Capitulo 40: Sorpresa.

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- No sé porque desapareciste así, está bien, entiendo que quieras estar sola un tiempo para aclararte todas las cosas que pasaron, pero tampoco podes desaparecer toda la vida, además el problema es ¿porque? ¿Por qué te alejas así? ¿Qué te hice yo?- Pregunta Dami con el ceño fruncido casi gritándome.

- Me estás haciendo mal.- Digo mirando el brazo. Esta agitado y puedo sentir su aliento a menta, nuestras bocas estaban tan cercas, pero luego me suelta el brazo y yo me alejo demasiado de el para que no intente hacer algo.

- Perdón.- Dice.- ¿Tenés un tiempo?

- No, tengo muchas cosas que hacer.- Miento

- Por favor.- Dice con una mirada tan linda que no me puedo negar

- ¿A qué hora salís de trabajar?- Pregunto

- A la hora que vos quieras.

- En media hora.- Digo lo más seria posible

- Perfecto, gracias.- Suelta un largo suspiro y yo me doy vuelta sobre mis tacos y me voy, sentía su mirada penetrante, la cual me hace poner muy nerviosa, tarde un poco en abrir la puerta pero por fin lo logre y entre cerrando de un solo golpe.

Corrí hacia mi habitación a cambiarme de ropa, estaba demasiado formal y no me sentía tan cómoda para salir así con él, me fije como estaba el tiempo en el noticiero de la televisión, habían dicho que iba a refrescar bastante y que iba a llover toda la semana, así que me puse un jean con una remera corta mangas largas roja que es terciopelada, con una de mis chaquetas preferidas negra, unas zapatillas negras y lista, me deje el pelo suelto, retoque un poco el maquillaje y lista, agarre mi bolso y metí mi celular, unos lentes, las llaves y mi billetera. Cuando salí a la calle Damián me estaba esperando adentro de su auto, yo abro la puerta y me siento.

- ¿A dónde vamos?- Pregunto nerviosa.

- A donde vos quieras.- Dice, y se me queda mirando fijamente

- ¿Qué pasa?- Pregunto con el ceño fruncido

- Te extrañe tanto.- Dice y apoya su mano derecha en mi pierna izquierda, yo doy un respingo, me había olvidado del sentimiento que me provocaba su tacto, me había olvidado lo que era estar sentada en el asiento del copiloto de su auto, no, miento jamás me podría haber olvidado de todas las cosas que vivimos juntos, jamás me lo podría olvidar. No hago nada, no le quito su mano de mi pierna, no le digo nada, solo me doy vuelta para mirar la ventanilla, había empezado a llover, el vidrio delantero o parabrisas estaba empapado y no se podía ver bien, podía escuchar claramente las quejas y maldiciones de Damián. De repente suena el celular de él, lo mira y rechaza la llamada, me da intriga saber quién llamo, otra vez llaman, él lo rechaza por segunda vez, lo vuelven a llamar por tercera vez llaman.

- Contesta.- Digo por fin, y el alza su celular y contesta.

- ¿Qué quieres?- Dice con mala gana.- Ya te he dicho que no me llames mas.- Mis ganas de saber quién es crecen.-Basta, que sea la última vez que me llamas ¿ok?. No, no me importa.- Dice y cuelga. Tengo unas ganas tremendas de preguntarle ¿Quién era? Pero se perfectamente que no me corresponde, además no somos nada como para que yo le haga una típica escena de celos de novios.

- ¿Me vas a decir a dónde vamos?- Digo para bajar la tensión que hay en el ambiente.

- Sorpresa.

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora