El día había amanecido frío. Aún en la cama, me moví con dificultad buscando algo de calor entre ésas sábanas. Pero allí debajo sólo había vacío. Un vacío mucho más frío que el de ésa mañana. Parecía que había sido la noche anterior la que se había dormido por última vez entre mis brazos, y en la lengua una palabra que al final no fui capaz de pronunciar. Pero de esto hacía ya tanto tiempo, tantos días hacía que ya no estaba, que se había ido, que empezaba a pensar que me había abandonado. En algunas ocasiones hasta llegué a pensar que todo aquello no había sido nada más que otro de mis sueños, sólo que esta vez había sido un sueño bastante más largo que el resto.
Estiré el brazo y tanté en el aire buscando el móvil que habría dejado anteriormente por encima de la cama. Una vez en mis manos, lo escurrí debajo de las sábanas junto con mi cuerpo entero. Aún así, y habiéndome prometido a mi mismo que no lo haría más para dejar de rayarme, fui a buscar el icono de su chat con 0 mensajes.
"Última conexión hoy a las 00:21h".
No me consideraba una persona celosa y mucho menos controladora. De hecho, estaba casi seguro de que nunca había tenido sentimientos por él. Y Mateo me lo había confirmado más de una vez:
–Las personas funcionamos por impulsos sexuales, por éste motivo nosotros dos no podemos estar enamorados. El amor no es más que una ilusión, una invención del ser humano que se siente solo. -Recordaba que me había dicho.
Nunca había sido capaz de contradecirle, porque notaba que en parte tenía razón y que ése vago recuerdo de hacía años no le había traído más que un sufrimiento innecesario. Pero entonces, si no le quería, si sólo le tenía a mi lado para complacerme... ¿Por qué sonreía todas las mañanas que me había despertado a su lado? ¿Por qué deseaba que no se acabaran ésas noches que pasábamos sin dormir? ¿Por qué me estaba preguntando que estaría haciendo en ése instante y sin poder apartar la mirada de esa vacía sala de chat?
No había ni un mensaje a revisar. Lo cual tampoco era nada raro. Siempre, después de haber hablado vía chat, nos intercambiábamos los móviles para borrar los mensajes el uno del otro. Así nos asegurábamos de que no quedaban pruebas y de que esos encuentros no habían existido a ojos de cualquier cotilla. Aúnque a ninguno de los dos nos convenía que supieran de nuestra relación, Mateo siempre se quedaba más tranquilo de ésta forma.
– Es que si se enteran mis padres, me cortan los huevos y me echan de casa -me decía.
"Pues que te echen. Que te echen y vente a vivir aquí debajo, conmigo. Para siempre." -pensaba yo.
No era capaz de pensar porqué nunca me atreví a decir esas palabras en voz alta. ¿Por miedo a una respuesta negativa quizás? Entonces podía culpar al miedo, el miedo por no luchar por mis verdaderos deseos, el miedo que me había traído a aquel infinito vacío.
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Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]