[Éste es el capítulo especial que os prometí para celebrar los 1.000 votos y las ya más de 10.000 visitas, muchas gracias a todos de verdad. Varias personas me pidieron un capítulo sobre el punto de vista de Mateo y capítulos más largos y aqui lo tenéis.]
No estoy seguro de porqué me acerqué a él. Quizá fué simple curiosidad, quizá me estaba cansando ya de estar siempre con la misma gente de siempre. Ese chico que nunca hablaba con nadie y que se mantenía apartado del resto para mi era todo un misterio. Su nombre me quedó grabado des de la primera vez que lo escuché.
-¿Ethan? -dijo la profesora pasando lista.
Él sólo se limitó en levantar la mano, sin cambiar lo más mínimo su expresión. Pese a su nombre exótico, no sentí que nadie más, a parte de mi, le prestara la más mínima atención.
Lo que tengo claro es que en un principio, nunca me acerqué a ése chico pensando en que la curiosidad que sentía por él no era más que el camuflaje de una atracción mucho más fuerte. Una atracción de la que tardé en darme cuenta de que existía.
Y es que pese a que siempre tendía a actuar sin pensar mucho en las consecuencias, él fue la primera persona que me hizo plantearme cosas. ¿Y si le molestaba que le hablara? Pensaba que si estaba solo sería porque ninguno de la clase le caíamos bien, que no le gustaba estar con la gente. Pero había tantas cosas que quería saber de él... ¿Por qué siempre estaba así? ¿Por qué nunca hablaba? ¿Como sería su tono de voz? ¿De donde provenía su nombre tan extraño? ¿En que pensaba siempre? Pero por una parte, yo estaba tan acostumbrado a hablar con la gente que las palabras me salieron solas:
-¿Te encuentras bien? -le dije.
Fue entonces cuando me di cuenta de que algo fallaba en su mirada, que no era feliz estando solo, que necesitaba la ayuda de alguien. ¿Que clase de problemas habría tenido? Sus ojos solo me pedían comprensión, que me quedara con él, que no le abandonara. Me senté a su lado, dispuesto a escuchar la siguiente clase que estaba a punto de comenzar. Una clase que se alargó más de lo debido, nos explicaron cuatro mierdas y algo de un trabajo en parejas. Era una buena ocasión para acercarme un poco más a él, para conocerlo mejor e incluso ayudarle a escapar de toda esa mierda que le atormentaba y que yo desconocía.
Antes de que empezara la siguiente clase fuimos los dos al baño. Aun que él ya estaba meando cuando yo entré, me puse justo a su lado. Era la primera vez que me fijaba en su altura, si yo era de los chicos más bajitos de la clase, él era el que más. En ése momento en que estábamos meando me acorde de una conversación con mis amigos en la que debatíamos sobre "chico pequeño, polla grande". Le miré de reojo a ver si cumplía la norma. Y vaya que si la cumplía.
No sabía porqué, pero siempre había tenido curiosidad por saber cómo son los genitales de los otros chicos y compararlos con los míos. Y no porque me atrajeran los chicos, sino para subir mi propia autoestima. Me di cuenta en seguida de que me había pillado observándolo, por lo que intenté disimular y como no dijo nada, olvidamos ése tema.
Durante los días siguientes, incluso en clase de deportes, me ponía con él en las actividades en pareja, pese a que varios de mis compañeros me pedían que fuera con ellos.
Al principio me costaba comunicarme con él, era bastante tímido y nuestras conversaciones eran bastante cortantes. Hasta llegué a pensar que no quería hablar conmigo, pero al fin y al cabo, él seguía sentado a mi lado y no le importó que fuera a su casa a hacer el trabajo en parejas para clase. ¿Y qué si esa misma tarde me dijo que se encontraba mal para que me fuera? ¿Si tanto le molestaba mi presencia por qué se aferraba tan fuerte a mí cuando se subía a la moto? Ninguno de mis amigos me cogía de ésa manera cuando le llevaba en la moto, ni tampoco me miraban de la misma manera como me miraba él. Su forma de mirarme era similar a la de las chicas que sabía que les gustaba. Sólo que él era mucho más directo, porque él, a diferencia de las demás personas que conocía, le gustaba mirarme, disfrutaba con tan solo observarme y en mi cabeza no cabía la idea de que un chico me pudiera mirar de ésa forma. Supongo que por eso acabó gustándome tanto.
Pero al fin y al cabo, cuando salí de la ducha el día que vino a mi casa lo vi más claro que el agua. Susurraba mi nombre mientras se tocaba, me parecía surrealista que un chico pensara en otro chico mientras se masturbaba, no podía ser que yo le gustara de esa forma. Reconozco que había chicos que me parecían guapos, pero nunca me llegué a plantear que pudieran atraerme sexualmente hasta que vi a Ethan en ése estado. Pero, pese a lo que me habían inculcado mis padres des de pequeño, tampoco me pareció antinatural imaginarme junto a él de la misma manera que él lo estaba haciendo.
Tenía que invitarle a pasar la noche. No dudé en hacerlo, aun que fuera por simple curiosidad o por conocer un poco más a ése chico que me llamó la atención des del primer día. No fue nada difícil convencerlo para que se quedara después de la fiesta del instituto.
Mis padres no dejaban que trajera amigas a casa, pero en cambio amigos sí,... no creo que si hubieran sabido mis intenciones de ésa noche, me hubieran dejado traerlo o si me habrían echado antes de casa. Una de las manías de mi padre era meterse con los gays, pero tampoco tenía porque enterarse de nada, Ethan era solo un amigo como cualquier otro.
Lo de ésa noche había sido todo planeado por mi y mi intención era que no volviera a pasar algo similar. Pero en cambio, por mucho que intenté evitarlo, mis impulsos iban cada vez más dirigidos a Ethan que a cualquier otra persona. Pero lo de esa noche no se podía volver a repetir, no al menos en el sitio dónde había crecido y me había ganado una reputación y unas etiquetas que necesitaba conservar por mi bien y por mantener contentos a todos los que formaban parte de mi vida.
Ese sería mi secreto de heterosexual.
ESTÁS LEYENDO
Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]