La Chica De Los Ojos Violetas #NDAWARDS2016 #ColorFulAwards

Menudo director

- Ahora tengo muchas preguntas - dije desconcertada.
- Bien, pero espera a que termine la clase, el profe nos está mirando.

Levanté la vista y me di cuenta de que era cierto, no pude evitar enrojecer al ver que el profesor no era el único que nos miraba, toda la clase estaba pendiente de nosotras.
Marta tapaba con su mano una chillona risa, definitivamente me había excluido de la popularidad; en fin, fue bonito mientras duró, en realidad no.

Terminó la clase y aproveché mientras todos salían para hablar con Ónix.

- Para empezar, ¿cómo es que sabes música?
- Mamá nos apuntó en clases de piano cuando teníamos ocho años, tu dejaste de ir porque tenías que ir a clases particulares, pero yo continué con canto y guitarra.
- Ah - fue lo único que que se me ocurrió decir -, he estado poco pendiente de ti estos años - dije avergonzada.
- Lo sé de primera mano.

Tras aburridas matemáticas Alexandra y yo nos dirigimos de nuevo a secretaría.

- Amatista - me llamó una voz ronca mientras casi corría por el pasillo.

Empecé a maldecirme a mí misma por haber ido por ese camino.

- Espera un momento - dije a Alexandra.

Ella asintió.

Me di la vuelta y me acerqué a él.

- Aún no me has contestado - sonrió de forma pícara.
- Sí, la respuesta es sí.
- ¿Qué sabes hacer? - preguntó.

¿Qué dijo Ónix que sabía hacer? Ya me acuerdo.

- Sé tocar el piano, la guitarra y cantar.

Era horrible mentir, me temblaba la voz y sentía que sobreactuaba, sólo podía repetirme una y otra vez "no se dará cuenta".

- Guay, entonces he acertado contigo.
- Sí, supongo - dije, aunque en realidad pensaba "no, pues claro que no".

Volví con mi anterior tarea.
Esto era una pesadilla, la última vez que hablé con el director no hubo que pedir cita ni mucho menos, pero cuando entré al despacho, después de media hora sentada en esa incómoda butaca, supe porque.

El despacho era muy distinto, no parecía un despacho, ahora era mucho más moderno. Tampoco el director era el mismo, éste era mucho más joven, llegando a resultar atractivo.

- ¿Qué queréis chicas? - preguntó acomodándose en su silla.
- Pues... ella quería decite algo - dijo Alex casi empujándome a hablar.

Al parecer ella tampoco estaba al tanto del cambio de director. Al entrar al despacho de un director esperas ver a un hombre mayor, aburrido y con algo de calva; y no a un hombre de unos veinte años con unos ojos azules y una sonrisa implacable.

- Para empezar, ¿cómo te llamas? - dijo amablemente.
- Soy Amatista, y - tosí - he venido para preguntarte, digo preguntarle - sonrió al ver que le trataba de usted, era raro llamar de usted a alguien poco mayor que yo - que si sabía el paradero de su antigua enfermera Emma.

Quedó pensativo un rato.

- Con que buscas a Emma, ¿puede saberse el porque?
- Digamos que cuando se fue se llevó algo que me pertenece.
- También se llevó algo que me pertenecía - dijo con nostalgia.

Estaba empezando a no soportar ese aire pensativo y ese tono poético que usaba todo el rato, como si reflexionara todo lo que ocurre.

- O sea que tuvisteis un rollito - cortó Alex el silencio.

No pude evitar reirme para mis adentros, seguro que lo dejó con una estúpida carta a lo <debo irme, es mejor para los dos, aunque tú vayas a sufrir un montón, es mejor> o <no es por ti, es por mí y mi extraña manía de destruir vidas de personas>

- Sí, un rollito - dijo con desdén.
- Bueno - dije tras un breve silencio -, ¿sabe donde puede estar?
- Creo que está en alguna ciudad de Ucrania.
- ¿Ucrania? - pregunte asombrada.
- Sí, dijo que quería huir de la vida que llevaba.
- Muchas gracias por la información, nos servirá de mucha ayuda - dije.
- De nada Amatista, espero volver a verte por aquí - me sonrió.

Yo le devolví a sonrisa y salí, detrás de mí salió Alex.

Fuimos caminando juntas a casa, por el camino hubo un gran silencio, las dos pensabamos sobre lo ocurrido.
Temía decir lo que iba a hacer, me tomaría por una loca, aunque ya debiera de haberlo pensado.

- Mañana nos vamos a Ucrania - dije por fin.