-¿Segura que no estabas demasiado ebria? -pregunta Mad por enésima vez.
-Yo... -lo pienso un momento tratando de recordar los hechos -De hecho sí, pero podría jurar que vi a ese chico, no fue solo una alucinación. Deberías creerme.
Mad toma asiento frente a mi escritorio y voltea ligeramente para observarme desde la cama.
-A ver si entiendo -jadea -Estabas muy ebria, DEMASIADO. Sales a tomar aire en el callejón que hay atrás de la discoteca, y eso sin mencionar que estabas persiguiendo un olor -pone los ojos en blanco -Te encuentras a un chico con capucha y vestido completamente de negro, SOLO, fumando, y tú, como "la inteligente que eres" te acercas a hablar con él -me mira para comprobar de que está en lo correcto. Asiento -Es el chico más hermoso y sexy que viste en tu vida...
-Yo nunca dije eso -me defiendo.
-Dijiste que sus ojos te cautivaron, que tenía un rostro angelical y que su voz te causó escalofríos -enarca una ceja.
Suspiro en señal de derrota y asiento.
-Él te trató como la misma mierda y tú estabas demasiado ebria para hablar coherentemente. Te acorraló contra la pared y... ¿olió tu aliento...?
Asiento con la cabeza y me pregunto a donde quiere llegar.
-¿Y no se desmayó?
Abro los ojos como platos y le lanzo una almohada en la cara.
-¡Maldita! -exclamo.
Ella ríe, pero sinceramente no me causa gracia. Esto es algo serio, y muy confuso.
-Ya, ya, no tengo tan mal aliento como tú -me pongo a la defensiva.
-Cálmate, saltamontes -retoma su seriedad -Dijiste que él olía a cigarrillos y sangre... Y... ¿Qué se me olvida?
Repaso la escena entera en mi mente.
-Cuando me tocó -alego -No era esa electricidad abstracta, era literal. Como si fuéramos corrientes diferentes, y en el simple contacto nuestros cuerpos nos mandara una alerta de que chocamos, que no encajamos y que somos dañinos el uno para el otro.
-Mierda, Em -se levanta de la silla -¿Segura que Daniel no te puso drogas en la bebida?
Pongo los ojos en blanco y me acuesto completamente en la cama llevando mis brazos sobre mi rostro.
-Él era un buen chico -suspiro recordando como estuvo conmigo toda la noche.
Siento los pasos de Mad acercarse.
-Es bueno que lo pienses -habla con incomodidad -Porque cuando se tuvo que ir... Yo... Le di tu número...
Recupero la compostura a la velocidad de la luz.
-¡¿QUE HICISTE QUÉ?!
Da unos pasos atrás y choca contra el escritorio.
-Se estaban llevando muy bien... -se defiende.
-¡Eso no te da derecho de repartir mi información personal! -exclamo -Además ya hemos hablado de este tema, no quiero a nadie en mi vida. -la miro fijamente y veo como su rostro cambia en una expresión de tristeza -Me refiero a los chicos, Mad.
Ella vuelve a sentarse en la silla y suspira dramáticamente.
-Todo es por él, ¿verdad? -cuestiona -Aún no lo superas.
Me quedo quieta ante su mención. No he hablado de él en años, y me resulta imposible controlar el nudo desagradable que se forma en mi garganta en ese mismo instante.
ESTÁS LEYENDO
ADAM (EN EDICIÓN)
Fantasy-¿Quién eres realmente? -le pregunto mientras mis piernas tiemblan a penas sosteniendo mi peso. Sus ojos se iluminan y por un segundo creo verlos cambiar con un brillo dorado. Instintivamente retrocedo, pero él me sostiene de la cintura, evitand...