Capítulo Quince: No lo elegiré a él

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Annie

-Cocinas realmente bien, Annie-  sonrió

-Gracias Carrie- sonreí

Estábamos cenando tranquilamente. Mi padre había invitado a Carrie a quedarse el resto de la semana en nuestra casa debido a que ella había vendido su casa aquí, así que la vería todos los días y aún no sabía como lo haría.

-Dime Annie- miré a Carrie -¿Cómo te trata la empresa?-

-Me gusta mi trabajo- sonreí -Me tiene todo el día en la empresa, pero no me molesta-

-No deberías quedarte todo el tiempo ahí Annie, eres joven y estoy segura de que ya es tiempo de hacer una familia-

-No lo creo- sonreí -No tengo prisa por ello y la verdad es que me siento realmente a gusto como me encuentro ahora-

-Sí Carrie, no molestes a mi niña con eso todavía, aún puede hacerlo después- sonrió mi padre y yo igual

-Es verdad- asintió -Solo quería darte un consejo de una vieja, ya sabes, para que no te arrepientas de no haber pasado tiempo con quienes amas- dijo y su mirada se perdió

-No lo haré- la miré -Estoy con las dos personas que más amo en el mundo, no me hace falta nada más, no quiero a nadie más- sentencié

Ella me miró avergonzada y optó por no seguir hablándome del tema y la verdad agradecía que haya captado el mensaje de que yo no hablaría de mi vida personal con ella. No lo hacía ni siquiera con mi padre ni con mi hermana, no le veo el caso de contársela a ella.

-Que bien cocinas querida- sonrió mi padre

-Gracias- sonreí y terminé con mi plato -Serviré el postre-

-Te ayudo- dijo Carrie y se puso de pie

-No hace falta-

-Sí que la hace- sonrió

Ambas caminamos hasta la cocina y antes de siquiera poder mirarla, ella cerró las puertas para darnos mayor privacidad.

-Lo lamento Annie- musitó

-No hace falta disculparse señora Wilde. No es un secreto el que odie compartir mi vida personal, con nadie lo hago-

-Sí lo hacías- me sonrió triste

-No es verdad- miré mis manos

-No me mientas Annie. Yo sé más de ti de lo que tú crees-

-No me conoce- la miré molesta

-Sé que sí- sonrió y se acercó a mí

Tomó mis manos entre las suyas al igual que mi mentón, me hizo mirarla y después acarició mi mejilla. Hasta ese momento me di cuenta de que ella poseía los mismos ojos que él, algo que no podía soportar y miré a otro lado.

-Sé que te duele...- susurró

-No es así- dije

-Entonces mírame-

Dudé, pero al final, terminé haciendo lo que ella me pidió y sin importarme el dolor que me causara, la miré, directamente a los ojos.

-No me duele- dije

-Lo hace, lo noto en tu mirada- sonrió dulce y acarició mi mejilla -Sé que tan sólo con él pudiste revelarte tal y como eras. Mi hijo también lo hizo y aunque...-

-¿Acaso no lo entienden?- la miré molesta

-¿Que es lo que no entiendo?- frunció su ceño

Intentaba mantener las lágrimas al margen, pero como siempre, me traicionaron y me delataron frente a ella.

Amor Por Contrato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora