05

60 5 0
                                    

Luego de un tiempo incalculable recobré el sentido, me encontraba tan deshidratada que mi garganta dolía con sólo respirar. Un dolor de cabeza incesante y un apetito que se abría paso pese a la situación.

Observé mis pechos, tenían heridas abiertas que evidenciaban que Dominic estuvo pegado a ellos mientras estaba inconsciente. Internamente me preguntaba cuánto tiempo más iba a durar esta pesadilla.

Abrí y cerré mis ojos en cuestión de un segundo, cuando mi vista se topó con Dom. Quedé inamovible ante el terror que sentía al verlo.

--Boo--. Masculló entre risas.

No sabía que seguía después de todo lo que ya me había hecho, ¿podría empeorar?.

--Traje comida--. Musitó mostrándome una bolsa de suero.

Evidentemente comida no era pero sin rechistar cedí mi brazo derecho para que él colocara una via intravenosa en mi muñeca, lógicamente eso aportaría hidratación al cuerpo y así recuperar electrolitos entre otras cosas a nivel sanguíneo.

Agradecí con la mirada ese gesto de clemencia ante tanto dolor, Dominic se dispuso a sentarse en su sillón a observarme cómo ya al parecer era costumbre.

--¿Por qué yo?--. Inquirí.

--Eso ya lo sabes tu--. Contestó.

--No recuerdo haber sido tan mierda como lo haz sido conmigo--. Repliqué con cierto tono de molestia.

--El Dominic que recuerdas es sólo eso, un recuerdo. Desde que me abandonaste no volví a ser el mismo--. Replicó.

Lágrimas recorrían mis mejillas, comenzaba a sentir culpabilidad de todo lo que estaba viviendo. Pero ¿Realmente lo era?.

--No recuerdo que fueses tan llorona, me saca de quicio--. Rechistó.

Ni con la imagen más frágil de mi ser podía fracturar su mente, sentía que ya no me quedaban cartas para jugar. Así que sólo dejé que mi lado impulsivo saliera a flote.

--Ya tuviste suficiente, ya me violaste y torturaste como te dió gana, déjame ir!--. Exclamé.

--Querida esto no se trata de solo disfrutar de tu cuerpo, esto va mucho más allá--.

--Katha--. Susurró alguien.

Si había algo que podía matarme era que se metieran con mi madre y esa era su voz. Mis vellos se erizaron, mi voz se quebró, mis lágrimas nuevamente aparecieron. Miles de pensamientos vinieron a mi en el instante en el que confirmé con mi vista que efectivamente se trataba de Irma, mi mamá.

--Ella no!--. Vociferé.

Atada de manos y pies sentada en una silla se encontraba, la peor escena que se pueda imaginar.

--Di una pequeña visita por tu casa, me encontré a tu madre llorando desconsolada. Me dije a mi mismo que no podía ser tan monstruo, así que la traje--. Dijo Dominic moviendo mi cuerpo usando las cuerdas, como si fuera un marioneta.

La expresión del rostro de mi mamá me partía el alma en miles de pedacitos, estaba pálida con sus ojos cristalizados. Yo traté de disimular mi dolor corporal pero era casi imposible.

--Déjala fuera de esto!--. Repliqué.

--Mientras estabas inconsciente, tuve tiempo de charlar con Irma. Es una mujer tan noble y amorosa que decidió hacer un trato conmigo--. Contestó Dom tomando un cuchillo bastante afilado.

--De qué mierdas hablas?--. Inquirí nerviosa al ver sus movimientos.

--Tu libertad hija, a cambio de mi vida--. Susurró mi madre.

--No, no no dime que no es cierto, qué hiciste que?--. Pregunté con voz quebrada.

Si han amado a alguien con locura podrán imaginar el dolor que eso provocaba en mi. No podía permitir que eso ocurriera, negaba ver a mi madre morir en un intento de salvarme la vida. Había escuchado que el amor de los padres hacía los hijos era algo indescriptible pero no estaba dispuesta a aceptar lo que estaba apunto de suceder.

--Nunca olvides quien eres Karlotha, eres y serás siempre la luz de mis ojos--. Musitó antes de cerrar sus ojos.

Vi a Dominic colocarse detrás de ella, afincando el cuchillo sobre su cuello. Fue deslizándolo poco a poco, de pronto emanaba la sangre de forma escandalosa.

-- Mamá!--. Grité sin consuelo, mientras Dom me miraba a los ojos.

Un revoltijo de emociones, odio, dolor, irá, desespero. Con las pocas fuerzas que tenía intenté sacarme las cuerdas que traía pero nada resultó. Lo más desconcertante fue ver cómo Dominic bebía la sangre que corría por el cuello de mi madre. Echó el cuerpo a un lado y se volteó hacía mi, en ese momento entendí todo. Sus ojos completamente negros como aquella vez, sus venas brotadas y dos enormes colmillos que sobresalían del resto de su dentadura.

Sólo en películas había visto algo con tal descripción pero mis ojos se negaban a creer lo que veían. Se acercó lentamente hacía mi, poco a poco sus escleróticas fueron aclarándose, sus colmillos reduciéndose hasta recobrar su rostro original.

--Ahora ya lo sabes--. Susurró viéndome a los ojos.

No hubo respuesta de mi parte, estaba completamente paralizada del miedo. Él había entendido que estaba en shock, se distanció un poco y con el dorso de su mano derecha se limpió un poco de la sangre que cubría casi la mitad de su cara. Siguió retrocediendo hasta irse de la habitación.

Inmortalidad Maldita IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora