La Chica De Los Ojos Violetas #NDAWARDS2016 #ColorFulAwards

Perdón

Sonó de repente Why you only call me when you hide, mi canción favorita de Artic Monckeys. Sí, me puse una alarma en el móvil, desgraciadamente tuve que bajar un montón de música porque sólo tenía reggaeton. Por si no había quedado claro, odio el reggaeton.

Me levanté rápidamente, en esta vida me sentía también con mucha más energía.
Me vestí rápidamente y con el mismo ánimo salí de la habitación, hoy quería ir a clase por muchos motivos.

- Hola mamá - dije entrando en la cocina.

Mi madre estaba sentada, estaba a la altura perfecta para darle un beso en la frente, y eso hice.

- Hola Amatista - me contestó.

En ese momento entró Ónix, aún en pijama, quitándose las legañas de los ojos. Miré el reloj, aún eran las siete menos cuarto, ni ella era tan madrugadora.

- ¿Qué haces vestida ya? ¿Te han hecho efecto al fin mis reprimendas? - se burló.
- Sí, Pepito Grillo - le seguí el juego -. Por cierto, ¿te sirvieron mis apuntes?
- Claro, casi tanto como un folio en blanco - puso los ojos en blanco.
- Vale, esa me la he buscado yo solita.

Cogí un trozo del pan que había en la mesa y me lo metí entero en la boca, mi madre y mi hermana me miraron sorprendidas, en esta realidad, ni en ninguna, eso era propio de mí.

Mientras engullía el gran pedazo de pan entró mi padre en la cocina pegando un bostezo.

- ¿Qué haces vestida ya? ¿Te han hecho efecto al fin sus reprimendas? - señaló a Ónix.

Las dos reímos y le dimos un abrazo, en seguida mi madre se unió.
- La familia perfecta - sentenció mi padre.

Ónix se vistió tan rápido como yo me cepillé los dientes, por lo que fuimos juntas al instituto.

- ¿Sacarás buena nota en el examen de geografía a pesar de mis pésimos apuntes? - pregunté decepcionada, no quería que tuviera una mala calificación por mi culpa.
- No te preocupes, aunque tus apuntes eran de historia y no me sirvieron de nada, el examen es a última hora, me aprenderé esa parte en los cambios de clase - sonrió despreocupadamente.

Llegamos al colegio, Ónix fue a hablar con el profesor de geografía, pero yo tenía cosas más importantes que hacer que aprender todos los ríos de la Península Ibérica. Dirigí mi rumbo a la enfermería. Entré sin siquiera llamar a la puerta. Gran fail.

En la sala, algo más colorida que la última vez que la vi, había una señora de unos cuarenta y pico de años, que me miró con cara de pocos amigos, supuse que era enfermera por los zapatos tan hortera que siempre calzaban las enfermeras que llevaba puestos. Esta oscultaba a un chico, y este chico no podía ser otro que Lucas.

- Hola - dije con desparpajo -, perdone - me dirigí a la enfermera, ¿usted conoce a una tal Emma?
- Creo que era la antigua enfermera, pero dimitió.
- ¿Por qué?

Lucas observaba la conversación, parecía concentrado en lo que decía, no pude evitar estremecerme.

- No lo sé, niña - respondió de mala manera -. Si quieres saber algo preguntaselo al director.
- Gracias por la información - dije mientras abría la puerta.

Pasaron las clases y por fin llegó la hora del recreo, fui al comedor y me dirigí sin demora alguna a Alexandra.

- Hola - me senté en frente de ella.
- ¿Qué quieres? - ni me miró.
- Quiero saber que ha pasado entre nosotras, antes éramos amigas.
- ¿Es que no te acuerdas? - se extrañó.
- Claro que me acuerdo, sólo quería oir tu versión de los hechos para arreglar las cosas.
- Mira, tú y yo no podemos estar juntas.
- Pero, ¿por qué? Me estoy disculpando por lo que hice, no pudo ser tan malo como para romper una amistad tan fuerte ¿no? - puso mala cara, ¿se puede saber que fue eso tan malo que hice?
- Vete.
- Perdón - le rogué.
- ¿Cómo vas a disculparte por algo de lo que ni siquiera te acuerdas? - dijo incrédula.
- Oye, ¿si te cuento algo me creerías?
- Quizás - dudó.
- Si me crees entenderás porque no recuerdo lo que te hice.