Capítulo 3 "-Aún no lo superas"

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-¿Segura que no estabas demasiado ebria? -pregunta Mad por enésima vez.

-Yo... -lo pienso un momento tratando de recordar los hechos -De hecho sí, pero podría jurar que vi a ese chico, no fue solo una alucinación. Deberías creerme.

Mad toma asiento frente a mi escritorio y voltea ligeramente para observarme desde la cama.

-A ver si entiendo -jadea -Estabas muy ebria, DEMASIADO. Sales a tomar aire en el callejón que hay atrás de la discoteca, y eso sin mencionar que estabas persiguiendo un olor -pone los ojos en blanco -Te encuentras a un chico con capucha y vestido completamente de negro, SOLO, fumando, y tú, como "la inteligente que eres" te acercas a hablar con él -me mira para comprobar de que está en lo correcto. Asiento -Es el chico más hermoso y sexy que viste en tu vida...

-Yo nunca dije eso -me defiendo.

-Dijiste que sus ojos te cautivaron, que tenía un rostro angelical y que su voz te causó escalofríos -enarca una ceja.

Suspiro en señal de derrota y asiento.

-Él te trató como la misma mierda y tú estabas demasiado ebria para hablar coherentemente. Te acorraló contra la pared y... ¿olió tu aliento...?

Asiento con la cabeza y me pregunto a donde quiere llegar.

-¿Y no se desmayó?

Abro los ojos como platos y le lanzo una almohada en la cara.

-¡Maldita! -exclamo.

Ella ríe, pero sinceramente no me causa gracia. Esto es algo serio, y muy confuso.

-Ya, ya, no tengo tan mal aliento como tú -me pongo a la defensiva.

-Cálmate, saltamontes -retoma su seriedad -Dijiste que él olía a cigarrillos y sangre... Y... ¿Qué se me olvida?

Repaso la escena entera en mi mente.

-Cuando me tocó -alego -No era esa electricidad abstracta, era literal. Como si fuéramos corrientes diferentes, y en el simple contacto nuestros cuerpos nos mandara una alerta de que chocamos, que no encajamos y que somos dañinos el uno para el otro.

-Mierda, Em -se levanta de la silla -¿Segura que Daniel no te puso drogas en la bebida?

Pongo los ojos en blanco y me acuesto completamente en la cama llevando mis brazos sobre mi rostro.

-Él era un buen chico -suspiro recordando como estuvo conmigo toda la noche.

Siento los pasos de Mad acercarse.

-Es bueno que lo pienses -habla con incomodidad -Porque cuando se tuvo que ir... Yo... Le di tu número...

Recupero la compostura a la velocidad de la luz.

-¡¿QUE HICISTE QUÉ?!

Da unos pasos atrás y choca contra el escritorio.

-Se estaban llevando muy bien... -se defiende.

-¡Eso no te da derecho de repartir mi información personal! -exclamo -Además ya hemos hablado de este tema, no quiero a nadie en mi vida. -la miro fijamente y veo como su rostro cambia en una expresión de tristeza -Me refiero a los chicos, Mad.

Ella vuelve a sentarse en la silla y suspira dramáticamente.

-Todo es por él, ¿verdad? -cuestiona -Aún no lo superas.

Me quedo quieta ante su mención. No he hablado de él en años, y me resulta imposible controlar el nudo desagradable que se forma en mi garganta en ese mismo instante.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora