Realmente no podía creer que mi bebé fuera una nena hermosa que midió cincuenta y un cm y pesó cuatro kilos, verla mientras la limpiaban y la vestían eran uno de los momentos mas felices de mi vida. Ver la expresión de Jeremy embobado con nuestra hija me hacia darme cuenta que desde ese momento él seria un buen padre aunque no fuese de sangre.
- Aquí tienes a tu hija. Me dijo el doctor entregándomela en mis brazos.
- Por fin estas aquí.. Bienvenida al mundo Amelía. Dije con lágrimas de felicidad.
- Felicitaciones para ambos, debes beber sangre para recuperarte daré la orden para que en una hora salgas. Dijo el doctor sonriendo.
- Está bien, gracias doctor. Dije aliviada.
En esa hora que pasó el doctor nos dio la partida de nacimiento de Amelía y demás papeles acerca de su salud. Por la emergencia del parto no pudimos traer muchas de las cosas que necesitábamos en el momento así que decidimos irnos a casa lo más rápido que pudimos. Llegamos a casa y allí estaban Esther y Nikki esperándonos.
- Hey hey hey! llegaron los padres. Dijo Esther brincando de la emoción.
- Que bonita familia. Dijo Nikki en tono de melancolía.
- ¿Puedo cargarla?. Me preguntó.
- Si claro. Dije entregandosela en sus brazos.
Nikkita se llevó a Amelía a su habitación y estuvo con ella durante un largo rato hablándole y diciéndole lo mucho que le gustaría tener una hija como ella. Mientras Jeremy y yo salimos a comer sentía una ansiedad horrible tanto que en poco tiempo me fui saliendo de control.
- ¿Amor?, ¿Shan?, ¿Shanodee?. Dijo Jer tratando de pararme pero no lo conseguía.
- ¡Shan!. Gritó Jeremy.
- ¿Qué?. Respondí molesta con mis ojos dilatados y mi boca bañada en sangre.
- Debes parar, te estás saliendo de control. Dijo Jeremy alarmado.
- Yo no quiero parar. Dije moviéndome con rapidez para buscar mas personas.
- ¡Alto!. Dijo Jer persiguiendome.
Corrí lo más rápido que pude perdiendome entre las calles, subiendo montaña arriba hasta desaparecer del rastro de Jeremy. Seguí buscando más gente a quien chuparle hasta la ultima gota de sangre; pasé toda la noche saciando mi sed cuando en un momento entre en consciencia y recordé que tenia una hija y que ella también debía comer, sólo así fue como usando mi habilidad de rapidez volví a casa.
- ¡Amor!. Exclamó Jer acercándose rápidamente hacia mi.
- Hola.. Mi vida. Respondí un poco seco.
- Shanodee ¿volvió?. Preguntó Esther mientras salia del baño.
- Ay por Dios. Susurró viéndome de arriba a bajo con cara de aterrada.
- ¿Dónde está Amelía?. Pregunté.
- Con Nikki. Dijo Esther.
- Espera. Dijo Jer.
Subí las escaleras pero Jeremy se me adelantó y obstaculizó el paso hacia la habitación.
- ¡Apartate!. Dije seria.
- Calma, Shan tu no puedes ver a Amelía no en ese estado. Dijo Jeremy tratando de calmarme.
- ¡Quiero ver a mi hija!. Grité.
- ¡Mirate! Te haz descontrolado.
- Si piensas que le haré daño pues no, así que apartate de mi camino. Dije muy molesta jamás pensé que pudiera hablarle de ese modo a Jeremy.
- * suspiró* está bien. Dijo dejandome el camino libre.
Abrí la puerta de la habitación y me encontré con Nikki cruzado de brazos molesto.
- Nik.. Dije.
- ¿Qué demonios haz hecho?. Preguntó serio.
- Sacar mi lado salvaje, mi lado sediento de sangre, ser realmente un vampiro. Respondí en tono de poca importancia.
- ¿Tienes idea de lo que significa que en éste momento tu te descontroles?. Preguntó gritando.
- Si creen que por descontrolarme pueda lastimar a Amelía pues se equivocan. Dije furiosa.
- Te fuiste, la niña tuvo que haber comido hace más de cuatro horas pero ¿dónde estabas tu? Haciendo desastres. Dijo Nik.
- Lo hice porque lo necesitaba, es mas no tengo por que seguir dándote explicaciones. Dije tomando a la niña de su cuna.
Por un momento el escuchar el palpitar de su corazón me provocó unos segundos de deseo por beber sangre pero luego usé las emociones para olvidar eso y cuidar de mi preciosa hija. Amamanté a Amelía le saqué los gases y luego la acosté en su cuna y comencé a dormirla con pequeños cantos; cuando por fin se durmió fui a bajo a la sala a descansar un rato.
- Vaya ¿terminaste?. Preguntó Esther.
- Sí. Respondí cortante.
- ¿Cómo está?. Preguntó Jer.
- Está bien, comió y ya está durmiendo así que dentro de tres horas cuando vuelva a despertar tendré que volver a hacer la rutina. Dije sentándome en una de las enormes ventanas que tenía la casa.
-Bueno yo creo que me iré a dormir, buenas noches. Dijo Esther subiendo las escaleras.
- Descansa. Dije.
- Yo también haré lo mismo. Dijo Nikki.
- ¿Por qué no vamos nosotros también cielo?. Me preguntó Jeremy.
- Vale, vamos. Dije ideando un plan.
Todos nos fuimos a dormir, Jeremy se acostó a mi lado abrazandome luego de un rato que pude ver que estaba "dormido" me escabullé de la cama bajé hasta la puerta y salí. El deseo de sangre me estaba llamando de nuevo.
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Inmortalidad Maldita I
VampireLe rompí el corazón, ahora él busca venganza. Sentir sus manos cada noche sobre mi cuerpo, contener ese deseo de huir y salvarme de aquel infierno pero el miedo se apoderaba de mi, esto sintetizadamente fue lo que viví quizás durante la peor etapa d...