19- Éxtasis: día 5

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Noté sus calidos labios besánsome la espalda. Si había alguna manera más bonita de despertarme la desconocía. Me abrazaba por detrás como si quisiera meterme dentro de él. Su corazón palpitaba su piel y la mía. Su miembro erecto me rozaba las nalgas mientras me acariciaba con sus dedos asperos un pezón.

-Házmelo por detrás -dije medio dormido.

-¿Qué has dicho? -Exclamó Mateo.

No me había dado cuenta, la fase de pasar de estar dormido a estar despierto me había jugado una mala pasada. Nunca habíamos hecho nada por el culo, yo no me atrevía, y el,... tampoco. Pero fué decir eso y que su polla se pusiera recta de golpe. Tampoco era ninguna mentira. De golpe estaba tan excitado que me daba igual, tenia curiosidad por saber lo que se sentía.

-Me apetece sentirte dentro de mi -insistí.

Me di la vuelta y le besé. Nuestros miembros se rozaban y sentía que tanto él como yo quería más. Nos masturbamos juntándonos las pollas. Luego mi boca descendió casi inevitablemente hasta su polla. Me pregunté si me cabría en el ano mientras la mantenía en mi boca.

Sus dedos recorieron mi espalda hasta llegar al culo, donde me lo acariciaron con delicadeza primero con un dedo, luego con dos. Intentando dilatarlo con suavidad a base de caricias.

-Quiero que me folles -dije sin darme cuenta.

Me dolía bastante, me apretaba contra él y aun así queria notarlo más y más dentro. Me tumbé boca arriba, levante las piernas y dejé que me penetrara. Era todo tan... surrealista... como si aun estuviera soñando. Pero no era así, Mateo estaba realmente frente a mi, con su cuerpo perfecto, sintiendo placer a la vez que él. Podía ser que si fuera un sueño, pero un sueño hecho realidad. Sentí como me corría sin poder evitarlo y el ni siquiera me había tocado la polla. Pero no era una corrida como las de siempre, esa vez era distinto. Tenía ganas de gritar, de reír, de llorar,...

Ojalá todo aquello durara para siempre. Pero esa misma tarde lo llamaron.

-Mi novia esta en el hospital, tengo que ir a verla... -me dijo después de comer.

-¿En serio después de estos dias aun la sigues llamando novia?

-No lo entiendes... aun no he cortado con ella. -Eso me traía sin cuidado-.  Tengo que ir a casa a ver al menos lo que le ha pasado y hablaré con ella.

-¿Y yo que hago?

-¿No puedes quedarte aquí unos días?

-¿Qué?

-Espérame aquí, y seguiremos donde lo hemos dejado.

-Pero...

Me cortó con un morreo.

-Prométeme que me estarás esperando aquí.

-Te lo prometo -le dije al fin. No podía decirle que no a esa preciosa mirada-. Te estaré esperando.

¿Que iba a hacer sino?

Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora