Capítulo 38: Casi normales.

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Habían pasado días, semanas y hasta meses, no lo volví a ver, lo evite, evite sus llamados, sus mensajes, y no lo atendía si tocaba la puerta, Joan había hecho otra fiesta pero no fui, seguía hablando con ella, pero solo me concentraba en estudiar, en trabajar y estudiar otra vez, aunque también me la pasaba en el cuarto de limpieza todo el tiempo, lavando ropa, planchando, doblando, etc, es como un pasa tiempos y se me olvidan las cosas aún más si pongo música fuerte, es más que nada una distracción cuando no tengo nada que hacer.

No salía de mi casa, Romi llamo varias veces a Joan, para que me acompañara al shopping, pero no iba, no quería cruzarme con nadie, aunque lo mismo me iba a cruzar a mis compañeros en el colegio, pero con solo agachar la cabeza me bastaba, Romi había pasado a ser mi tutora por un tiempo, hasta que cumplí los 18, no los festeje, no hice nada, Dami vino a saludarme y a traerme un regalo, pero no lo recibí, le dije a Romi que bajara y que le dijera que no estaba, aun esta su regalo sin abrir, no sé porque algo me dice que lo abra, pero no quiero que mis sentimientos hacia el renazcan otra vez, no quiero estar con nadie, me quiero quedar sola, había intentado matarme varias veces, cortándome los brazos, pero eran evidentes las lastimaduras, días de calor y yo usando remeras mangas largas, lo deje de hacer, mi vida no tiene ningún sentido, estoy tan sola, nadie me entiende, Joan lo único que quiere es que salga con ella de fiesta y no estoy para esas tonterías, Romi me entiende a veces, es la única, cada vez que la veo mi mirada se desvía a su hermosa pancita que ya tiene un poco de forma, y no puedo resistirme en no llorar, había leído por algún lado que antes que te vean llorar te tenés que morder la lengua y pensar en el dolor y olvidarte de lo que estabas por llorar, pero no funciona, o por lo menos no para mí, ya tenía 3 meses, y en unas semanas se iba a hacer una ecografía para saber que era, si nena o nene, Romi se hace la fuerte, pero no lo es, llora en la ducha y piensa que no la escucho, pero se equivoca, cada vez que la escucho se me parte el corazón, y me encierro en mi cuarto e intentar no llorar, a morderme la lengua miles de veces, y lloro lo mismo.

Antes hubiera jurado que me iba a ir apenas cumpliera los 18, pero ahora me quedo por dos motivos, por Romi y por mi hermanastro o hermanastra que viene en camino, me sentía tan ansiosa, hasta habíamos comprado su primer conjuntito, ya le había planteado varias veces de mudarnos las dos juntas, pero ella se negó, decía que no se quería despegar de las cosas de mi padre, que vender la casa seria como dejarlo atrás a él también, como si lo quisiéramos olvidar, yo siempre le decía que esta casa me llevaba a recuerdos malos de mi padre, y que solo quería y seguiré queriendo quedarme con buenos recuerdos de él, aun escucho mis gritos cada vez que me pegaba, aun escucho todos esos vasos estallados contra el suelo, siento el olor a cigarrillo en el sillón, pero también escucho su risa, cuando no estaba borracho, y éramos por unas horas felices, casi podría decir que éramos normales.

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora