2- Pareja

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—¿Tienespareja? —me preguntó el chico antes de que empezara la siguienteclase.

—No. ¿Y tu? —le contesté al instante. ¿Por qué quería saber yo eso? Es más, ¿por qué quería saber él si alguien yo tenía pareja? ¿No estaba claro?

-Entonces, ¿quieres hacerlo conmigo?

-Pero yo no... -dije más nervioso que antes.

Empezó a reírse tan fuerte que lo escuchó toda la clase. Su sonrisa era tan... ¿Bonita? ¿Agradable? No habría sabido  como describirla. Entonces se dio la vuelta y me miró con esos ojos que penetraron en los míos y volvió a hablar con el mismo tono de voz grave de antes:

-Creo que no estamos hablando de lo mismo. Me refiero al trabajo en parejas que tenemos que presentar dentro de dos semanas en clase.

-Ah, claro,... eso tiene más sentido -noté como se me subían los colores-. ¿No tienes con quien hacerlo?

-Que va. Mi amigo con quien siempre hacía los trabajos en grupo se mudó a Italia la semana pasada, ¿no te acuerdas?

-Ah sí, es verdad.

Era mentira. Lo que era verdad es que ni siquiera sabía de quien me estaba hablando. Casi no reconocía a mis compañeros de clase, sólo a alguno. De hecho no me acordaba ni del nombre del chico que me estaba hablando. Me sentía tan incómodo que tuve que levantarme de la silla y salir un rato de la clase. 

-¿Dónde vas? -me preguntó.

-Al baño. Llevo un rato que me estoy meando.

-Yo también tengo que ir. 

Y se levantó detrás de mi y empezamos a andar los dos por el pasillo del instituto uno al lado del otro. Yo no era de los chicos más altos de la clase. Pero él tampoco. Me sacaría más o menos tres dedos de altura. Unos chicos le saludaron por el camino y se paró a hablar con ellos, cosa que agradecí porque fue la manera de que me perdiera de vista.  Por suerte en el baño tampoco había nadie. Por fin podía estar tranquilo.

Los urinarios del instituto estaban uno al lado del otro y sin separación, yo me acerqué al que estaba más alejado de la puerta. Y cuando empecé a mear entró él, que se puso justo al de mi lado.

-Tío podrías haber esperado.

-Lo siento, es que me estaba meando.

-No pasa nada -dijo riendo. 

No puede contener girar la cabeza para observar otra vez esa sonrisa tan... bueno, ya sabéis, esa sonrisa que no sabía describir. A parte de su sonrisa vi sus ojos. Sus ojos que estaban clavados en mi polla.

Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora