-¡Alto ahí!- gritaba el policía detrás de mí.
- ¿Qué vamos a hacer?- cuestiono mi mejor amiga- Estoy joven para ir a la cárcel- dijo entre sollozos.
- ¡Cállate Esther!- dije desesperada- ¿Aun lo tienes?
- No lo sé- murmullo asustada- Lo que menos quiero saber, es si tengo eso o no- resople molesta mientras seguimos corriendo; aquella chica débil que mientras corría llegó a tropezar, consiguiendo qué perdieramos más el tiempo al escapar, por lo tanto se les facilitó a los policías estar más cerca de nosotras.
El ambiente nocturno empezaba a nublarme la vista y al parecer lo único que me mantenía firme en ese preciso momento era aquella "misión", y claro tampoco podía ignorar la presencia de otra chica.
-¡_____!- grito Raquel quien era nuestra "líder"- ¿Lo tienes aun?- exclamó molesta, mientras conducía su bicicleta torpemente.
- Supongo- exclame desinteresada, consiguiendo recibir en su mirada cierta molestia y acompañando aquello con cierta complicidad, sacando de su mochila la patineta que había conseguido hacía unos meses.
-Toma, deben de salir de esto- dijo entre risas y siguió su camino delante de nosotras.
-Gracias- murmuré agradecida y después gire mi vista para analizar a mi amiga que ya había perdido el estilo desde hace varias cuadras- ¿Lista?
-¿Lista?- cuestiono sorprendida y preocupada- ¿Por qué demonios decidí acompañarte justamente hoy? Pero contestando a tu pregunta: Estoy más que lista, Tal vez un poco más a la fuerza para lo estoy.
Arroje la patineta al suelo, la cargue entre mis hombros ejerciendo fuerza para no perder el equilibrio y mientras ella cargaba la bolsa, yo conducía la patineta.
-¡____!- empezó a lloriquear- creo que no estaba tan lista después de todo, ¡Quiero bajarme!
- ¡No te muevas Esther!- susurré molesta- ¿Quieres bajarte y que te encarcele la policía?- dije seria, mientras seguía con mi camino.
Creo que escapando de la misma rutina de la cual estaba forzada a vivir, al menos con la adrenalina recorriendo mis venas, era la mejor manera para pasar desapercibida quiero decir: pasarla perfectamente desapercibida.
Pasaron los minutos y el semáforo que estaba en frente de mí, tontamente decidió darle pasó a la luz verde.
-Sujétate- dije en susurro, tome más velocidad y esquive los autos con tanta facilidad, mientras que mi amiga gritaba a todo pulmón; el policía se detuvo en el cruce de los autos respetando las señales de seguridad- ¡Eso estuvo cerca ¿No lo crees Esther?!
- ¡_____!- contestó preocupada, dado que mi mirada permanecía vigilante a la parte trasera y al momento de haberme concentrado en el perfecto camino que me guiaba al éxito, caí torpemente al suelo por los nervios que aún no podía controlar cómo lo deseaba.
Junto conmigo Esther cayó de espalda, mientras que yo había caído de rodillas.
- ¿_____?- se acercó a mi corriendo un chico, abrí los ojos llena de coraje acompañada con cierta nerviosidad inundando mi existencia- ¿Estas bien? Más bien ¿Están bien?
- No- confesó Esther.
- Sí, por supuesto- exclame levantándome con mayor seguridad.
- No puedes estar hablando en serio, ¿Cómo puedes decir eso? ¡Están sangrandote las rodillas!- murmuro preocupado, arrodillándose frente a mí de la manera más patética, tomando como suyo, el papel del chico perfecto y ayudándome a limpiar la suciedad que se había impregnado en mi rodilla tras la caída.
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Enamorada de mi psicólogo
FanfictionUna familia adinerada que quiere que su hija vuelva en si. Un psicólogo profesional que se hara cargo de una chica berrinchuda. El principio de un nuevo amor.