Capitulo 59

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Los meses siguientes pasaron desapercibidos. La pareja pasaba el tiempo en citas, conversaciones insignificantes, o en el mejor de los casos, mirando películas tendidas sobre la cama mientras sus brazos y cuerpos reclamaban la proximidad de la otra. Escuchaban música, reían de los malos chistes de Camila o terminaban las tardes caminando por la cuidad hasta que el sol se ocultaba.

-¡Nana!- saludó la pequeña sonriendo y abrazando a la anciana mujer cuando ingresaba al interior de la casa.

-Niña Camila.- respondió el abrazo con mucho cariño.

-¿Cómo está? Hace tiempo que no la veía aunque debo decir que se ve hermosa.-

-Te vi la semana pasada mientras tú y la niña Lauren entraban a hurtadillas a mi cocina y se robaban un bote de helado.- dijo entrecerrando los ojos al ver a la chica.

-Vale... en mi defensa, íbamos a ver una película muy triste y lo apropiado era tener un gran bote de helado junto a una caja de Kleenex. No puede culparnos por eso.- pidió sonriendo.

-Supongo que no.- respondió derrotada.- de todas maneras he apuntado dos botes de helado a la lista del supermercado.-

-Te adoro con mi vida, Nana.- rio abrazando a la mujer.- Iré por Lauren.- informó terminando el abrazo.- no quiero que llegue tarde a la final de sofball.- dijo dirigiéndose a las escaleras.

-Espera un momento.- detuvo a la pequeña.- Lauren no está en su habitación.-

-¿En dónde está?-

-En el sótano. Volvió a discutir con su padre y es muy probable que tenga un humor insoportable. Tenle un poco de paciencia.- pidió la mujer con tristeza.

-Lo haré.- respondió comprensiva. Durante todos estos meses, Lauren y su padre habían discutido en dos ocasiones y el humor de su novia no era fácil de manejar en esas circunstancias. Camila entró en la puerta que Nana le indicó para llegar al nivel inferior de la casa. Su mandíbula casi toca el piso al ver una piscina y varias máquinas de ejercicio alrededor de toda la habitación. La fina madera y la decoración del lugar eran un delirio.

-Creo firmemente que si abro otra puerta de tu casa, encontraré Narnia.- dijo caminando hacia la morena.

-Hola.- saludó Lauren deteniéndose para ver a la pequeña.

-Hola, cariño.- respondió Camila sin acercarse a su novia.- Nana me contó sobre la discusión con tu padre. ¿Quieres que hablemos?-

-No.- respondió volviendo a pedalear la bicicleta estática. El sudor en su cuerpo indicando lo agotada que estaba pero definitivamente Lauren no tenía intención de parar.

-Comprendo la mala relación que tienes con tus padres, pero no entiendo ¿por qué siempre evitas hablar de ello?-

-Porque no es algo a lo que deba darle importancia.- contestó indiferente. Camila se acercó suavemente a su novia.

-Pero te afecta, de lo contrario no estarías desquitando tu ira contra esa bicicleta.- puntualizó, viendo los tensos músculos en las piernas de Lauren al momento de pedalear.

-¡Me da igual!- recalcó elevando un poco su tono de voz. Camila se detuvo en seco sorprendida de la respuesta. Lauren no había vuelto a levantar la voz desde la primera discusión que habían tenido. Camila suspiró tratando de entenderla.

-De acuerdo.- habló retrocediendo los pasos que había avanzado.- Esta bien si no quieres hablar, sin embargo no esperes que me vaya y te deje sola.- habló con ternura. Lauren se arrepintió inmediatamente el haber tratado así a la pequeña. Detuvo el movimiento de sus piernas mientras un suspiro audible escapaba de sus labios antes de encontrarse con los oscuros ojos de Camila.

Real & Inmortal (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora