pesar de que estos seres no pueden realizar hechizos el lugar está bastante desmejorado, pareciera que lo que volaron fueron maldiciones por más de un mago, frunzo el ceño y considero seriamente él entrar a la mente de Hermione para ver que rayos paso aquí, sin embargo sé que si lo hago... me mataría.

Suspiro justo en el momento en que una voz conocida nos hace voltear.

—Hermione, Draco —Al volver nuestra vista vemos a un muy pálido George, que viene hacia nosotros, se ve muy mal, con una mano en su abdomen y arrastrando una pierna, esto no hace más que preocuparme y parece ser que a Hermione también, pues, se separa de mi lado y sale corriendo a su encuentro.

Mi Razón Para Seguir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora