El viento golpeaba con fuerza nuestros cuerpos, se escuchaba las olas del mar chocar contra las rocas. A pocos metros del acantilado nos estaba mirando el mismísimo diablo: el padre de Mateo. En su cara no se le veía ningún atisbo de felicidad. Ya de por sí ese señor daba miedo, pero aquel era un nivel superior.
Avanzamos por aquel terreno rocoso con las manos atadas y amenazados por el señor con la pistola que andaba detrás nuestro.
Miré a Mateo de reojo y con un hilo de voz a penas pude decirle:
"Lo siento".
Se lo hubiera contado o no, ese habría sido igualmente nuestro destino. Estábamos condenados a la muerte. Mejor dicho, nos habíamos condenados el uno al otro por enamorarnos de quien no debíamos y por ser aquello que la gente detestaba.
-Dejadnos a solas -dijo su padre con una voz grave. El señor de detrás nuestro le pasó la pistola y volvió al coche.
Allí no había nadie más que nosotros y el océano que se abría infinitamente después del acantilado.
-Papá, ¿que significa todo esto? -le preguntó Mateo.
-Creo que no soy yo quién te debe explicaciones -le contestó.
-Solo es mi amigo,... no lo entiend...
-No saques escusas. ¿Qué hemos hecho mal, hijo?
-¿Qué hacemos aquí? -le rebatió Mateo.
-¡Contesta mi pregunta! -Exclamó-. ¿Crees que a mi no me duele? ¡Ver como mi hijo, a quien iba a destinar todo mi legado se ha convertido en...! No creo ni que te pueda seguir considerando mi hijo.
Mateo no dijo nada más. Me dio un vuelco al corazón cuando me miró a mi. ¿Podía a caso yo hacer algo?
-Vas a ver lo que les pasa a los enfermos como a ti, Mateo. Mira bien.
Su padre se acercó a mi, me cogió con rabia de los hombros y me acercó al borde del acantilado. Habría intentado moverme, pero yo estaba temblando del miedo y ese señor era más grande y fuerte.
-¿Que haces? Si lo matas,... -ni la voz de Mateo me producía ninguna emoción.
-¿Si lo mato qué? ¿Voy a ir a la cárcel? -le contestó-. Nadie va a preguntar por él, ni por ti. Y aun que lo hicieran, cuando encontraran vuestros cuerpos aquí, lo normal sería pensar que os habíais suicidado juntos. Como deberían de hacer todos los maricones como vosotros, morir.
Eso era cierto, íbamos a morir.
Hace unos meses me estaba haciendo a la idea de que Mateo acabaría dejando el mundo antes que yo, y mucho antes de lo que me hubiera gustado. Pero en ese instante hasta me alegré un poco de que aquello no fuera a ser así. Eso no quiere decir que no tuviera miedo, que no quisiera vivir como habíamos soñado: estar juntos debajo de las sábanas sin ninguna preocupación a parte del frío del exterior.
Pero quizá no todo estaba perdido. A lo mejor esos sueños se cumplirían cuando mi cuerpo cayera al vacío.
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Como siempre daros las gracias a todos los que seguís aqui y a los nuevos que llegan! Un abrazo enorme!
Me alegra ver que os van gustando los nuevos capítulos. Espero que este también guste y me comenten que les ha parecido este capítulo. Me ha encantado leer los del capítulo anterior, me alegra ver que me decís lo que os parece, si os gusta y todo eso. :)
Gracias de nuevo y ya sabéis lo de siempre: se os quiere ❤❤❤❤❤❤
Por cierto, en el vertedero hay una nueva entrada con las preguntas que no respondí la semana pasada. Si me dejé alguna decirlo. Eran muchas y puede que me dejara algúna ñ.
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Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]