La odiosa pero cierta verdad

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- Hola Amatista - se adentró en el aro de luz, llevaba gafas de sol -, cuanto tiempo ¿no?

Su sonrisa de superioridad me daba ganas de vomitar, eso solo me quedaba bien a mí, pues tienes que ser superior para poder usarla.

- Ojalá hubiera sido más - la miré de arriba a bajo -, pero claro, necesito mi libro.
- Creo que te equivocas, este libro no es tuyo - dijo levantandolo.
- ¿Y se puede saber de quién es entonces? - no sabía si estaba confusa o indignada.
- No es de nadie.
- ¿Qué? Me lo dio aquella chica del bosque.
- Ella te dijo que protegieras el libro con tu vida, no que el libro protegiera la tuya.

¿Cómo podía saber eso? Nunca se lo conté a nadie. Es imposible que lo sepa, solo estábamos esa chica y yo.

- Sí Amatista - se quitó las gafas mostrando unos enormes ojos violetas -. Yo era esa chica, yo te di el libro, yo maté a tu padre.

¿Qué? No podía ser verdad, no era justo, le quedaba toda una vida por delante.

Me quedaba toda una vida por delante.

- ¿Por qué? - dije en un susurro.
- Hay cosas de las que no estas preparada para saber - me subestimó.
- ¿Que no estoy preparada? Te diré para lo que no estaba preparada. No estaba preparada para ver a mi padre morir delante de mis ojos, no estaba preparada para ir sola de noche por el bosque y no estaba preparada para tener ese libro en mis manos - estaba llorando.

Entonces ocurrió algo inesperado. Cogió el libro y lo abrió, luego sacó una pluma como la mía, pero con la punta plateada. Miré en mi bolsillo y también estaba mi pluma, debían de haber dos.
Comenzó a escribir, cerró el libro y lo volvió a abrir.

- ¿Cómo es que tienes una pluma? - pregunté cuando conseguir callar mis quejidos.
- ¿En serio pensabas que eras tan especial como para ser la única que tiene este poder? - dijo entre carcajadas - Yo te di este libro, esto es una estirpe de destinyx - debía de ser el término que se usaba para definirnos -. Cuando la pluma se vuelve plateada - me la mostró - es hora de que el libro rote al siguiente descendiente. Mientras es plateada aún sirve, pero durante poco tiempo, pues después se vuelve totalmente blanca y deja de funcionar.
- ¿Después de cuatro años aún no se ha vuelto blanca? - pregunté extrañada.
- Cinco - me corrigió -, estuve durante un año entero buscando a la chica de los ojos violetas. Y no sé, debe ser que el libro ha previsto que la necesitaría.

Estúpida respuesta, el libro no estaría jamás deacuerdo con ella.

- Ahora te daré el libro, pues la pluma me indica que ya debo cederlo. Pero antes - se paró a leer -, Sergio, vete y te perdonaré la vida.

Silencio

- Sergio, marchate - le ordené.

Oí pasos que se marchaban, pero no miré hacia atrás.

- Bueno - prosiguió -, ahora que te he encontrado debes tener el libro, aunque nada será lo mismo después de que sepas quién soy y qué he hecho, así que... - hizo un rayón enorme en el libro y siguió hablando poniendo una voz estúpida mientras escribía -:
Acababa de descubrir lo que esa mujer tan hermosa había hecho en mi vida.
Me irrité tanto que intenté arrebatarle el libro de las manos, pero como soy tan torpe - hizo hincapié en lo último - me caí dándome un fuerte golpe en la cabeza y perdiendo el conocimiento. Al despertar no recordé nada de lo sucedido.
- No te atrevas a manipular mi destino - grité.
- Cariño - cerró el libro -, ya lo he hecho.

Entonces lo agitó para que fuera a por él como si de un perro me tratara.
Quería quedarme allí, pero mis pies se movían solos.
Oí su risa.
Mientras corría me tropecé con mi propio pie. Caí, mi cara rebotó sobre el pie de la farola.
Sentía la sangre correr por mis labios y mi nariz.
Poco a poco sentí que me quedaba dormida.






La Chica De Los Ojos Violetas #NDAWARDS2016 #ColorFulAwards Donde viven las historias. Descúbrelo ahora