Capitulo 2: "Un Accidente"

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Pasaron las horas, y mis padres ya no se encontraba "consolándome" como lo estaban intentando, en realidad tampoco tenia tanta esperanza en ellos como lo deseaba por que en hecho no tenían tanto interés sobre mi bienestar.

 Justo hoy, en nuestro aniversario, cuando termine con él. Cuando lo termine. La rabia se apoderaba de mi nuevamente, Quiero decir: siendo un chico perfecto y de quien yo estaba enamorada, ¿Cómo fui tan estúpida para dejarlo ir?.  Sin previo aviso, salí rápidamente de mi habitación con una sudadera cubriendo mi pequeño cuerpo, en cuanto llegue al primer piso me encontré con Carlos quien estaba haciendo la guardia nocturna, todos ya se encontraban durmiendo, me detuve en cuanto Carlos me cerro el paso a la salida.

-Carlos no estoy para bromas- dije seria- ¡Déjame pasar!

- Debes de saberlo, estoy sentenciado en cuanto tengas un pie fuera de esta mansión; ¿Qué paso con nuestras noches de karaoke? ¿Qué paso con las noches de películas? ¿Qué paso con nuestros insomnios? ¿Qué paso con mi ____?- murmuro con la esperanza de que abriese los ojos, absurda intención pero muy admirable

-¡Se fue al diablo hace mucho tiempo!, ¡Déjame salir!- grite exaltada, las luces se hicieron presenten anunciando la llegada de mis padres y del personal quienes trabajaban para ellos.

-____- susurro mi papá preocupado- Tranquilízate, ve a descansar cariño- dijo desanimado.

-¡¿Y si mejor te mueres de una vez?!- reclame molesta.

- Querida- dijo mi mamá sorprendida.

- ¡Ya me canse de la vida! ¡Ya no quiero vivir!- dije entre sollozos; momentos después quien intento sostenerme fue Carlos, sin embargo su distracción consiguió que yo tomase su mano y lo tirara al suelo- ¡No me sigan!- advertí.

Salí del lugar, con la patineta que siempre dejaba en la salida. La madrugada había y seguia  siendo mi parte favorita del día y la mas especial, por la determinación con la que podia salir sin ningun problema, sin dar explicaciones, sin tener que obtener autorización, solo era yo viviendo mi vida. Media hora paso cuando perdí de vista a los que me estaba siguiendo, la vista a la ciudad me dio entrada a una perfecta tranquilización con una cuantas lagrimas acompañandome mas a fuerzas que por propia inercia.

-¡Maldita sea!- exclame molesta, limpiando las lagrimas con la intención de que se detuvieran de una vez.

Un cruce de calle, me dio palanca para seguir con mi recorrido sin ninguna intencion de retroceder;  alguien se cruzó en mi camino, consiguiendo que de alguna manera ambos cayeramos;  él me sostuvo de la cintura, tomando mi cabeza evitando que no me golpeara ella y no me lastimara, cayendo encima de él; pasaron unos segundos cuando levante la vista avergonzada y lo vi, él me observo confundido y esbozo una sonrisa.

-¿Que hace una jovencita como tú a altas horas de la noche en la ciudad? Me imagino que eres una mujer de armas a tomar- se burló, levantándose junto a mi después de ayudarme, mis mejillas empezaron a arder, dándome señal a la apenada situación.

- Lo siento- titubee- ¿Te encuentras bien?

- Muy bien- confeso con una sonrisa, recorriendo su mirar llena de curiosidad a mi esquelético cuerpo- La pregunta aquí es: ¿Tú te encuentras bien?- cuestiono preocupado.

-Sí, sí, no me lastime- mencione nerviosa, me separe de él y tome de nuevo la patineta.

- No lo estas- señalo mi rostro hacia lo que eran mis lágrimas- ¿Te sucede algo?

- Lo siento, es una acto de una tonta niña berrinchuda- confesé avergonzada- Perdón por haberte lastimado- señale hacia su brazo de donde empezaba a brotar sangre debido al raspón que le había hecho tras la caída.

Enamorada de mi psicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora