Capítulo 19 "-De verdad existen"

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En multimedia: Emma y Daniel abrazados.

Confusión. Temor. Desesperación.

Eso es lo que siento, eso es lo que me está asfixiando en el interior, eso es lo que logra que mi cuerpo ignore las señales que mi cerebro le envía.

Por esa razón aún sigo aquí. No he dormido, ni siquiera me he movido. Aún sigo teniendo aquella sensación eléctrica que recorre todo mi cuerpo, mi mente sigue repitiendo aquella escena que me atormenta.

Él... Él tenía alas...

¡¿Cómo es eso posible?! ¿Qué clase de monstruo es?

Él mismo me ha dicho que es un monstruo, pero no puedo analizar sus palabras con calma. Mi cabeza está enredada con recuerdos y pensamientos confusos. Quiero pensar, quiero reflexionar y sacar una conclusión de todo esto. Pero mi cerebro simplemente se niega a procesarlo.

¿O mejor me cambio de identidad y huyo a otro país? Sería lo más conveniente. Debería llevarme a Daniel conmigo... No, él también es bastante raro, además no quiero que accidentalmente a la noche "alguien" diga que mi rostro tiene frío y entonces intente asfixiarme con la almohada.

Después de prácticamente ocho horas de tener una mirada perdida y una respiración irregular, siento que por fin mi cerebro vuelve a funcionar.

Sí, estoy aquí contra el sofá, justo como me dejó Adam, durante ocho horas seguidas sin moverme, con suerte he podido parpadear.

Estaba tan aturdida, tan temerosa...

Los monstruos existen y yo me he topado con el mismísimo Diablo.

¡¿Cómo es posible que esto me esté pasando?! ¡A mis dieciocho años me entero de esto! ¿Qué pasa con aquellas personas que permanecen en la ignorancia por siempre? Aquellos que viven la vida sin realmente vivirla... No tienen idea de lo que les rodea, del peligro que hay en cada rincón de este maldito y mentiroso mundo.

¿Qué hora es? No tengo idea... Solo soy consciente de que ya ha amanecido, pues los rayos del sol se filtran por la gran ventana que tengo frente a mis ojos.

De repente el timbre de la casa retumba en todo el lugar e inconscientemente pego un salto del susto.

¿Y si es Adam? ¿Y si vino a hacerme daño?

Mi corazón empieza a bombear con más fuerza y mis manos empiezan a temblar.

No quiero ver a nadie. ¡No quiero verlo a él! No quiero volver a sentirme tan pequeña ante sus diabólicos ojos, no quiero que me vuelva a tocar, ni siquiera me atrevo a respirar su mismo aire. Él solo quiere hacerme daño.

El timbre vuelve a sonar y hace ecos en mis tímpanos.

Rápidamente me levanto de un brinco y una intensa punzada de dolor me atraviesa el cuerpo.

Con tanto susto ni siquiera recordaba que había caído por las escaleras... Eso seguro ya me ha dado consecuencias negativas, en el exterior como en el interior. ¡Maldición! Lo último que me faltan son las lesiones internas.

Sin darme cuenta mis pies ya van corriendo en dirección a mi habitación, subiendo de dos en dos los escalones. Mi corazón martillea en mi pecho como si me advirtiera que no soportará otro susto como aquel.

Entro a mi habitación y le pongo el seguro.

Me recuesto por la puerta y respiro hondo tratando de regularizar mi respiración.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora