De papel y estrellas fugaces (Bucky Barnes y tú) (Pausada)

Capítulo 11: Huracán. (Parte 2)

Parte 3 de 6. ✿

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Esa noche estaba junto a Berta en mi habitación, posando con los vestidos que había traído para que yo usara y así poder ir al Winter Garden elegantemente y poder impresionar a Joseph, quería verme linda. Ella había llegado unas horas después de que termino sus clases y me había ayudado a vestirme, gastamos casi toda la tarde en eso, el concierto era a las ocho. También hablamos de lo que había pasado con Joseph aquella mañana y el regalo que me había hecho, mostraba mi pulserita con admiración y orgullo, era sencilla pero bastante linda.

-Joseph te encontró atractiva desde el primer momento en que te vio, cuando llegaste a la universidad. –me dijo mientras me pasaba el par de zapatos, ya había encontrado el vestido indicado, era de color púrpura y me llegaba hasta cuatro dedos encima de la rodilla. Sonreí por el comentario de mi amiga mientras tomaba los zapatos y me los ponía, ella se levantó de la cama donde estaba sentada y comenzó a arreglar mi cabello, mis rulos se habían convertido en unas ondas bastante hermosas. -¿Lo vas a invitar a quedarse?

Mis mejillas se volvieron rojas, se me había olvidado por un instante que estaba en los Estados Unidos donde muchas chicas, no todas pero muchas, se entregan al chico que les gusta antes de novios y me sentía bastante incómoda con la idea, creo que Berta se dio cuenta de inmediato después de que mi expresión cambiara a una tímida y me dijo.

-Joseph no es esa clase de chico, tú le gustas en serio. –me sonrió tiernamente mientras ambas nos parábamos frente al espejo, yo viendo mi reflejo completo en este y la cara de mi amiga sobre mi hombro.

A las ocho ya nos encontrábamos sentadas en el teatro Winter Garden en primera fila, es un lugar bastante grande y lleno de luces, balcones, los asientos eran cómodos, la decoración parecía como si la hubiesen sacado de un cuento de hadas, iba a ser la noche perfecta y con mi querido rizos de oro se iba a convertir en una mucho mejor, ya estaba decidido, sería la noche. Berta y yo veíamos el escenario atentamente mientras esperábamos que la banda de Joseph y el aparecieran ahí para que comenzaran a tocar, estaba emocionada, mi sonrisa era gigante, adorable pero aun así sentí que me parecía a Demi Lovato. Había demasiada gente por los alrededores, llenando los asientos, muchos de nuestros compañeros estaban ahí, también estaba su hermano gemelo, Charles. El otro hermano de los gemelos, sus padres, unos profesores, gente importante, periodistas tanto de televisión como del diario y es que la banda de Joseph era conocida y bueno, los padres de él, los descendientes italianos Franchino también eran conocidos corredores de bolsa y el abuelo de ellos trabajó para las tropas americanas en contexto de segunda guerra mundial delatando a los espías italianos que se habían infiltrado al continente americano.

De pronto, las luces se apagaron, no todas, las del escenario se mantuvieron intactas y luego de unos segundos comenzaron a jugar con variados colores, verdes, amarillo, rojos, purpuras, azules, miré a Berta emocionada y aplaudía mis manos, después miré a la mamá de Joseph que estaba sentada a mi lado, ella me miraba feliz, al parecer estaba contenta conmigo.

-¡Mira! ¡Ahí está! –me dijo apuntando el escenario. Joseph había aparecido en el escenario, el primero. Aplaudí mis manos agitadamente.

Y el show comenzó, empezaron con mi canción de Queen favorita, "Rapsodia Bohemia", no sé por qué creo que Berta tuvo que ver con eso, yo sonreía con mi cabeza ladeada y jugaba con la pulserita alrededor de mi muñeca, la que me había hecho Joseph con tanto cariño.

Todo era tan mágico... ¿Quién iba a pensar que luego...?

Un fuerte sonido se escuchó de trasfondo que parecían como impactos de bala, al principio no le tomamos importancia porque pensábamos que era parte del show como un efecto especial para comenzar otra canción, mi mejor amiga y yo seguíamos bailando en el asiento, disfrutando el "We will rock you" que recién había comenzado a tocar pero luego escuchamos los impactos de bala más fuertes y el baterista cayó al suelo, estaba muerto, una bala atravesó su cráneo. Me tiré al piso como instinto porque la lluvia de balaceras no terminaba, mis ojos se habían llenado de lágrimas y no entendía que estaba pasando, tenía miedo como nunca antes, si aquella vez que estuve en el callejón y salí con vida de eso también lo sentí, ahora era mucho peor. Sentí como alguien se arrojaba sobre mí, al principio pensé que yo era la siguiente como más de seguro lo creyeron todas las personas que estaban ahí, pero no, era Joseph quien me cubría con su cuerpo y me decía que me quedara quieta luego de haber saltado del escenario y correr hasta mí.

-Tranquila... cuando se acerquen no abras tus ojos... hazlos pensar que estás muerta, que una bala te impactó, tranquila, vamos a salir de esta, te lo prometo, no los desafíes, tranquila. –me murmuraba en el oído mientras me sujetaba contra él.

-No puedo, no... -negaba con mi cabeza rápidamente y cerraba mis ojos, tratando de evitar escuchar los gritos de las personas. –no puedo, Joseph... mi mamá, mi mamita va a morir si me pasa algo, quiero volver a casa...

-No dejaré que te toquen, sobre mi cadáver. –Murmuró y tomó mi mano, en la cual llevaba la pulsera, sus dedos se entrelazaron con los míos y continuó hablando para que yo estuviera calma- no pensaba que te fuese a gustar, que lindo que la estés usando.

Traté de sonreír pero no pude, él solo me seguía hablando y me besaba la parte posterior de mi cabeza suavemente.

-No sabes cuan feliz me has hecho... -me dijo y me sonrió con esa sonrisa tan angelical que tiene mientras que con su otra mano me limpiaba las lágrimas, al parecer no le gustaba cuando lloraba- Te quiero mucho... ¿Lo sabes?

Los disparos se hacían cada vez más cercanos, no sabía cuántas personas eran las que llevaban armas y nos exterminaban como si fuésemos no sé qué, sólo sabía que algunas de las personas que habían compartido con nosotros ya no se encontraban ahí pero sus cuerpos yacían en el suelo, miré por donde pude para tratar de localizar a Berta, no la veía por ninguna parte y ya estaba más que desesperada.

-¿Dónde está Berta? –dije rápidamente pero en ese entonces Joseph me tapó la boca y empujó mi cabeza contra el piso, presionándome fuertemente contra éste con su cuerpo para que no me moviera o no diera señales de vida. Aguanté la respiración. No sabía qué hacer.