Capitulo 41

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La noche había pasado más tranquila de lo normal, no había escuchado ruidos de mis vecinos, ni siquiera mi ruidosa compañera de piso había traído "visitas" a casa, todo marchaba perfecto, hasta que la llamada terminó por la mala conexión que el lugar nos proporcionaba. Logré dormirme de nuevo aquella noche, tras pensar en si lo que haría hoy sería lo correcto o no. Me levanté con el corazón en la garganta, cuando la luz comenzó a golpear en mis parpados, estaba tan nerviosa que ni siquiera me molesté en desayunar. Me sentía equivocada y a la vez mi cabeza pensaba que estaba haciendo lo correcto, quería pero no podía.  Aquella conversación con la chica la noche anterior me había revuelto las ideas por completo, "¿por qué no dejan que estemos juntas?" era la pregunta que resonaba en mi mente cada dos por tres.

Sabía que la vida nos había puesto impedimentos desde el principio para que lograse tenerla entre mis brazos, pero que dos personas fuesen uno más no estaba en mis planes. A veces me preguntaba, por qué la vida se presenta de esta manera de vez en cuando, me preguntaba por qué no todos teníamos las mismas oportunidades de estar con la persona a la que queremos, y por qué por tanto esfuerzo que hagas la vida no te lo recompensa. Pasé años de mi vida pensando, que alguien me había mirado mal, queriendo que nada de esta vida me saliese de forma correcta, y aunque, a veces, mi mente viaja a aquel momento de nuevo, quiero pensar que la realidad no es así y que tengo posibilidades. Siempre había sido una chica que había luchado por lo que quería, aunque más de una vez había pasado días llorando en mi cama sin mover un dedo por ello, aunque la vida me había golpeado más de diez veces en la cara esta no sería una de ellas y mi propósito era ella, iría hasta el final para lograrlo.

Dicen que el amor no es todo lo que necesitas, pero con el tiempo empecé a pensar que no todos portamos el mismo tipo de corazón entre pecho y espalda. No todos miramos a la persona a la que queremos durante horas pensando únicamente en cuanto la queremos, ni siquiera todos sentimos su voz resonando en nuestra cabeza cada segundo cuando cierras los ojos, ni todos soñamos despiertos con un futuro junto a alguien. Con el tiempo entendí que en más de una ocasión, el amor será un gran propósito en nuestra vida y que todos necesitaremos respirar de ello en algún momento.


Me levanté de la silla en la que había estado sentada, pensando durante más de una hora y comencé con mi plan después de vestirme de manera decente. Anduve entre escalones hasta que llegué a la puerta de la pequeña, la puerta que golpeé varias veces antes de recibir la respuesta de quien esperaba.

Amanda: ¿Qué haces tu aquí? - levantó la vista - ¿Cuántas veces tengo que decirte que no vengas a ver a mi hija? - se dispuso a cerrar la puerta pero lo impedí con mi pie antes de que lo lograse.

Camila: Quiero hablar con usted, ¿me deja pasar? - pregunté y tras largos segundos dudando la señora me permitió el paso.

Amanda: ¿Qué quieres? - preguntó cerrando la puerta detrás de mi.

Camila: ¿Qué hace usted aquí? - dije sin más rodeos.

Amanda: ¿Disculpa? - se hizo la ofendida - ¿Has venido a preguntarme esta sarta de tonterías? - levantó la mano tratando de calmarse - Si es así, largo de aquí.

Camila: He venido a preguntarle qué hace aquí después de tanto tiempo, después de haber dejado a su hija sola tanto tiempo.

Amanda: ¿Es que acaso te importa? - apoyó sus brazos en la encimera de la cocina - Me preocupo por mi hija, cosa que tú no haces.

Camila: ¿Perdone? - cuestioné sorprendida - ¿Cosa que yo no hago?

Amanda: ¿Crees que soy tonta, niña? - se acercó lentamente a mí - ¿Crees que no sé quién eres y qué haces aquí?

Polaroid  || Camila Cabello & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora