- Tranquila Alexandra - susuré, no quería despertar a su familia.
- ¡¿Amatista!? - gritó, pero esta vez de enfado.
- Shhhh - la callé.
- ¿Qué haces aquí? - bajó la voz.
- Es que iba a entrar en una casa a despertar a alguien, es mi hobbie, y casualmente entré a tu casa - dije irónicamente.
- Pues bien, ya me has despertado, puedes irte a seguir con tu "hobbie" - se acurrucó en sus mantas de franela.
- Sabes perfectamente porque he venido.
- Amatista, ¿no puedes esperar a mañana para hablar conmigo? - casi suplicó
- Mi intención era hablar a horas más decentes, pero es que no me cogías el teléfono.
- Vale, vale, cuéntame esa historia tan importante y difícil de creer que va a hacer que te perdone - se sentó con las piernas cruzadas, yo también me senté.- A ver, ¿cómo explico esto? Yo tenía un libro.
- Un libro - repitió con desdén.
- Sí, un libro - debía de ser ridículo, para mí, y para todo el que me viera -, un libro con el que podía ver el destino de las personas - me miraba como si de una lunática me tratara -. También podía cambiarlo, como cambié el del profe de literatura o el de Lucas - al decir su nombre casi se le salen los ojos de las cuencas, decidí ignorar ese gesto -. Pero ese libro me lo dio Emma, la antigua enfermera, la que mató a mi padre - pareció empezar a atender a la historia -. Por ello cambié mi destino para no caerme y que él viviera, bueno, primero no lo conseguí, pero al final como que viajé en el tiempo tomando de la tinta de mi pluma...
- Vale - dijo algo extrañada -, espera que me pierdo, ¿has cambiado tu destino?
- Sí, por ello no sé que ha pasado, antes éramos amigas, y me pone muy triste verte mal. Quiero cambiar todo lo que he hecho en esta "dimensión" o "realidad" o lo que sea.
- No te preocupes por eso ahora, te creo, ¿cómo puedo ayudarte? - quedé perpleja unos segundos.Así era Alexandra, hasta mis cosas más locas creía, incluso después de haber hecho... lo que fuera que hice. No pude evitar sonreirle, era lo menos que podía hacer para agradecerle todo, era mi mejor amiga, ni el libro podía cambiar eso.
- Lo primero es encontrar el libro.
- Pues... ¿cuándo fue la última vez que lo viste?
- Cuando cambié mi destino - dije sabiendo lo inútil que era esa información -, pero tengo dos teorías: Emma aún tiene el libro o se lo ha dado a otra destinyx.
- ¿Destinyx? - preguntó extrañada.
- Es como... nuestra raza, la de las personas que deben tener el libro, las que tienen los ojos violetas.
- Bien, sólo hay que localizar a Emma - dijo con espíritu aventurero.
- Vale, pero esperemos a mañana - dije señalando al reloj, iban a ser las doce.
- Hasta mañana - me acompañó a la ventana -, y deja ese hobbie tan raro.Me reí, ella también, era genial ser amigas de nuevo, alguien con quien contar, alguien que crea todas tus locuras.
Volví a mi casa y dormí y desperté. Tenía ganas de ir a clase, había muchas cosas que hacer. Ponerme al día con Alexandra, buscar a Emma y hacer de modelo.
Llegué a clase y lo primero que hice fue ir a por Alexandra, pero por el camino me frenó Ónix con cámara en mano.
- Amatista, le he pedido al profe de matemáticas que te deje la hora para que me ayudes.
- ¿Y cómo voy ha coger apuntes?Se rio.
- Basta de bromas, ven conmigo.
Me agarró del brazo y tiró de mí, tenía mucha fuerza, tanta que consiguió arrastrarme en contra de mi voluntad hasta el aula de fotografía.
Abrió la puerta y todo el mundo nos miró, incluido Gabriel.No pude evitar ponerme colorada, debía de ser ridícula mi postura, casi horizontal.
- Aquí está nuestra modelo - sentenció Ónix en un intento de presentarme.
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La Chica De Los Ojos Violetas #NDAWARDS2016 #ColorFulAwards
DobrodružnéSoy Amatista y no, mi historia no trata de una chica normal a la que un día... no. Ahora te propondré una pregunta: ¿Qué hariais si tuvieras 14 años y te gusta un chico? Perdón, rectifico: ¿Qué harías si tuvieras 14 años y te gusta un chico, y tuvi...