15

34 2 0
                                        

--¿Qué estás haciendo aquí?--. Pregunté temerosa, por mucho que quisiese ocultarlo no podía.

--Este es un bosque libre yo puedo estar donde quiera--. Respondió viéndome fijamente a los ojos, en ellos solo veía maldad pura.

 --Vaya esto si es una grata sorpresa--. Gruñó con expresión sarcástica al ver a Alejo junto a mi.

--Vivito y coleando, listo para acabar contigo--. Dijo Ale intentando balancearse sobre Dominic.

--¡Espera!--. Ordenó Nik sosteniéndolo.

--¡Ven aquí!--. Vociferó Dom mostrándonos una jeringa llena con un líquido amarillento.

--¡Corran!--. Exclamó Nikki con desespero.

Me costó solo un segundo para comprender en el peligro en el que nos encontrábamos. Si la reacción de Nik había sido esa, definitivamente debíamos huir. Al correr entre los matorrales nos separamos, perdiéndolos totalmente de vista. Quería permanecer en silencio para no ser hallada pero recordé que nuestro aroma me delataría. Por lo que tomé un poco de fango y me lo unté en los brazos y rostro con la esperanza de disipar mi esencia.

Me di vuelta hacia un árbol donde permanecí largo rato tratando de pensar que hacer.  Con máxima concentración logré escuchar una enorme caída de agua, el grillar lento de los grillos nada perturbador en realidad todo aquello solo transmitía paz. Un celaje activó nuevamente mi estado de alerta, pese a ser vampiresa debía reconocer que mi miedo a encontrarme con Dominic era enorme.

--Al fin solos tu y yo--. Susurraron en mi oído.

Todos mi vellos se erizaron de tal manera que mis pies quedaron clavados en el suelo de forma automática. Muchos recuerdos volvieron a mi en cuestión de segundos el miedo y el dolor, comencé a sentir un nudo en mi estomago.

--¡Por favor!--. Supliqué cerrando mis ojos con mucha fuerza.

--Abre los ojos Karlotha--. Ordenó.

Mi mente solo negaba rotundamente pero debía hacerle frente, podía permitir nuevamente que Dominic me hiciera daño alguno. Así que me armé de valor y abrí mis ojos. Ninguno de los dos emitía palabra alguna, me encontraba hipnotizada por esos ojos turquesa de los que alguna vez me enamoré.

--No sigas huyendo de mi, sabes que siempre te encontraré--. Susurró acariciando mi mejilla.

--Déjame en paz--. Mascullé apartando su mano de mi rostro de forma intempestiva.

--Ambos sabemos que mueres del miedo con mi presencia y me gusta saber que aún te hago temblar--. Musitó acorralándome contra el árbol.

--¡Déjame en paz!--. Vociferé con un tono de voz imponente.

De momento a otro comencé a sentir hervir mi sangre. Era un sentimiento de ira acumulada que necesitaba liberar por lo que con todas mis fuerzas dí un empujón a Dominic que lo hizo retroceder varios metros hasta caer al suelo. Estaba tan impresionada de la enorme fuerza que poseía que no pude contener una leve sonrisa, la cual desapareció al ver una jeringa vacía.

--¿Qué hiciste?--. Inquirí tomándola del suelo.

Un carcajear incesante contestó a mi pregunta, se la había clavado a alguien pero no sabia a quien. Dom desapareció con la rapidez de una gacela, quizás era eso lo que quería hacerme entender. Si él había podido encontrarme pero Nikki y Alejo no eso solo quería decir una cosa, no estaban en el bosque. Así marqué mi rumbo hacia la casa donde residía provisionalmente.

Aproximándome al lugar observé a Nik saliendo despavorido hacia mi.

--¿Estás bien?--. Preguntó 

--Por poco, Dominic me encontró pero no me hizo daño alguno--. Contesté.

--Alejo no tuvo tanta suerte--. Susurró cabizbajo.

--No, él no--. Titube dirigiéndome hacia la sala, de donde emanaba su aroma.

Pensar que Dom me hubiese arrebatado a la persona que amaba en silencio me arrugaba el corazón. Al entrar vi a mi mejor amigo recostado en el sofá, mis lagrimas no dudaron en brotar.

--Estará bien, sólo debemos esperar a que despierte--. Musitó Nikki.

--¿Qué ocurrió?--. Pregunté sin comprender mucho lo que sucedía.

--Le inyectó belladona, ambos luchábamos contra ese vampiro pero vaya si que es rápido--. Acotó Nik.

--Es fuerte, sí, pero él sabe que también hemos evolucionado y que ya no somos esos indefensos humanos--. Gruñí haciendo puños con mis manos.

--Sus ataques serán continuos Karlotha, tenemos que iniciar el entrenamiento que les permitirá desarrollar mejor sus habilidades--. Sugirió haciendo frente a la situación.

--Tienes razón, apenas Alejo se recupere debemos hacerlo--. Afirmé.

--Hola hola como están todo.. ¿Bien? ¿Qué ha pasado?--. Preguntó Esther irrumpiendo en la casa, impactada por la escena.

--Tuvimos un encuentro no muy grato con el psicópata del ex novio de Karlotha--. Replicó Nikki con un resoplido.

--Por casualidad tendrán algún vino disponible, el dolor de cabeza me esta matando--. Musité mientras hacia leves masajes en mi sienes.

--En la heladera, las copas están en la alacena a tu derecha--. Contestó Esther. 

--Gracias--. Dije en un susurro dirigiéndome hacia la cocina.

Busqué apagar mis rudos mentales pero eran casi imposible. Un impulso por la sangre yacía en mi solo que no quería exteriorizarlo. Ya me estaba acostumbrando a que de manera extraordinaria escuchaba las conversaciones a una distancia bastante respetable. Y aunque quisiese no podía despegar mis oídos de la conversación entre los hermanos Boully.

--¿Qué tienes Nik?--. Preguntó Est.

--Nada--. Replicó evadiendola.

--No puedes mentirme, te conozco perfectamente, ¿Qué ocurre?--. Insistió 

--El vampiro, el tal Dominic me dijo que él asesinó a alguien que quise mucho--. Dijo en tono quebrado.

--¿Te refieres a que él pudo matar a Dhimitry?--.

--Sí, pero lo averiguaré y de ser así me vengaré sin duda alguna--. Masculló mientras se servia un poco de whisky.

No sabía que tan cierto o no podían ser las especulaciones de Nikki pero lo que si estaba claro es que Dominic seria capaz de cualquier cosa. En ese momento había una única cosa que me mantenía preocupada y era el hecho que Alejo aun no despertaba.

Inmortalidad Maldita IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora