Los días siguientes a su partida fueron los más raros. Hablábamos muy poco por whatsapp y a penas sabía nada de él. Es curioso que sus palabras me resultaran tan vacías si no iban acompañadas de su voz.
En el mundo real volvía a ser lo mismo de siempre, era como si Mateo nunca hubiera existido. En clase nunca escuché a nadie hablar de él y eso que se llevaba bien con todos los compañeros. Parecía que el único que le recordaba era yo. Pero quien era yo sino un chico cualquiera perdido en la vida.
-¿Que te pasa? -Darío me miraba fijamente. Si no fuera por él no me hablaría con nadie en clase. Y no hablaba con él porque yo quisiera, sino porque se acercaba a entablar conversación conmigo.
-No me pasa nada- le contesté.
¿Que le importaba a él? Además ni yo sabía que me pasaba. Estaba feliz porque a lo mejor se iba a curar. Pero también estaba triste porque a lo mejor no le volvería a ver más.
-Llevas días así ¿Lo has dejado con tu amigo?
-Bueno, es que... -la verdad es que ni yo lo sabía. Tampoco sabía si hacía falta contárselo a él, pero era la única persona con la que podía conversar sobre esos temas. En mi entorno Darío era el único que conocía mi secreto.
-Tranquilo, no tienes porque contármelo si no quieres.
No es que no quisiera, simplemente es que no sabía si era necesario que nadie más lo supiera. Era mi dolor, esa felicidad amarga que llenaba mis pulmones des de el último beso que me había dado. Nadie me obligaba a compartirlo.
Me abrazó. Sí. Una persona que no era Mateo me estaba abrazando. Sin previo aviso, sin yo pedírselo. La gente que estaba pasando por el pasillo del instituto nos miraba y luego desviaba la vista.
¿Tan raro era que dos chicos se abrazaran? Para mí lo era, pero no porque fuera un chico, sino porque se trataba de un chico con el que apenas tenía confianza. Éramos el centro de atención.
-Entiendo como te sientes y que no quieras hablar de ello. Pero se te da muy mal disimular -me dijo.
Y sin previo aviso lo vi venir. Vi venir ese beso pero no lo esquivé hasta que sus labios se rozaron con los míos. No quería cagarla ora vez. Debía mantenerme leal a Mateo. Porque él era todo lo que quería y des de las últimas cosas que habían pasado estaba seguro de que él también me quería a mí. Aun que no supiera cuando volvería a verle, o si volvería a verle.
-Lo siento,... -le dije alejándome de él.
-No pasa nada, tranquilo. Soy tonto, no debí,... -dijo Darío nervioso.
-Me tengo que ir.
-Si necesitas algo, lo que sea,... puedes contar conmigo -dijo a la distancia.
Apenas lo escuché. Eso no era lo que yo quería. Salí del instituto, sin darle importancia a las clases que tenía a continuación. Busqué el contacto de Mateo en mi móvil e hice lo que debería haber hecho hace tiempo: llamarle. Pero no fue su voz lo que escuché al otro lado del auricular, si no a la teleoperadora.
"Lo sentimos, el número que ha marcado no está disponible. Le pedimos que vuelva a intentarlo más tarde".
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Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]