Annie
Vestido, listo.
Ramo, listo.
Peinado, listo.
Nervios, listos.
Zapatos, oh no.
Oh no.
¡Oh no!
No puedo creerlo, olvidé ponerme los malditos zapatos.
Caminé desesperada por mi habitación buscando los pares de zapatos que había comprado para este día.
Estaba en una habitación de invitados en la hacienda, Andrew estaba en otra y ambos esperábamos impacientes a que todo estuviera listo.
Ayer por la tarde me dijo que nuestro nuevo hogar estaba listo para que nos mudáramos. Había contratado el personal necesario, habían remodelado todo y los muebles que pedimos ya estaban en su lugar; mi ropa había sido empacada ayer junto con la de él y las mucamas se habían encargado de acomodarlo todo en nuestra habitación que Andrew, que por cierto no me dejó ver para saber cómo había quedado.
Aún no conocía mi casa por completo.
Moría por ver a detalle cada rincón de mi nuevo hogar. Ayer Andrew mandó a nuestras nuevas mucamas a la mansión Cavalier para que empacaran todas mis cosas y llevaran a nuestro nuevo hogar.
Debieron verme.
Mi habitación quedó completamente vacía y tuve que dormir con Diane para no sentirme tan asustada al verme tan sola y vacía en mi antigua habitación.
Me sentí aún más nerviosa.
-¿Annie?- sonrió Emily y la miré
-¿Qué pasa?-
-Ya es hora y aún no te has puesto los zapatos-
-Oh...- miré mis pies descalzos
-¿Qué pasa?- me miró confundida
-Es que... Yo...- suspiré -No los encuentro-
-¿Qué?- dijo sorpendida y asustada
De inmediato la vi correr de un lado a otro buscabdo los zapatos que había comprado con ella la noche de mi despedida de soltera.
-No puede ser...- la escuché decir
Creí que me hablaba cuando la escuché maldecir en otro idioma, pero después vi que miraba una de sus uñas y luego siguió buscando los zapatos.
Negué sonriente porque era evidente que ella estaba aún más nerviosa que yo.Me acerqué a la ventana de mi habitación y vi a todos los invitados llegar y hablar entre ellos. Los nervios volvieron a hacerse presentes y corrí de vuelta a mi cama y me senté.
-¿Qué pasa?- dijo Emily y se detuvo frente a mí con los zapatos
-Es... Yo... Hay mucha gente-
-Es una boda con trescientos invitados- sonrió
-¿Qué?- dije sorpendida
-Agregué a más personas a lista junto con Drew, él me dio tu lista personal y la de él-
-Es una locura- reí -No conozco a tanta gente-
-Cariño- sonrió -Hay que invitar casi a la mitad del mundo en estas ocasiones-
-Genial- bufé y me tiré en la cama
-Escuché una señal de SOS desde allá afuera- dijo Diego y entró
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Amor Por Contrato ©
RomanceLos Wilde y los Cavalier, dos familias con un apellido que pesa y con dos hijos curiosamente herederos de ambas fortunas. Una amistad de años. Dos jóvenes inocentes. Y un sólo trato. Siempre hemos escuchado que en esta clase de matrimonios es la ch...