Capítulo 8

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Viernes y me desperté temprano, tomé mi desayuno y fui caminar a la plaza más cercana.

El día estaba hermoso, sin nubes, no tan caliente y fresco. Me senté y contemplé varios chicos y chicas jugar el resto de la mañana.

Intente de todas las maneras no pensar en Peter, pero a cada día era más difícil, comencé a caminar y de pronto me depare que estaba en frente a su departamento. Coincidencia o no creo que ya es hora de que aclaremos las cosas, tengo que contarle todo, si quiero seguir adelante con o sin él, debo largar ese pego que cargo y ya no soporto más.

  Toque el timbre dos veces y el abrió solo con unos shorts y sin camisa, me quiero matar, me quede mirando embobada su pecho marcado y después de uno segundo levante la mirada avergonzada y le mire a los ojos. En ellos veía confusión, él no me esperaba tan pronto acá.

-        Hola. -le dije aun aturdida de esa hermosa vista y él sonrió. -

-        Hola... ¿Qué haces acá?  -fue lo primero que pregunto. - Digo no... no es que no quiera tenerte acá, es que me sorprendido y...-se puso nervioso, es tan tierno así. -

-        ¿Vine para que aclaremos las cosas está bien?  -el asintió y me hizo paso para entrar. –

Me senté en el sillón y él fue prepararnos unos mates con medialunas, me conocía más que nadie, siempre supo lo que me gusta y lo que no, me encanta esto, es como que le sale ser así de tierno. Se sentó junto a mí y por unos instantes nos miramos, pero no conseguí sostener la mirada y miré mis manos aun creando el coraje para empezar a hablar.

-        La enserio que no tienes que hacer esto si no estás lista, no es necesario...-no pudo seguir porque lo no deje, tenía que soltar todo, no puedo más con esto. -

-        No puedo más callar, tengo que soltar todo Peter.-le dije y el asintió.- Lo principal ya te lo conté, y sabes...-suspire.- fue lo peor que paso en la vida, además de... de pegarme, de insultar diariamente, me hacía suya a la fuerza-cada palabra que salió de mi boca seguro era un puñal en el, pero los dos merecíamos esto después de todo, así que continúe- Perdón pero tengo que decirte todo, no consigo guardar nada mas.-las lágrimas ya salían de mis ojos y veía que las de Peter también luchaban para salir.- Fue en día que llegó más borracho que lo normal y discutimos pero en un momento vi que él ya estaba arribo mío y sacándome la ropa -me seque las lágrimas que me nublaban los ojos y continúe- él es mucho más fuerte que yo así que no pude resistir por mucho tiempo, lo peor es que él decía que me amaba, que me hacía esto por amor entiendes? Y no fueron una o dos veces, fueron varias y varias veces en este tiempo que estuvimos juntos y llego un día que no aguante mas, me estaba muriendo por dentro y llame a Euge. Sabes que el me decía que no me dejaba ver mis amigos porque me hacían mal y yo le creí, le creí esto, fui una tonta por dejarlos, por dejarte. -levante la mirada para intentar no llorar más, pero se me hacía imposible, aun mas viendo como mi chiquito lloraba junto conmigo. -

-        Si quieres podes, no se puedes contarme de a poco, no me gusta verte así Lali por favor. -me pidió, pero yo negué con la cabeza. -

-        No puedo no seguir mi chiquito -le acaricié la mejilla y el cerro los ojitos- Falta poco si, lo peor ya te dije, ahora es lo final. Te digo y me voy. -intento hablar otra ver pero lo calle- Una cosa más por favor, si me interrumpís una vez más me quebró y no voy a poder, déjame seguir si? -le dije acariciando su rostro entero, los ojitos, la nariz, el lunar y la boca.- No sabes lo cuanto extrañaba mirarte a los ojos -le susurre y proseguí con lo de antes- Como antes le había dicho a Euge, te lo digo ahora a vos, yo sé que... que nuestra amistad, relación, ni se lo que es más, sé que nunca volverá a ser lo mismo, y créeme que es lo que más quiero en el mundo, que todo vuelva a ser como antes.-suspire- Pero me contento con que no me odies, que no me guardes rencor y que por favor me perdones por... todo lo que te hice a vos, y espero que algún día posamos, quizás, volver a empezar.-sonreí y le di un beso bien marcado en mejilla para después levantarme y dirigirme a la puerta para irme.-

PETER

Demore un poco para reaccionar después de todo lo que me dijo, pero no puedo dejarla ir, no otra vez.

-        LALI! -le grite y me levante al mismo tiempo que miraba hacia tras- No te vayas, no otra vez vez por favor. -le pedí y ella me sonrió con tristeza, ahora sé que haré todo lo posible para que vuelva a sonreír como antes. - No me dejes otra vez. Quédate conmigo. -le estire mi mano seguido por su acto de agarrarla. -

-        Gracias. -susurro, pero no entendí por qué-

-        ¿Porque gracias?  -le pregunte-

-        Por no dejarme ir esta vez. -me dijo y me miro a los ojos, veía amor en ellos, veía nuestro amor, como el de antes pero que se estaba volviendo cada vez más fuerte.

La abrace fuerte, uno de aquellos abrazos que te dejan sin aire, pero de aquellos que tanto necesitas. Le di besos en la cabeza, en mejilla, en sus ojitos, en nariz y por fin le di un beso en la boca, un beso lento, tierno, lleno de amor.

De a poco el beso fue intensificándose, volviéndose salvaje, necesitado. Ella me agarro de la nuca y profundizo más el beso, yo la tenía agarrada de la cintura, pero no sabía cuánto tiempo podría mantener la compostura. -

Estábamos completamente pagados, acaricie suavemente su espalda de arriba hacia abajo en cuanto estamos en una guerra por control en el beso.

Me aleje por la falta del aire y le quite la blusa que tenía, se quedó solo en corpiño, una pieza roja que me volvió loco al instante, escuche su risa y la mire a los ojos, en ellos brillaban el deseo.

Tomé su boca nuevamente y bajé mi mano hacia su espalda hasta llegar en sus muslos y la levante haciéndola envolver sus piernas en mi cintura. Estábamos a full. La pegue contra la pared cerca de la cocina y mi miembro ya despierto pego justo en su intimidad, gimió, cosa que hizo con que nuestro beso se vuelva aún más sediento.

  Repetí otra vez el choque entre nuestras intimidades, pero esta vez los dos jadeamos.

-        Peter para...-me dijo-

-        No puedo -le dije y le besé otra vez, nuestras lenguas bailaban en la misma sintonía-

La senté en la encimera de la cocina y le quité los shorts, estaba solamente con su ropa interior, un conjunto rojo, dios me estaba volviendo cada vez más loco.

Le fui dando besos por toda su cara, después bajando por el cuello y los pechos, dejando besos mojados alrededor de ellos y por encima de su corpiño. La escuchaba jadear una y otra vez, íbamos muy rápidos ya sé, pero ninguno se atrevió a parar lo que estaba por suceder.

Después de tanto tiempo... [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora