Capítulo 32: Enredaderas

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El trayecto hasta mi casa se hizo un tanto largo, porque aunque había una buena música de fondo, parecía que había un silencio bastante incómodo

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El trayecto hasta mi casa se hizo un tanto largo, porque aunque había una buena música de fondo, parecía que había un silencio bastante incómodo. Al llegar a la casa de la vecina, no hizo falta tocar el timbre, porque ella estaba regando las plantas, para ella sus flores lo eran todo, ella vivía por esas hermosas flores que le daban color a la casa vieja y un poco detonada, pero ellas les daban el color que su casa no tenia, tenia de todo tipo, pero la que más me gustaba era esa enredadera que estaba petrificada en toda las paredes de la casa, y que de ella salían unas hermosas rosas rojas.

- Melody, ¿Cómo estas mi pequeña?- Me pregunto dulcemente regalándome una sonrisa de oreja a oreja con la regadera en la mano y agarrándome una mejilla como lo hacía cuando era chica

- Muy bien Marta y ¿vos?- Digo devolviendo la sonrisa.- Me preguntaba si todavía tenés guardada la llave de mi casa

- Por supuesto cariño, sabes que tengo guardadas las llaves de casi todo el barrio entero.- Dice entrando a su casa.- Pasa, pasa.- Dice y yo entro

- ¿No querés nada para tomar? ¿Un té? Saca lo que quieras, ya sabes que esta también es tu casa.- Dice y yo niego con la cabeza.

- No, muchísimas gracias, pero ya estoy llena, hoy desayude un poco tarde jaja.- Digo mientras ella se aproxima y me entrega un juego de llaves y me indica cual es la de mi casa

- Gracias Marta, ya te las traigo otra vez.- Digo y salgo de su casa, cruzo la calle y le digo a Dami que me acompañe a entrar, él se baja del auto y se aproxima, es entonces cuando ingreso la llave a la cerradura de la puerta y la hago girar hasta abrir y entrar a la casa.

- Si querés sentate en el sillón, o hace lo que quieras, yo ya vuelvo, me voy a cambiar de ropa.- Le digo y el asiente. Yo subo las escaleras hasta llegar a mi pieza, entro y busco algo simple, un jean negro rasgado en las rodillas, una remera blanca simple y un buzo rosa con letras blancas, puse la ropa de Dami para lavar, aunque no las use casi nada, siempre me gusta devolver las cosas bien limpias, me cepillo los dientes, me desmaquillo por completo y me pongo un poco de base, me pongo rímel en los ojos y en los labios me coloco un rosita bien clarito, me suelto el pelo y me lo peino, me pongo un moño rosado y lista. Baje abajo y veo que está sentado en el sillón. Su espalda musculosa y ancha y todo su cuerpo entero me provocan una sensación que nunca antes había sentido por nadie. Deslizo mis manos por sus hombros, abrazándolo por detrás mientras el sigue sentado e inclina la cabeza para así yo poder darle un beso en sus labios.

- Ven siéntate.- Dice moviéndose un poco, me siento y me acaricia la barbilla.- ¿Cómo estás?- Pregunta

- Bien, ¿porque me lo preguntas?- Pregunto un poco confundida.

- No soy tonto, cuando estabas en el hospital, no sé si era porque estabas en shock o qué, pero no estabas mal, era como si no te importara, a comparación de cómo estaba Romi...

- Sí que estaba mal, Romi está mucho peor porque se siente culpable, pero no es su culpa ni la mía de que mi papa sea un borracho y un golpead...- Dije dándome cuenta de lo que estaba por decir, abro los ojos como platos, y me quedo cayada.

- ¿Qué dijiste?- Pregunta atónito y confundido.

- Nada, olvídate.- Digo rogando al cielo que no me haiga escuchado.

- Basta Melody, no soy un estúpido, no sigas con tus secretitos que no me gustan para nada, ibas a decir que no era tu culpa que tu papa sea borracho y golpeador, es eso ¿no? Claro, por eso tenías el labio roto la otra vez ¿no? ¿Es eso verdad?- Dice y yo no puedo creer como en unos segundos pudo comprender todo, la verdad es que no es ningún tonto, debería decirle la verdad, pero no, no quiero que se pelee con mi padre, suficiente con como está ahora mismo, que ni siquiera se despertó, ojala se despierte, capas él ya estaba harto, fue culpa mía, el me pego porque yo me escape del colegio, y eso ni yo me lo perdono, además fue Dami al colegio, y encima cuando mi papa se entere de que estoy saliendo con su jefe o sea Dami me va a matar, todo fue mi culpa, seguro él ya estaba hasta el límite de mí y exploto, yo creo que me lo merecía, le miento a mi papa en muchísimas cosas, es que en el no puedo confiar.- ¡Melody, te estoy hablando!- Dice levantando la voz.

- ...No, ya te dije que me metí en una pelea y yo también ligue.

- Eso no te lo crees ni vos misma.- Se levanta del sillón y yo me quedo sentada mirando al suelo, pensando en donde meterme, pero no hizo falta huir, porque el abrió la puerta y salió cerrando la puerta de un solo golpe.

Mi vecino y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora