Capítulo 28 "-Yo no creo nada"

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El nudo en mi estómago está tan apretado que me dificulta respirar con normalidad.

El latir desesperado de mi corazón hace que mis costillas duelan por la agitación repentina.

Él sigue allí, parado a una distancia considerable, recostado por la pared con los brazos cruzados sobre su pecho. Con la poca iluminación su rostro se torna con manchas sombrías que le dan un aspecto doblemente aterrador.

Sus ojos están clavados en mí, y observo como recorre mi cuerpo sin pudor y luego escanea a Daniel mientras una mueca de asco se forma en su rostro.

Nadie se atreve a mover un solo músculo y la tensión es palpable en el ambiente.

Y es entonces cuando caigo en la cuenta de que Adam nos acaba de encontrar en una situación comprometedora.

Carraspeo con la garganta para lograr llamar la atención de ambos.

-No es lo que crees realmente -digo dirigiéndome a Adam con un hilo de voz.

Él presiona los puños con fuerza y soy consciente de que lo hace para mantener el control.

-Yo no creo nada -dice a la defensiva -Yo que se han estado acostando durante el tiempo que me fui.

La respiración se atasca en mi garganta y debo parpadear varias veces para mantener la compostura.

-Ella merece ser feliz -alega Daniel mientras alcanza su camiseta del suelo.

Una risa irónica escapa de los labios de Adam.

-¡No será feliz con un mentiroso como tú! -exclama con rabia y su mandíbula se aprieta con más fuerza.

Daniel se pone de pie y presiona sus puños al igual que Adam.

-¿Y contigo sí? -lo reta -¿Con un delincuente como tú?

Puedo percatarme de la respiración agitada del chico de ojos grises y del esfuerzo que está haciendo para mantener su auto control.

-No soy un delincuente -se defiende con los dientes apretados.

Yo solo me limito a mirarlo todo desde el suelo, con el corazón en la mano.

-¿Ah, sí? -ríe Daniel -Entonces no hay problema si le decimos a Emma la cantidad de personas que has asesinado.

Abro los ojos como platos y me llevo las manos a la boca en un acto reflejo mientras Adam clava su mirada en mí.

-No... -susurro.

-Sabes que contigo nunca será feliz -continúa Daniel -Tú solo traes tempestad y ella necesita paz. Sabes que la lastimarás cada vez que la toques porque sus genes te rechazan. Sabes que el amor no es suficiente, pues terminarás destruyéndola de todos modos.

Observo la expresión cautelosa y herida de Adam, pero tras unos segundos esa expresión cambia. Una sonrisa maliciosa se dibuja en sus labios y una punzada de dolor atraviesa mi pecho. Nunca lo había visto de esa manera, sus ojos cargados de dolor, mientras se esfuerza por sonreír, como si intentara vengarse.

-¿Qué amor? -pregunta con burla en su voz -El amor es para idiotas.

Un pequeño silencio se hace entre los tres mientras que la punzada en mi pecho se incrementa.

-Ya decía yo que solo jugabas con ella... -habla Daniel con aire lastimero.

Mis ojos se llenan de lágrimas, pero me amenazo a no derramar ninguna. No ahora, no frente a él.

Entonces Adam mete sus manos en los bolsillos de sus vaqueros y da media vuelta sobre sus talones para empezar a caminar a la puerta principal.

Ni siquiera me percato del momento en el que me levanto del suelo, solo sé que he empezado a dar pasos hacia la puerta también. Sin embargo, la mano de Daniel me sujeta del brazo evitando que vaya tras Adam.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora