Capítulo 29: ¿Estoy lista?

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-          Si querés podes irte a tu casa, no te preocupes por mi

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- Si querés podes irte a tu casa, no te preocupes por mi.- Le digo a Dami, el me mira y niega con la cabeza.

- No te dejaría sola, y si quieres puedo entrar contigo cuando salga Romi.- Dice dándome un beso en la cien.

- ¿De dónde la conoces?- Es obvio que se conocen y yo no sabía.

- Cuando yo puse el anuncio de que buscaba a un ayudante, ella fue la que se contactó conmigo, y me dijo que era la novia del hombre del que quería que trabajara conmigo y me dijo la dirección entonces rápidamente le dije que sí, me di cuenta de que eran tus padres.

- Juan si es mi padre, Romi no, ella es la novia de mi papa, mi mama...- Digo y me quedo sin habla.

- Lo siento mucho.- Dice el abrazándome.

- No ha muerto, solo que nunca la llegue a conocer...- Digo, y de pronto llega Romi con la cara llena de lágrimas, ella se sienta sin decir nada.

- Romi si querés podes ir a casa, yo me quedo no te preocupes.- Se nota que no ha podido dormir nada, tiene los ojos rojos de tanto llorar, la pobre piensa que todo esto es su culpa.

- Jamás te dejaría sola acá.- Dice negando con la cabeza

- Yo me quedo Romi, tenés que ir a descansar.- Repone Dami, y ella lo mira pensándolo mejor.

- ¿En serio harías eso? Muchas gracias, pero por favor si pasa algo, si quieren descansar ustedes solo llámenme y vengo.- Dice, nos da un abrazo a ambos y se va. Yo todavía no sé si entrar, tengo miedo de que pueda pasar, no sé si estoy lista para entrar, no sé si estoy lista para volver a mi casa, no sé si será igual que antes o cambiara de alguna manera, no sé si estoy lista.

- ¿Vas a entrar?- Dice mientras me saca de mis pensamientos.

- No lo sé.- Respondo.

- Si querés yo te acompaño.- Repite.

- No, primero quiero entrar sola.- Digo, me levanto y voy hacia la habitación 7B, me mantengo de pie delante de la puerta cerrada unos segundos dudando de entrar, no creo poder hacerlo, así que me doy vuelta y cuando estoy por dar el primer paso una enfermera abre la puerta de la habitación y entra con un suero nuevo para inyectarle en el brazo.

- Si quieres puedes pasar, dame un minuto que ya se lo inyecto y los dejo solos.- Dice la enfermera que lleva una coleta baja y le caen unos mechones rubios por el sombrerito de tela blanco y que lleva su uniforme azul. Yo solo asiento con la cabeza y doy pequeños pasos, poco a poco puedo ir viendo la camilla, una colcha, la lomada que se hace al ver que están sus pies debajo e inmediatamente me detengo.

La enfermera se va tras decirme - Todo tuyo.- Y yo aún no se si seguir caminando o irme, decido seguir, pero esta vez doy todos los pasos pero mirando al suelo, me pongo delante de la camilla, y levanto la cabeza, cuando lo veo, está dormido y noto como su pecho sube y baja por su respiración, lleva en el dedo índice del brazo derecho el oximetro de pulso, que sirve para medir la de la sangre de una persona, en este caso de Juan, y en el brazo izquierdo lleva conectado el suero y una venda en la muñeca. Tiene la cara cansada, está un poco pálido, lleva el pelo castaño oscuro un poco desparramado para cualquier lado. Me siento en la silla que hay al lado de la camilla y no lo dejo de mirar, nunca lo había tenido tan cerca estando el dormido. No sé lo que siento, tengo toda una mezcla de sentimientos, siento tristeza por como está ahora, siento rabia por todo lo que me hizo la última vez que estuve con él, siento cariño, porque es mi padre y sin importar todo lo que fuese o todo lo que me haya hecho, él no fue como mi madre que me abandono, el me cuido, me educo, el trabajo para que no me faltara la comida, en fin, es mi padre, pero luego me viene a la cabeza todo lo que me hizo y la verdad es que no lo quiero en mi vida, es como si ahora estuviera pagando por lo que me hizo.

- Señorita, ¿que no me está escuchando?- Me dice el doctor y yo caigo en la cuenta de que tengo mis mano entrelazadas a la mano de Juan, inmediatamente lo suelto, y miro al doctor.

- Disculpe, ¿Qué me ha dicho?

- Que se terminó el horario de visitas.

- Ah, sí perdóneme.- Digo y salgo rápidamente de habitación, ¿En qué momento agarre su mano?

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora