Capítulo Treinta y Dos: En el ojo del huracán

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Annie

Estaba impaciente.
Esta tarde, después de comprar el rancho que Andrew y yo elegimos, tuve que regresar a la empresa. Ahora mismo estaba esperando a Taylor en la parte trasera del edificio, esperando a que llegara e iniciáramos con la investigación para encontrar de una vez por todas al culpable de todo esto.

Tenía que hallar al culpable lo más pronto posible.

Mi familia y la empresa dependían del cómo enfrentaría esta situación, del cómo la manejaría y del qué haría si es que llegaba a encontrar al culpable entre nosotros.

Desgraciadamente tendría que volver a convertirme en el pilar de los Cavalier en cuánto la verdad saliera a la luz. Tendría que dar la cara para proteger a mi familia y al emporio que con tanto trabajo había construido mi abuelo.

Honas Cavalier.

Hace mucho que no pensaba en él, en el hombre al cuál hoy le debía lo que tengo y al padre tan maravilloso que me había dado el cielo.
Mi hermana Diane y yo éramos fruto de su buen corazón y de su nobleza que siempre influyó en que se involucrara con una mujer como lo era Brigite Heremish.

Ella. A pesar de ser mi madre yo le había perdido todo el respeto que alguna vez llegué a sentir por ella y que, por fortuna, me ayudó a educar a Diane.
Gracias a mi padre es que llegué a criar adecuadamente a mi hermana, con su ayuda y con los valores que él mismo me enseñó es como logré hacer de Diane una pequeña hecha y derecha.

Mi hermana menor.

En ellos era en quiénes pensaba a la hora de hacer esto. Siempre debo protegerlos, aunque eso implique dejarme desprotegida ante el dolor, yo siempre debía ser su soporte y barra de la cuál pudieran sostenerse para levantarse.

¿Pero quién me levantaba a mí?

Claro que lo sabía, tiene nombre y apellido, es el centro de mi mundo.
Andrew Wilde, el hombre del cuál me enamoré y me robó el corazón con una sola mirada.

A veces pensaba que fue lo que pasó como para que él y yo nos enamoráramos sin querer, porque la verdad era que no podía entender como fue que sin querer llegamos a caer en el juego que nuestros padres habían creado.

Ambos nos enamoramos sin poder evitarlo.

Habíamos caído por completo en aquel juego que nuestras familias crearon con tal de hacernos un bien a ambos, que sin querer, de verdad lo es. Ahora mismo no me cabe la menor duda de que Andrew y yo somos el uno para el otro y de que así será siempre.

Por siempre y para siempre.
Tal y como él suele decirme.

-¿Annie?- susurró

-Taylor- sonreí -Me asustaste-

-Lo lamento-

-No importa-

-¿Lista?-

-Sí- asentí

-Pués vamos- dijo

Me giré y metí la llave en la cerradura que en menos de dos vueltas se abrió.
Ambos entramos y después volvimos a cerrar con llave para que nadie se diera cuenta de que estábamos ahí, sólo faltaba subir hasta el último piso y yo tenía la manera perfecta.

Escaleras.

-Sólo se pueden usar las escaleras...- susurré

-¿No hay otra manera?- me miró serio

-No- negué -¿Por qué los hombres son tan flojos?-

-¿Por qué las mujeres son tan testauradas?- me miró mal

Amor Por Contrato ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora