Polaroid || Camila Cabello & Tu

Capitulo 38

¿Cómo podría explicar todas las emociones que estaban ahora intentando salir de mi pecho?

¿Cómo se puede explicar el momento que has estado anhelando por tanto tiempo? No tenía palabras para describirlo, ni siquiera tenía manera alguna para hacerlo. Había soñado con este momento durante años, una y otra vez se había reproducido en mi cabeza cada noche, pero nunca pensé que algún día todo iba a ocurrir y que no iba a ser una noche más soñando, sino que iba a ocurrir. No lo iba a negar, la vida me sonreía o mejor, ella lo hacía.

Nunca había estado en un desierto, pero podría prometer que besarla fue la misma sensación que encontrar un manantial cuando estas a punto de morir sediento. En aquel momento sentí que no la perdería, en aquel momento no tuve miedo de que la gente entrase en mi vida de puntillas para luego saltar todo por los aires. Dejé de echarla de menos por unos segundos, que se hicieron horas en mi cabeza. Y en mi mente solo podía reproducir su imagen, y no dejaba de pensar en como ella llevaba la magia detrás de las pestañas, y no dejaba de pensar en por qué la gente no se quitaba al sombrero al verla pasar.. Al ver pasar a la chica con el corazón más grande y sincero que había conocido nunca.

Sentía el calor de sus manos en mi espalda, no me importaba quemarme. Me consumiría en las llamas con ella aun teniendo dos salidas de emergencia. Lo haría todo por ella, solo por sentirla una vez más..

Pero como ya sabemos, los mejores momentos, no son infinitos.

El contacto que anhelé durante años se rompió al escuchar el sonido que emitía su inoportuno teléfono.

_____: ¿Sí? - preguntó intentando recuperar el aire - Javi.. - levantó la vista hasta mis ojos, con las mejillas envueltas en un rojo carmín - Si, ya vamos para allá. - desvió la mirada hacía la luna para luego volver a mirarme - También te quiero, adiós.

Camila: Tenemos que ir, ¿cierto? - reí intentando calmar la situación.

_____: Si, se ha hecho muy tarde y están preocupados. - finalizó la frase tras levantarse.

Podía sentir como el rubor de sus mejillas no quería marcharse de allí, como miraba hacia el suelo tratando de que nuestras miradas no se encontrasen una vez más, por miedo a caer. Miedo a caer en la tentación de acabar como lo hicimos minutos atrás. Pero aun así, había algo que mantenía su sonrisa apagada.

Camila: ¿Sabías que nunca vas a poder ver a una plátano triste? - la pregunté llamando su atención.

_____: Había oído algo parecido antes.. - dijo para luego restarle importancia - Yo digo banana.. - corrigió.

Camila: Yo digo plátano - corregí - ¿Lo sabías?

Miró hacia delante tratando de entenderlo, para luego acabar riendo.

_____: ¿Qué sentido tiene? - preguntaba sonriendo.

Camila: Ninguno, solo quería hacerte reír. - expliqué haciéndola sonreír aun más.

_____: Felicidades, Cabello, lo has conseguido.. - dijo dándome un pequeño golpe en el hombro - ¿Quieres que paremos a comprar un helado antes de ir a casa?

Camila: ¿Un helado? - reí - ¿En pleno invierno?

_____: ¿Nunca has hecho locuras? - sonreía con picardía - Es decir, si te apetece algo, hazlo.. ¿no? - me miró de reojo.

Camila: Tienes razón, vamos.

Me apetecían tantas cosas que por miedo no podía cumplir, que aquella frase fue cayendo en vano y siendo pisoteada por mis propios pies segundo a segundo. Aunque aquella noche bañada por egoísmo hubiese sido una de las más bonitas que jamás había pasado despierta, mi mente sabia que nunca volvería a repetirla, no lo haría. Ponerla en peligro por conseguir lo que yo anhelaba no estaba en mis planes, yo misma sabía que mis intentos ciegos de traer el sol a sus ojos y el mas mínimo intento de mueca que se pareciese más a una sonrisa a su vida volverían al abrir los ojos la mañana siguiente, aunque mi propia sonrisa naufrague, no me importa. Aunque tenga que reinventar mi historia cada día, todo lo que quería era un camino de plumas para ella.