Capítulo 33:" Noche magica"

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Apoye mi frente en la puerta cerrada mientras lloraba.

—Abraham necesito que me escuches por favor, te lo suplico.

—...—No hubo ninguna respuesta, decidí abrir la puerta y lo vi con la cabeza entre sus rodillas.

Cerré con llave para que mi hermano no se metiera en nuestra conversación, me agache y lo abrace, ambos estábamos tirados en él piso llorando, esto era tan "cliché" pero no era una de esas historias que todo se arreglaría y viviríamos felices por siempre. En esta historia yo y mi hermano íbamos a tener que pagar por lo que nuestros padres hicieron en un internado.

—¿Cuándo te vas?—Él me miro con sus ojos color café que todos estos años me habían parecido los más hermosos del mundo.

—Mañana—nuestras narices se rozaban.

— ¿Me darías esta noche?—Abraham susurraba muy despacio y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

—Claro que si—Sus labios se acercaron a los míos y un cálido beso empezó como una pequeña llama en un seco pastizal, comenzando un incendio.

Tomo mi rostro y lo afirmo más a mí intensificando el beso, con su brazo me aferro más a él y ambos nos acostamos en el helado piso. Lo más hermoso de todo es que el frío desapareció en un segundo, él hacía que solo sintiera un fuego ardiente en mi corazón.

Todo paso de una manera que nunca podre explicar con palabras. Siempre sentí un miedo terrible, como actuar o como vestirme pero la verdad era que no necesitaba hacer ninguna de esas cosas. Solo tenía que ser yo misma en todo sentido y eso es lo maravilloso de estar de esta forma con una persona que amas y él te ama a ti de la misma forma, ambos son ellos mismos.

Nunca había llegado tan lejos con un chico y nunca planeé hacerlo pero no me arrepentía porque si había alguien con quien quería llegar lejos definitivamente era Abraham.

Él tomo mis manos y las entrelazamos en el momento justo, lo demás solo paso y ambos nos entregamos en ese cuarto.

Ya no éramos Abraham Mateo y Agustina Fernández, solo éramos dos chicos normales que no tenían ninguna historia ni eran famosos internacionales, solo éramos nosotros dos amándonos.

Luego de unas horas ambos nos quedamos dormidos.

Me levante a la mañana y tras vestirme deje un tierno beso en su frente para irme. Tenía que terminar de guardar mi ropa y una que otra cosa, que con suerte me dejarían tener.

—No te vayas—Abraham tomo mi mano y me observo.

—Me gustaría tener elección pero no puedo, estaré bien no te preocupes.

— ¿Te importaría si te acompaño al aeropuerto?—Él ya se había levantado y está a sentado en el borde de la cama

—Tengo que irme dentro de un rato, creo que tenes tiempo a desayunar y vestirte—Sonreí y salí de la habitación.

Tony estaba mirándome de una manera rara y con doble sentido desde el otro lado del pasillo y mi hermano a su lado, esto si era incómodo.

—Linda noche ¿no? Había unas hermosas estrellas, claro que eso es lo que estuvieron viendo todo el tiempo.

—Si unas hermosas estrellas y la luna—Nicolas bromeaba mientras arqueaba las cejas.

— ¡La luna!...

Interrumpí antes de que se siguieran burlando de mi cara roja—No necesito ninguna de sus bromas estúpidas a las siete de la mañana, déjenme en paz.

Adoptados por la familia MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora