Capítulo 68: Noche especial.

1.3K 83 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Todos los martes vuelve a la noche, tipo 22, porque los demás días trabaja sólo tres horas.

- ¿Y en qué trabaja?

- Se podría decir que es la mano derecha del jefe de una empresa, la que le organiza todos los papeleríos y eso, pero me había dicho que ya no quería trabajar más ahí, por eso nos queremos ir a Argentina.

- Ah ahora me quedo más tranquila, creí que le había pasado algo.

- No, no te preocupes. Por cierto, estás muy linda melli.- Cuando nombro la última palabra no pude evitar la sonrisa, es una hermosa palabra.

Luego me volví a mi pieza y Joan ya estaba lista. Salimos y nos fuimos en el auto de Mathi hasta la fiesta en la playa.
Cuando por fin llegamos no paramos de saludar a amigos de Mathi, todos lo conocían, y cuando alguien le preguntaba quienes éramos no podían creer que él tuviera una hermana melliza, Joan ya le había puesto el ojo a un grupo de chicos, una chica que me había visto desde hace tiempo no paraba de mirarme de mala forma.

- Mathi, ¿Vos conoces a esa chica? No para de mirarme mal.

- ¿Te miro mal?- Pregunta Mathi

- Sí, no sé si será amiga tuya o no, pero pareciera que me quisiese matar.

- La conozco, quédate acá, ya vuelvo.- Dice y se va a hablar con la chica, espero no haber metido la pata y que él ahora se pelee. Me agarran la mano y me dan vuelta, me doy cuenta que es Dami, me alegro tanto de verlo, le doy un abrazo mientras busco a Joan con la mirada, la encuentro fácilmente, esta con el grupo de chicos que vio desde que llegamos.

- No puedo creer que estés acá, no te hubieras molestado en venir. Le digo cuando nos separamos.

- Sabes que haría lo que fuese por estar con vos.

- ¿Y Meg?- Pregunto cambiando de tema.

- No te voy a negar que ella me busco, me quiso besar y no la deje.

- ¿Cuándo te quiso besar?- Digo mientras cierro los puños con fuerza.

- Cuando me viste que estaba con ella, en mi trabajo.

- ¿Y porque estabas con ella?

- Porque me dijo que necesitaba un auto, entonces la lleve a mi trabajo, pero yo no estaba solo con ella, estaban mis primos adentro.

- No entiendo.

- ¿Qué no entendes?

- ¿Por qué después de todo lo que te hizo tiene la cara para volverte a hablar?

- Ella siempre fue así, nunca le importaron los demás.

- Ya no quiero hablar más de ella.

- Bueno, pero ¿Me perdonas por no habértelo dicho?

- Si me prometes que si es que te vuelve a hablar me vas a contar, si te perdono.

- Te lo prometo.- Dice y me besa.- Fue horrible no poderte besar todo este tiempo.

- Quiero que conozcas a mi hermano.- Le agarro de la mano y me doy vuelta, es entonces cuando encuentro a mi hermano besándose con la chica que me estaba mirando mal.- Es él, pero se ve que ahora está ocupado.

- Bueno, no lo molestemos, mejor vamos a caminar, hace mucho no hablamos de nosotros.

- Tenes razón.- Digo, ambos nos sacamos los zapatos y los sostenemos en la mano, yo guardo los míos en mi cartera que por casualidad entraron.

Comenzamos a caminar y a charlar de nosotros, le conté como era mi mamá, hablamos de todo un poco mientras caminábamos por la orilla del mar, sentía como la arena envolvía mis dedos del pie, era una sensación hermosa, y más cuando el agua rosaba nuestros pies, nos daban cosquillas, no parábamos de reírnos.

Nos habíamos cansado de caminar y Dami me propuso volver, pero yo no quería, así que nos sentamos en la arena, estaba muy oscuro, hacía una noche preciosa, la luna era gigante y las estrellas no se quedaban atrás, nos tumbamos y yo coloque mi cabeza sobre su pecho. Nos besamos, le dije que estaba lista, que quería que fuese ahí, en ese lugar, quería que mi primera vez fuese con él, Dami no paraba de preguntarme si estaba segura. Sentía que la noche era demasiado especial para no hacer algo al respecto, le volví a repetir que estaba segura, y él me comenzó a besar, de una manera muy tierna, besó cada parte de mí, no voy a negar que me dolió, pero fue un dolor hermoso, cada vez que entraba en mí me estremecía, no lo podía ocultar, nunca me había sentido tan conectada a él. Él fue despacio, era mi primera vez, y él hizo que fuera más que especial. Al terminar me susurro al oído que me amaba, mientras nos abrazábamos con nuestros cuerpos totalmente desnudos y no pude evitar que unas lágrimas salieran de mis ojos, yo le respondí que también lo amaba, nos quedamos un rato tirados en la arena cuando sentí que llamaban a mi celular.

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora