46- Algo viejo

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En la estación vi a Mateo des de lejos, a su lado había otro chico pero lo ignoré porque supuse que no iba con él. Estuve a punto de abrazarle pero me paré en seco. Mateo extendió el brazo y me presentó al chico que estaba a su lado. 

-Este es Benja. Es mi compañero de habitación en el hospital.

-Encantado -dijo Benja extendiendo la mano. Se la dí con cuidado y me la apretó con fuerza.

-Igualmente -le contesté mirándole a sus profundos ojos marrones y después me dirigí a Mateo-. Que casualidad que a los dos os haya dejado salir el mismo día, no?

-Sí, bueno,... En realidad no nos han dejado, nos hemos escapado.

-¡¿Qué?! -exclamé.

Los dos se ríeron.

-Que es broma -dijo Mateo con una sonrisa que yo desconocía, me estaba mintiendo-. En este hospital, los que estamos internados por casos como el mío nos dejan salir algún que otro domingo. ¿No es genial?

"Genial, sería si lo pasaras solo conmigo", pensé.

Sabía que sentir eso no era bueno. Que nos perjudicaba a los dos. Los celos no son buenos para nadie. Y tener celos tampoco evitaría que hubiera un rollo entre ellos. Pero no era capaz, no era capaz de imaginarme a Mateo con otro chico que no fuera yo.

Pasamos la tarde en el centro comercial, fuimos a la bolera y al cine. Intentaba no pensar en cosas raras pero me era imposible. Yo solo estaba buscando un momento para escaparme a solas con Mateo. Pero él lo único que hacía era acercarse más Benja. Hubo un momento en el cine en que me cogió la mano, pero cuando me di cuenta también tenía cogida la mano de Benja. 

"No, no, no y no", repetía en mi cabeza.

En la heladería vi claramente como sus pies se rozaban debajo de la mesa. Todo eso estaba pasando tan deprisa, era tan inesperado, era como cuando sabes que están a punto de darte la mayor ostia de tu vida pero no ves de dónde viene el puño que te va a dar el golpe. 

"Me estoy poniendo paranoico", me dije para intentar darle menos importancia.

Me levanté para ir al baño, lavarme la clara y aclararme las ideas. Eso no significaba nada, estaba sacando conclusiones precipitadas. Pero sólo un tonto no creería lo que sus propios ojos le están enseñando. Al salir del baño vi como se daban un pequeño beso en los labios. El beso que siempre se había negado en hacerme en público se lo había hecho a otro. 

"Es solo un amigo, como tú", me había dicho Mateo.

Pero los amigos no se hacen esto. No se engañan,... y yo también le había engañado tiempo atrás. Y Mateo al verlo, solo fue capaz de arreglarlo uniéndose a nosotros. Ni si quiera le caía bien Jaden, ese trío solo había sido una escusa para no enfadarse conmigo, para no sentirse traicionado. Pero lo de Jaden había pasado hacía ya meses. Ahora demasiadas cosas habían cambiado entre nosotros. Y por lo que parece yo no podía hacer como él, yo no podía fingir que no me importaba y unirme a ellos. A lo mejor ni siquiera querían. ¿Que pintaba yo allí? Pasaban horas juntos en la misma habitación, tanto de día como de noche. Yo sobraba.

Aun me da rabia pensar que ése fuera el último día que pasé con el Mateo que quería, aquel chico que pensaba que conocía mejor que a nadie. 

Secretos De Un Heterosexual [En revisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora