Lo que estaba pasando era si más no, otra prueba de que Mateo se movía por impulsos. Y que tanto yo, como Jaden no éramos más que lo que provocaban esos impulsos y al final acabábamos siendo el resultado.
Mateo dejó de besarme por empezar a besar a Jaden. Fué así sin más. Me quitó la toalla y con su mano derecha me empezó a acariciar el miembro, mientras con la izquierda acariciaba al de Jaden. ¿Que se supone que tenía que hace en ése momento? Una parte de mí se supone que tenía que sentir celos, pero me estaba acariciando a mi también. Era como si Mateo quisiera que los tres estubiéramos juntos. Mateo, que tanto había odiado a Jaden y que se supone que tenía que odiarme a mi, después de lo que había hecho, nos estaba amando a los dos y quería que nosotros dos nos amáramos también.
Mi mente dejó de hacerse preguntas cuando Jaden se acercó a mi y se puso de rodillas encima de mis piernas y continuó besándome a mi. Me agarró la polla y la acercó a su culo. Miré a Mateo, quién ya se había acabado de quitar la poca ropa que llevaba encima. Él me miró con su bonita sonrisa de siempre y mis ojos inevitablemente descendieron hasta su polla erecta, se la empecé a masturbar. Era como si lo que había pasado hace un rato no hubiera pasado. Solo me estaba dando cuenta de lo mucho que lo había echado de menos.
Al lado del de Mateo, el miembro de Jaden no era tan grande como me había parecido en un principio. Aun que eso tampoco importaba. Yo no podía evitar masturbarle mientras él se besaba con Mateo. Nuestros miembros rozándose, el de Jaden en mi boca y sus bocas juntas. Si tanto el uno como el otro me excitaban por separado, no sería capaz de describir cómo me hacían sentir los dos a la vez.
Jaden se levantó y se puso de rodillas contra el respaldo del sofá, enseñándome su culo suficientemente dilatado como para que se la metiera. Cuando lo hice, Mateo despacio deslizó suavemente la suya en mi ano. Mi mano rozó la espalda y el torso de Jaden, hasta llegar a su polla, que estaba a medio camino de estar dura y estar flácida. Él empezó a gemir y yo no puede evitar hacer lo mismo, y después Mateo. Sentía que podía correrme en cualquier momento. Así que me la saqué y me corrí en la morena espalada de Jaden. Me dejé caer en el sofá y una vez tumbado Jaden colocó su polla en mi barriga y Mateo se puso de pie para acabar en la cara del chico moreno mientras éste acababa encima de mi.
Los días siguientes no fueron iguales, pero sí parecidos. Jaden volvía de vez en cuando hasta que se quedó a vivir. Fuimos como una pareja de tres durante un tiempo no muy largo, debido a que los problemas no tardaron en aparecer.
Y lo peor es que en ningún momento estuvimos hablando de lo que éramos, no pensábamos que lo que hacíamos podía traer consecuencias negativas para todos. Simplemente nos dejábamos llevar, por impulsos.
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Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]