Capítulo 15

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Un accidente


Meghan

Guarde la pulsera de Kol en donde guardaba las cosas pequeñas y frágiles que quería, dentro de una pequeña caja en forma de cofre de color plata ahí estaba el collar que Niklaus me había regalado el día de mi cumpleaños 18. No lo había usado pues Steven siempre me preguntaba quién me había regalado tal cosa e investigaba para saber si era verdad, temía demasiado que descubriera que él me lo había regalado.
Baje las escaleras y me encontré con Bekah y Klaus hablando en la sala. Elijah salió del estudio como siempre, era una de las ventajas de trabajar en casa, tenía todo el tiempo de su lado.
Nos sentamos cuando la comida estuvo lista en la mesa, sentía aún la mirada de Klaus sabía que estaba molesto pero él no tenía derecho de estar enojado, él me había dejado claro que no sentía nada por mí.
Después de la comida salí y me senté, puse mis manos en la cara mientras intentaba alejar la imagen de Klaus viéndome a mí y a Kol de esa manera y escuché como la puerta se abría. Mire y Klaus estaba recargado en la pared mirándome como lo había hecho en la comida. Me levante dispuesta a entrar de nuevo en la casa pero su mano agarro con firmeza mi brazo.
-Así que ahora mi hermano te hace regalos-sonrió pero pude ver en sus ojos azules dolor.
-Fue solo un pequeño detalle-dije tratando de alejarme de su agarré
-Claro y aquel abrazo fue un lindo detalle de tu parte-dijo sarcástico.
Me solté de su agarré como pude pero no entre a la casa sino que me aleje de esta.
-¡No puedes evitarlo!-grito y yo mantuve la cabeza hacia abajo evitando las lágrimas.
No miraba hacía donde iba pero no me importaba había calculado que no estaba tan lejos de la casa cuando lo oí gritar asustado.
-¡Meghan cuidado!
Era muy tarde el auto se acercó muy rápido y lo último que recuerdo es un fuerte golpe.

Klaus

Corrí en cuanto el conductor del auto salió para revisar a Meghan, estaba tendida boca arriba y tenía sangre en la cabeza.
-No, no-dije mientras el conductor llamaba a una ambulancia.
Mire y Elijah había salido de la casa junto con Rebekah, mi hermano se acercó corriendo y se arrodilló al lado del cuerpo inconsciente de Meghan.
La ambulancia llegó después de unos minutos y yo accedí a que Elijah se fuera con ella.
Rebekah se encontraba ya en mi coche junto a Kol, arranque el coche y me dirigí hacia el hospital. Rebekah no dejaba de llorar y eso hacía que me sintiera mal, yo era el culpable de que Meghan estuviera ahora en el hospital yo y mis celos estúpidos.
Estacione y mi hermana fue la primera en salir seguida de Kol y de mí. Llegamos y pedimos informes sobre dónde estaba Meghan, nos dijeron que estaba en el tercer piso y el doctor ya se encontraba ahí y que nos daría más información sobre el estado de Meghan.
Elijah se encontraba hablando con un doctor nos acercamos y alcance a escuchar que ella estaba estable pero que teníamos que ser más cuidadosos pues no era la primer accidente que Meghan había tenido, me desconcerté.
-¿No es el primer accidente?-mire a Elijah mientras Kol y Rebekah estaban lejos.
-Si-dijo sin mirarme, parecía huir de mi mirada
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque dejaste claro que no querías saber nada de ella
-¿Qué accidentes fueron?
-Una caída practicando voleibol-dijo aún sin mirarme
-¿Por qué tiene esa cicatriz?-dije recordando
-Se corto con un pedazo de hojalata-me miro y sus ojos no tenían expresión-¿Qué hacías afuera?
-Nada-mentí.
Elijah le dijo a Rebekah que se quedara mientras él y Kol iban por café.

Meghan

Abrí mis ojos lentamente y había una luz blanca bastante cegadora, me acostumbre y vi que estaba en el cuarto de un hospital, trate de incorporarme pero me dolió demasiado, me mire estaba en un cuarto de hospital. La puerta se abrió dejando ver a Klaus, mi respiración comenzó a ir más rápido.
-Hola-dijo parándose junto a la cama.
Lo mire sin expresión, vaciló un rato pero después se inclinó y me beso, se separó de mí al ver que yo no correspondía a su beso.
-No hagas eso-dije sin mirarlo, me había tomado por sorpresa
-Me asustaste demasiado-dijo y lo mire
-No te preocupes no habrá otro funeral
Su expresión era diferente casi dolida.
-No entiendo-dijo sentándose en la cama
-Tal vez si yo muero las personas piensen que se hizo justicia por Steven
-No vuelvas a decir eso nunca-su mirada se volvió dura.
-¿Por qué no?-mis ojos se cristalizaron-Tú al igual que todos lo creen.
Su mirada se desvío de la mía.
-Estarías más tranquilo si yo muero para no tener que guardar las apariencias.
-Por supuesto que no-se levantó rápidamente y por algunos minutos estuvo de espaldas-¿Crees que yo podría vivir con tu muerte?-se dio la vuelta y me miró.
-Parece que para ti estoy muerta ya
-No te atrevas a decir eso otra vez-una lágrima rodó por su mejilla.
La puerta se abrió y Elijah entro en la habitación, miro a Klaus que se limpiaba los ojos y después a mí, sonrió y me abrazo.
-No vuelvas a asustarnos de esa forma ¿de acuerdo?-beso mi frente y Klaus salió de la habitación.
El diagnóstico del doctor fue un golpe no tan severo en la cabeza moretones en los brazos, abdomen y piernas y una pierna fracturada lo cual fue horrible por el yeso. Me darían de alta en tres días y Rebekah, Kol y Elijah me visitaron.
-Lista para salir de este horrible lugar-Bekah entro a la habitación sonriendo con la silla de ruedas, hizo unos movimientos con ella que logro hacerme reír
-Elijah, ¿está abajo?-dije sentándome con cuidado en la cama.
-Elijah no vino, mando a Klaus-suspire pesadamente.
Entro un enfermero para ponerme en la silla y darme de alta, Rebekah firmo todo los papeles. Bajamos por el elevador y Klaus se encontraba afuera de su BMW.
Me cargo a pesar de mi negativa y me puso en el asiento de atrás. Cuando llegamos a la casa Kol estaba en la entrada, Klaus volvió a cargarme y entró a la casa conmigo.
-No tienes que subir las escaleras déjame en la sala-dije cuando vi que subía el primer escalón.
-No, voy a subirte hasta tu cuarto órdenes de Elijah-sonrió y mi corazón volvió a acelerarse-Además estarás más cómoda en tu cama.
-Como digas-dije mirando el pasillo
-No tienes que ser cortante-sentí su aliento en mi frente
-Y no lo soy-lo miré sus hermosos ojos azules dilatados por el cansancio del trabajo.
Entró en mi habitación y me deposito en la cama con cuidado y salió diciendo que tenía demasiado trabajo que hacer.

Se Llama Promesa (Klaus Mikaelson). ActualizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora