Capítulo 39: Baño de inmersiones

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- Mel por favor, ¿podes escucharme? Ya pasaron casi dos meses, podes salir de la cueva ¿no?- Y ahí va otra vez Joan intentando convencerme de que vaya a la fiesta de disfraces con mascaras, que se hace en su casa porque como siempre sus padres se fueron de viaje.

- Joan, no estoy de humor.-

- Pero vos todos los días no estas de humor. Sabes que vos llámame y decime que día estas de humor y charlamos ¿okey?- Dice y se va, no quería hacerla enojar, en parte tiene razón, pero la verdad es que no tengo ganas de nada.

El día transcurrió lento, como siempre había hecho todas las tareas y no converse con nadie salvo con Joan un momento, iba caminando hacia mi casillero para dejar algunos libros cuando de repente me llevan puesta y caigo al suelo, todos mis libros caen dispersados y yo bufo, levanto los libros y me paro, los guardo en mi casillero y me voy caminando hacia la parada del colectivo, este llega rápidamente y me subo, por suerte no está lleno. Me bajo y camino hasta llegar a la cuadra de mi casa, a lo lejos lo veo a Damián que está renegando con un auto rojo que no es de él, tira una herramienta al suelo y grita:

- ¡MIERDA! ¿Cómo puede ser que todo me salga mal?- Yo cruzo la calle para que no me vea, pero él lo mismo lo hace.- ¿Mel?- Yo camino más veloz, entro y cierro la puerta rápidamente, mi respiración se torna más agitada, llevaba puesta una musculosa blanca con una camiseta atada en la cintura, con unos pantalones sueltos color negro, está más musculoso y más lindo y me dan unas tremendas ganas de besar... ¡BASTA! Grito para mis adentros, subo las escaleras y me encierro en mi cuarto.

Luego me doy un baño de inmersiones, para mi cumpleaños Romi me había regalado un set para baños de inmersiones, que traía un jabón líquido para hacer la espuma, unos pétalos, unas sales y velas aromáticas, y aun no lo había usado, creo que hoy iba a ser el día perfecto para usarlo, porque este fue un día tan largo, va como todos los días que estoy viviendo desde hace casi dos meses.

Cuando salí del baño me puse un jean blanco, una camisa un poco transparente color negro, unos tacos y deje caer mis ondas naturales, me pinte con un poco de base, un pintalabios color rosa no tan fuerte, me delinee y me puse rímel, agarre mi bolso, mi celular y mis llaves y salí para la biblioteca a trabajar, el baño me había hecho tan bien, me había relajado, me sentía como renovada, por suerte no me lo cruce a Damián, porque si no todo ese baño para relajarme iba a ser en vano.

Cuando llegue a la biblioteca casi todos mis compañeros del trabajo se voltearon a verme, había pasado todos estos días viniendo tan desprolija que aunque sea por un día quería que me vieran como una persona normal y no como una muerta viviente. Fui tan alegre, y hasta con demasiadas ganas de trabajar, creo que el comentario que Joan hizo esta mañana, me abrio un poco los ojos y cuando llegue a casa la voy a llamar y me voy a disculpar, nunca nos habíamos peleado, tiene razón en todo, porque tampoco es para que me pase el resto de la vida lamentándome de lo ocurrido, la vida sigue y aunque no lo vea yo lo siento tan cerca como si estuviese justo acá, conmigo. Romi me dijo que aunque no lo vea, el si me ve, y que está mucho más cerca de lo que yo pienso, solo por ese lado estoy un poco más tranquila.

No tenía tanto trabajo, termine lo poco que había que hacer y me fui, cuando estaba llegando a mi casa alguien me agarra del brazo izquierdo y me da la vuelta bruscamente.

- Melody, tenemos que hablar te guste o no.-


Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora