35- Esconderse

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-¿Es tu novio, verdad? -me volvió a repetir el chico nuevo.

-No... ¿como va a ser mi novio? Solo es mi amigo -intenté responder con toda la naturalidad del mundo.

-Venga a mí no me engañas. Quizá las otras personas no se dan cuenta, pero yo en este tipo de cosas nunca suelo fallar.

Me quedé en silencio. Intenté buscar alguna escusa, algo que demostrara que no había nada a con Mateo más allá de simple amistad. Que al fin y al cabo no era ninguna mentira, Mateo era mi amigo independientemente de como pasábamos el tiempo o de si éramos algo más. Entre todo eso, amistad, lo que era amistad si había. 

Darío me puso una mano en el hombro al ver que no contestaba y dijo en voz baja:

-No te preocupes. Entiendo que lo queráis llevar en silencio, después de todo lo que está pasando últimamente.

-¿A que te refieres? -le pregunté dudando de si era una buena idea seguir hablando con él.

-Tío, ¿no ves las noticias?¿No lees los periódicos? Los homosexuales que son acosados por la calle y asesinados día tras día. ¿No crees que es mucha casualidad que la gran parte sucedan por esta región?

-No es casualidad, este país siempre ha sido un nido de homófobos -dije.

-A lo mejor yo también debería haberme ocultado,... Después de todo esto no es buena idea ir diciendo por ahí que soy bisexual. Pero y lo bien que sienta poder decir lo que eres sin miedo a nada, sin esconder nada,... No sé si me entiendes,... pero tener que reprimirte por miedo al que dirán, es una mierda.

-Bueno, pero te acabas de mudar aquí, si tienes miedo de algo, nadie tiene porque saber nada de tu orientación sexual.

-Creo que no me has entendido. Yo no soy igual que tu, o que ese "amigo" que tienes -dijo Darío levantando las cejas.

-Y tu no me entiendes a mí. Tu no sabes la homofóbia que hay en su casa, ni en esta ciudad.

-Pues ayer lo comprobé.

-¿Qué? -no estaba entendiendo nada. 

-Que comprobé la homofóbia de esta ciudad ayer por la noche. Estaba saliendo de un bar con otro chico -me quedé callado impaciente, preparándome para escuchar su historia-. Casi no nos conocíamos, pero habíamos bebido un poco cuando me lanzó un beso. Entonces a lo lejos escuchamos a alguien gritar: "¡eh, maricones!". No estoy seguro de como pasó exactamente, pero nos atacaron. Nos querían pegar y uno sacó hasta una navaja. Nos rodearon, tres contra dos. El que parecía el cabecilla era un señor de mediana edad, tendría unos 40 tacos, nos dijo que no les daba miedo nuestra estatura ni nuestra fuerza, que merecíamos morir. No es por alardear, pero estoy bastante fuerte, y aun que con miedo, pudimos escapar. ¿Pero y si hubieran sido más?¿Y si hubiera ido solo? Seguramente ni lo hubiera contado,...

Tragué saliva. ¿Que se supone que debía decir en un momento como ese? 

Darío fue quien cortó el silencio:

-Por eso os entiendo a vosotros dos. Pero yo prefiero vivir aterrado y siendo lo que quiero ser, en lugar de esconderme.

Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora