Parecía que le iba a inyectar mi sangre. ¿Por qué mi sangre?
Aquí esta pasando algo, algo muy gordo, y tiene que ver con Ónix.Mi padre repitió el mismo proceso de antes, aunque esta vez pude contemplar como la aguja penetraba su piel. Era increíble como Ónix ni se inmutaba con aquellas agujas, debía estar acostumbrada.
- Bien chicas, esperad a que recoja el laboratorio, ahora os llamo - dijo mi padre.
- Ojalá hoy funcione - mencionó Ónix.Mi padre le puso la mano en el hombro a mi hermana, no pude evitar sentir celos.
- Ojalá - repitió mi padre.
<¿Qué tiene que funcionar> pensé, pero no dije nada, no quería levantar sospechas. Llevaba demasiado tiempo intentando no levantar sospechas, callándome. Estaba harta de no entender nada.
Salimos al mismo parquecillo de antes, nos sentamos en el mismo banco.
Se formó un incómodo silencio entre nosotras dos. Bueno, no era incomodo para mí, yo sólo procesaba todo lo que había pasado en los dos últimos días.Miraba al columpio que tenía en frente. El viento lo balanceaba suavemente, siguiendo un ritmo constante y correcto, hasta que llegó una niña, rubia con los ojos verdes. Pasó corriendo, hizo que el columpio girara y se moviera de forma brusca. Había modificado su trayecto, como yo mi destino.
Quizás lo que había hecho estaba mal, quizás no debería haber cambiado el destino de Lucas, él no se merecía eso.
Debía proteger el libro de que cayera en malas manos, cuando las mías eran las más peligrosas.
Nadie se merecía que yo cambiara su vida a mi antojo, ni siquiera yo misma.- Amatista - me sobresaltó Ónix -, perdón por haberme tomado tu consejo así, pero es que...
- Te gusta mucho - acabé su frase.Ella rio, al igual que yo.
- Además, él no es lo que aparenta.
- Lo sé, nada es lo que parece - dije más bien para mí misma.Pasaron unos segundos en los que meditamos sobre lo que acababa de decir, hasta que Ónix rompió el silencio por segunsegunda vez.
- Por cierto, he pensado en si podrías hacer de modelo para mí.
- ¿Yo? - dije extrañada, la fotogeneidad nunca había sido mi fuerte.
- Sí, tú. Sería guay y así podrías conocer mejor a Gabriel - se sonrió tímidamente.
- Bueno, si te hace ilusión - contesté.Quería mucho a mi nueva hermana, una pena que fuera a desaparecer de este mundo en cuanto encontrara mi libro.
- Vamos chicas - apareció mi padre.
Nos levantamos como resortes y volvimos al coche.
En la radio sonaban canciones pop que mi padre cantaba sin mucho éxito en afinación, cuando no se sabía la letra balbuceaba sílabas al azar. Ónix y yo nos mirábamos cada vez que lo hacía, las dos deseabamos que se callara.
Bueno, al menos yo, sus intentos de imitar a Kate Perry me hacían querer llorar por los oídos.
Me aguanté y volví a mirar el paisaje y a pensar en nada.Llegamos a casa y no me lo tuve que pensar dos veces. Cogí el móvil y llamé a Alexandra. Debía hablar con ella cuanto antes.
Dejé sonar el teléfono, hasta que saltó el contestador. Repetí el proceso varias veces, pero nada, y no es que Alexandra no estuviera pendiente del móvil, todo lo contrario. ¿Por qué motivo me ignora?
Pasé el día llamándola una y otra vez, y una y otra vez saltaba el buzón de voz. Esto era frustrante, lo tengo merecido por nunca responder a los mensajes de mi móvil.
Como no conseguía lo que quería, y yo siempre consigo lo que quiero, me presenté en la puerta de su casa como quien no quiere la cosa.
Como quien no quiere la cosa me colé en su habitación a las once de la noche.Entré por la ventana, que por suerte estaba en un primer piso, y la vi, ya durmiendo, dice que si no duerme bien entre semana le costará más aguantar despierta cuando sale por ahí.
Me acerqué a su cama para despertarla con suavidad, pero me caí.
- ¡¿Quién anda ahí!? - gritó asustada.
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La Chica De Los Ojos Violetas #NDAWARDS2016 #ColorFulAwards
AbenteuerSoy Amatista y no, mi historia no trata de una chica normal a la que un día... no. Ahora te propondré una pregunta: ¿Qué hariais si tuvieras 14 años y te gusta un chico? Perdón, rectifico: ¿Qué harías si tuvieras 14 años y te gusta un chico, y tuvi...