Capítulo Veintitrés: Opciones

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Annie

Caminaba tranquilamente por la playa. Hace unas horas que había llegado a la playa y me mantenía hundida en mis pensamientos y en la bella ciudad que es Mérida.

Después del vuelo quise recorrer la ciudad a pie, la conocía muy bien, así que no tenía ni un sólo problema en recordar el camino hacia mi casa.
Ya había llamado y me dijeron que estaba lista para que yo solamente llegara a ocuparla.

Sólo había que llegar.

Tenía que pensar en todo lo que iba a hacer. Tenía que elegir alguna de mis opciones para seguir con mi vida y deshacerme de los problemas que tenía. Tenía que resolver los problemas que tenía en mi mente primero, para después, resolver los que tenía en mi familia.

Mi padre.

A veces no podía entender como es que él perdonaba todo lo que aquella mujer hacia con nuestra familia, porque siempre engañó a mi padre y él no hacia nada con el pretexto de que que ella era el amor de su vida. Brigite Heremish era una mujer despreciable y estaba segura de que destruiría lo poco que quedaba de mi rota familia.

Dejaría que esta vez fuera Diane quién se diera cuenta de la poca cosa que era esa mujer, de lo poco que ella podía hacer por ella y del daño que nos haría si se quedara.
Estaba segura de que sufriría como yo lo hice, pero también entendería todo y sería más fácil que ella se alejara de Brigite.

No estaba segura cómo, pero haría que Brigite Heremish se fuera de nuestras vidas, que se largara y dejara a mi familia en paz para siempre.

Me detuve y saqué mi celular de mi bolso. Al verlo noté que la foto de mi padre relucía en la pantalla, así que decidí contestar.

-¿Dónde estás?- dijo

-En Mérida-

-Creí que el vuelo sería un poco más tarde-

-Lo adelanté- suspiré

-No debiste. Sé que no te agrada que ella esté aquí, pero es tu madre y parte de esta familia, tu hermana quería verla y...-

-¿Tú la llamaste?-

-Sí-

-¿Pero por qué?- dije molesta

-Porque tu hermana deseaba verla y yo también, la busqué para que pudieran hablar- suspiró -Escúchala hija...-

-No- espeté -Contéstame esto, ¿Estaba enferma cuando se fue?-

-No-

-¿Sabes a dónde se fue?-

-No-

-¿Le preguntaste?-

-Sí-

-¿Te lo dijo?-

-No, pero Annie tienes que...-

-No tengo motivos para escucharla, se fue y nos abandonó, suficiente motivo para alejarla de mi vida-

Ambos nos mantuvimos en silencio hasta que decidí decirle que no quería más llamadas hasta que volviera a casa, venía a relajarme, no a seguir peleando como siempre.

-Te veré en casa- suspiré

-Llámame si necesitas algo hija, te quiero-

-Y yo a ti papá, cuida a mi hermana por mí...- susurré

-Estaremos bien Annie, ojalá puedas verlo cuando regreses a casa-

Me quedé callada y suspiré para tratar de guardar el llanto que quería salir cada vez que recordaba mi decisión. Sería difícil, pero no imposible. Tendría que hacer que mi familia se diera cuenta de lo que Brigite Heremish podía hacer con tal de tener un poco de dinero.

Amor Por Contrato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora