Capítulo 34: El repartidor.

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Todavía seguía pensando que podía hacer para abrirlo, con el cofre entre mis manos, repasaba la cerradura mil veces, pero no había caso, jamás había visto una llave parecida, estaba tan nerviosa y ansiosa por saber que hay adentro, en parte quería que las cosas que estaban adentro fueran de Guadalupe, y por otro lado preferiría que no sea así, ¿Y si acá habían cosas de mi papa? O sea plata, o alguna que otra cosa de valor, o también pueden ser cosas de Romi, aunque no creo...

- ¿Mel, estas en casa?- La voz de Romi me saca de mis pensamientos y guardo el cofre en su lugar, tapo como puedo con la tabla de madera y me paro de un solo salto y salgo de la habitación y me choco con Romi

- Hola Romi.- Digo con la respiración agitada y empiezo a temblar, no quiero que sospeche nada.

- ¿Qué hacías ahí?- Dice riendo

- Emm nada, estaba buscando la notebook de mi papa para hacer un trabajo, porque la mía no anda.

- Pero sabes que siempre esta abajo, en el mueble del televisor.- Dice confundida

- Es que pensé que podía estar acá, porque no la encontraba, igual no te preocupes que ya la seguiré buscando por otro lado.- Digo bajando las escaleras para evitar más conversación.- Ah, me hubieras dicho que venias así yo voy para el hospital

- Se quedó Damián, estaba un poco enojado, ¿no sabes que le paso?

- No, me voy al trabajo.- Digo y busco mi mochila con el celular y las llaves de Marta.

- Pero, todavía faltan 2 horas.

- Quería hacer horas extras.- Digo y salgo de la casa, me cruzo a la casa de Marta y se las devuelvo, como siempre me atiende con una sonrisa tan encantadora.
Después de haberle dejado las llaves, me tomo el colectivo que me deja a unas cuadras de la biblioteca y entro, Melania se sorprende al verme tan temprano, yo sonrió a medias, estoy confundida por todo lo que me paso hoy y no sé si me voy a poder concentrar bien para trabajar.

- Hola Mel, ¿cómo estás?- Pregunta y me da un beso en la mejilla

- Más o menos, ¿vos?

- Yo bien, ¿Qué paso? Contame mientras empezamos a trabajar, hoy que quedo hasta tarde.- Dice y le cuento que mi padre se encuentra en un coma, que me pelee con un chico que ya lo estaba empezando a querer y que encontré un cofrecito que supongo será de mi madre pero no tengo la llave para abrirlo. Ella solo me escucha y al terminar me da un abrazo reconfortante y me dice que va a salir todo bien y que mire hacia delante.

El día en la biblioteca se hace largo y cansador, tener que guardar 3 cajas repletas de libros y además hacer el registro de 2 cajas más las que habían quedado pendientes, luego cuando termine atendí en la caja y ya no quedaba más nada que hacer, así que me puse a limpiar el deposito que estaba lleno de libros tirados, era un desastre, pero al final lo pude terminar.

Se me había hecho muy tarde así que ya que estaba ayude a Nelson (El portero) a cerrar la biblioteca, y me volví a tomar un colectivo para volver a mi casa y hacer la tarea del miércoles porque ya había hecho las demás. Llegue, me puse a hacer la tarea, me fije en la hora y eran las 21:47 así que baje y me fije que había en la nevera, pero no había nada para cenar, así que pedí unas empanadas de jamón y queso ya que eran mis favoritas y mientras esperaba a que llegaran preparo las cosas del colegio y me voy poniendo el pijama, cuando escucho que tocan el timbre, saco plata de mi alcancía y me termino de acomodar la remera y bajo, atiendo la puerta y con lo que me encuentro, no solo con la caja de empanadas que desde la puerta se siente el olor al queso derretido, si no al "repartidor" si es que podría decirlo así.

- ¿Usted pidió una docena de empanadas?- Pregunta y yo levanto una ceja.

- Como puede ser que hagas esto.- Digo.

- Tenemos que hablar.

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora