Ya era muy tarde, mi mama en definitiva me mataría por estar llegando tarde de nuevo a casa, pero aún en mi mente podía ver sus ojos atravesando mi alma, su mirada verde hacía estragos en mí, ni siquiera sabía su nombre, era un chico perfecto, desde su cabello hasta su apretado pantalón negro, su cabello perfectamente despeinado y en rulos, sus ojos verdes brillantes, sus labios, su sonrisa, su perfecta piel, pero había algo en él que no podía hacer, no podía ver su aura y mucho menos su vida, nada absolutamente nada, era muy extraño pues siempre podía ver en las personas su aura incluso toda su vida, pero con ese chico extraño no veía nada, soy una chica muy extraña, tengo visiones, ayudo a las animas a encontrar su lugar, desde muy pequeña me han acompañado este tipo de cosas, mis dones son por herencia paterna, mi tía Joan también es clarividente y es mi guía espiritual, pero hay una parte oculta muy dentro de mí, que espera a salir, es la oscuridad, no debo dejar que cosas oscuras se me acerquen pues desencadenarían la infinita oscuridad que hay en mi alma, mi madre es descendiente de brujas, desde siglos atrás, cuando mi antepasada Auki hizo pacto con las tinieblas todas las mujeres lo hemos heredado, mi mamá renuncio a aquel mal, pero la oscuridad paso a alguien más, a mí, no herede el cabello negro de mi madre, ni el color de ojos, en cambio mi cabello es cobrizo y mis ojos son muy claros, mi madre piensa que no se nada sobre sus orígenes, pero cuando la oscuridad quiere salir, mi cabello se torna más oscuro y mis ojos se vuelen completamente oscuros, solo una vez trato de salir y fue cuando mi tía Joan se convirtió en mi guía, durante muchos años guarde mi secreto, solo Xixi lo sabe, ella es mi mejor amiga, es todo lo contrario a mí, ella es gótica y ama tocar instrumentos, incluso tiene su propia banda, quienes darán su primer concierto este sábado, estaba entusiasmada por ver el progreso de mi mejor amiga, al fin llegue a casa, suspire de alivio, pero aún esa extraña sensación seguía en mí, podía sentir perfectamente su mirada en mí, eso no me gustaba, pero solo podía hablar con la tía Joan, pues mi madre se negaba a creer en todo aquello, me adentre en la casa, estaba muy tranquilo todo, mi papá debe estar muy cansado hoy, pues siempre se toma tiempo y toca su preciosa guitarra, en cambio yo, no sabía si quiera tocar instrumento alguno, era un desastre en cuestiones musicales, no sabía ni seguir el ritmo de alguna canción, era torpe y poco femenina, prefiero la tranquilidad del campo, antes que una ruidosa fiesta, los libros antes que salir de compras, era rara, esa era la razón por la cual Stheysy y yo nos llevábamos tan bien, éramos unas antisociales de primera, pasaba mucho tiempo en casa con mi familia, excepto mi hermano Zayn, él amaba ir de fiesta y estar fuera de casa, mientras que mi madre siempre se preocupaba por él, deje mi mochila en la sala y fui a buscar a mi mamá.
. – Hola mamá. Observe a mi mamá parada en la entrada de la cocina, su cabello negro y lacio caía en su rostro tapándole por completo el rostro, pero me percate de algo siniestro, mi mama flotaba en el piso, ¡Oh por Dios! Ella no era mi mamá y el miedo me invadió, era extremadamente terrorífica aquella mujer, pero escuche sus sollozos, en realidad no era mala, supuse. – ¿En que puedo ayudarte? Le dije con un poco de miedo, lentamente la mujer levanto su rostro y me encontré con unos ojos hermosos ojos azules, sabía que podía verla y por un momento pude ver esperanza en su expresión y desapareció, sabía que en sueños ella me hablaría, pues las animas no pueden hablar, suspire, hoy me tendría que preparar para la visita de aquella anima, pero algo muy dentro de mí, me decía que no era ninguna anima, de pronto me sentí de nuevo observada, sentí como unos pasos se aproximaban hacia a mí, más y más cerca, lo podía sentir.
. – Hola rara. Di un tremendo grito, era el Idiota de Zayn haciéndome una broma.
. – Casi me matas Idiota. Me di la vuelta y enfrente a mi hermano mayor.
. – Vamos _________ no seas amargada, solo fue una broma.
. – No soy una amargada. Le dije mirándolo fijamente y me percate de su vestimenta. – ¿De nuevo saldrás? Le pregunte seriamente.
