Después de dos días sin salir del apartamento, Mateo me dijo que quería enseñarme un sitio. Salimos por el medio día, ya hacía calor. A los ojos de la gente no éramos más que dos amigos, pero sólo nosotros dos sabíamos que había algo más. No lo consideraba mi novio,... quizá sólo éramos amigos especiales, de los que tienen derecho a roce. Pero eso no impedía que él fuera tan especial para mi
El cuarto día, en el que por fin salimos de casa, recorrimos un camino dónde no pasaba casi nadie, alejado del resto. El camino se estrechó a llegar a unos arbustos, dónde nos metimos. Uno o dos pasos más allá, nos encontrábamos rodeados de rocas y, si mirabas hacía abajo, se veía el mar. Era realmente difícil que des de ahí, nos viera. alguien
-¡Hétero el último! -gritó Mateo quitándose toda la ropa y tirándose al mar.
Yo lo imité, aun que estaba muy arriba y me daba un poco de miedo tirarme. Aquello era como suicidarse.
-¡Venga, cagado! ¡No te lo pienses tanto!
No puede resistir esas provocaciones y me tiré encima de él.
-¿Que coño haces? -dijo riéndose, inventándome ahogar.
Nos intentábamos aguantar el uno del otro pero no dejábamos de undirnos, aún así nos besamos. Nos fundimos el uno en el otro, sin dejar de abrazarnos bajo del mar. Entonces me cogió mi polla ya erecta y empezó a mover su mano hacia abajo arriba. Yo hice lo mismo. Su polla estaba enorme gruesa y pese estar en el agua estaba caliente.Era realmente excitante.
-Lo haces genial...- me susurró en el oído.
Entonces lo vi. En lo alto de las rocas un chico de piel morena y cuerpo atlético nos estaba observando. De lejos parecía realmente sexy, pero teniendo a Mateo entre mis brazos, le resté importancia.
-Que hace ése tío allí? -pregunté al ver que no dejaba de mirarnos
Mateo se dio la vuelta de golpe, pero ya no estaba.
-¿Dónde? Si aqui no hay nadie.
-Te juro que estaba allí.
Mateo no contestó. Salimos del agua escalando las rocas y llegamos dónde estaba nuestra ropa. Pasamos por los arbustos de antes y volvimos al camino. El chico de antes estaba allí, con una BMX. Noté como Mateo se quedaba pasmado mirándolo. Llevaba una camiseta de tirantes, con la que se le notaba que ése chico estaba realmente en forma. Y no me refiero a un tío cachas que parece un croisant, no. Ese chico tenía un cuerpo en el que se le marcaban precisamente los músculos que lo hacían perfectamente deseable, más incluso que el de Mateo.
- Yo conozco a éste chico -. Me dijo Mateo.
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Secretos De Un Heterosexual [En revisión]
RomanceNunca me había imaginado con un chico. Hasta que apareció él. [Basado en hechos reales]