15- Éxtasis: día 2

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Dormido estaba monísimo. Se me aceleraba el corazón solo de verlo allí delante mío. Los rayos de sol que entraban por la ventana hacían que cada parte de su piel brillara y entre las piernas, la parte que no podía dejar de observar, como colgaban sus bolas y su polla rodeados por un matojo de pelo. Sus partes más íntimas expuestas delante de mi, era algo que nunca me hubiera imaginado fuera de los sueños.

Mi barriga hizo un estruendo. Normal, la noche anterior al final no habíamos cenado. Me levanté, me vestí y salí a comprar algo para que pudiéramos desayunar. ¿Le gustarían los croissants? ¿Preferiría leche o zumo? ¿Qué más daba? Hacía una buena mañana para pasear, aun que a lo lejos se veían unas oscuras y gruesas nubes que seguramente serían de lluvia. ¿Y para que quería pasear teniéndolo a él esperándome en el apartamento?

Cuando llegué a casa Mateo estaba sentado en el sofá mirando la tele, con los calzoncillos que llevaba puestos yo anoche. Dejé la bolsa con el desayuno encima de la mesa. Al verme, pagó la tele y se acercó.

-Buenos días -le dije. 

-¿Que has traido? 

-Un poco de todo, no sabía que te gustaba y...

-Escucha -me interrumpió-. Prometeme que nadie va a enterarse de lo que estamos haciendo aqui. 

-¿A quién se lo iba a decir? Si eres la única persona con la que me relaciono. 

Mateo me miró con seriedad y luego bajó la mirada.

-Lo siento... creo que no he sido justo contigo. Merecías una explicación antes de que te traiera hasta aquí... Pero tenía miedo que pensaras que me aprovechaba de ti y te negaras.

-¿Como me iba a negar? ¿Tu estas tonto?

Las palabras se escaparon de mi boca sin siquiera pensarlas.

-Lo más seguro es que sí lo sea -su respuesta me sorpendió-. Nunca me he atrevido a mostrarme como soy realmente. Pero con razón. Mis padres,... si se enteran de esto me matan,... mis amigos dejarían de hablarme,... mi novia es solo un pasatiempo. No sé si puedes entender lo que llevo tanto tiempo aguantando.

-No... no creo que pueda entender el peso que supone aguantar eso. Porque yo nunca he tenido nada de eso -di un paso hacía él-. Pero si hay algo que entiendo eso es el porqué estamos aqui y ahora.

Me abalancé sobre él con un beso y se dejó caer encima del sofá. Mi boca recorrió su cuello y cada rincón de sus clavículas, su pecho, su tripa. Me encantaba notar como a través de los calzoncillos su polla iba pasando de estar flacida a estar dura. Entendía el porqué estábamos allí y en ese momento, pero no recordaba ni el cómo ni el porqué habíamos llegado hasta aqui.

Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora