Capitulo 35

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Luke seguía sollozando contra la curva de mi cuello. Yo daba suaves caricias con mi mano a su espalda.

Levantó la cabeza con sus ojos rojos y hinchados.

-¿Quien te dijo de ellas?- preguntó con la mirada triste y confusa.

-Mi padre- Conteste simplemente.

-Dime, ayer parecías demasiado asustada, como si él que te descubrieran hablando conmigo fuera algo demasiado malo, ¿Que te dijeron de mi?- preguntó jugando con mi cabello. Ahora se encontraba sentado junto a mi en la azotea, con nuestro pies colgando al vacío.

-Me dijeron que me alejara de ti, que su hija no tendría que acercarse a un casado, que mi meta en la vida era terminar la preparatoria y entrar a Harvard, no andar de zorra con un casado.- Conteste citando cada una de las palabras de mi padre.

-¿Piensas alejarte de mí?- Preguntó.

-No. No me alejare de ti. Mira te contare algo ¿bien? Algo que ni Mike sabe, por favor no digas nada antes.- Pedí, realmente necesitaba decirlo.

-Te escuchó, princesa.- Algo en mi se revolvió con cierta alegría al escuchar como me había llamado.

-Cuando era niña se podría decir de unos seis o siete años, no vida no era como ahora, quiero decir, vivíamos en una casa rentada, papa apenas podía traer él sustento a casa y mamá... Ella hacia lo posible por no tener una crisis nerviosa. Mi hermano y yo eramos bastante unidos, salíamos a juzgar entre él lodo o con una vieja pelota al fútbol, se podría decir que tenía un comportamiento muy masculino- Sonreí al recordar esos momentos.-Cuando cumplí los nueve años, papa llego con una gran sonrisa en la cara diciendo que ya teníamos casa y que todo mejoraría a partir de ese día. Si, ya comíamos mejor, pero jamas se percataron de que mi hermano se encontraba enfermo, sólo le daban algún antibiótico, le tomaron importancia cuando él comenzó a vomitar sangre, lo llevaron al doctor, le practicaron estudios... Resultó que él tenía Leucemia. Hicieron lo que pudieron, le hicieron transfusiones pero él no sobrevivió. Murió a los 7 años. Desde ahí mis padres se enfocaron en que yo estudiara y fuera la hija perfecta, ya no podía jugar al fútbol ni ningún otro juego que no implicara muñecas y maquillaje. Él día que cumplí mis once años anhelaba una consola de videojuegos, pensé que mis padres me darían una. Error- Solté un risa cansada- Me dieron ropa, zapatos y brillo labial. Después me dijeron algo que hizo que me jurara a mi misma en cuanto cumpliera la mayoría de edad. Me dijeron "Asi te vestirá de ahora en adelante, como una señorita educada". ¡Carajo!, yo solo quería ser una niña normal, no crecer rodeada entre libros y ropa de niña mimada. Cuando cumplí los 16 me dieron a Petunia- Él me miro confundido- Mi auto. Aunque no sirvió de mucho ya que a veces camino hacia aquí y casi jamas salgo de casa, aunque ya tenia un carro donde poder huir. Desde entonces me he concentrado en ser la hija perfecta, buenas calificaciones, una vida social regular, y sin problemas. Para no levantar ninguna sospecha.Claro hasta hace una semana.- Termine mi relato con los ojos cristalizados, me dolía recordar a mi hermanito. Y me daba rabia él trato de mía padres, se supone que un padre siempre te apoyaría en lo que te guste aun si son cosas extrañas. Mis padres no son asi.

-Asi que piensas marcharte- Suspiro él rubio.

-Si- Él se quedó pensando mirando a la nada. Y ahora pensándolo bien, ahora que de algún modo estaba con él... Ya no quería irme.

-Escapemos juntos.

Mi Sexy Profesor  | Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora