Capítulo 2 "-¿Qué miras?"

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Ring, ring.

La alarma del despertador retumba en toda la habitación.

Agarro un oso de peluche y la aviento por el estúpido despertador que cae al suelo y se lleva un golpe que hace que se apague.

-Yo ser genial -balbuceo con una sonrisa.

Agarro una almohada y cubro mi rostro con ella. Me hago una bola entre las sábanas y dejo escapar un largo suspiro.

-¡Emma!

Odio los gritos a la mañana, ¿por qué no gritan a la tarde? Ahí no molestarían a nadie.

Me siento en la cama poniendo todo el esfuerzo que puedo, llevando conmigo la almohada que presiono entre mis puños con mucha fuerza.

La puerta se abre bruscamente y una melena negra se asoma por mi umbral.

-¡Emma! -vuelve a gritar.

Es Mad. Maldita idiota, ¡¿cómo se atreve a despertarme?!

-¡Emma! -grita justo en mi rostro mientras yo sigo quieta como una piedra y mis ojos siguen pesándome -¡Despierta!

¡¿Qué despierte?! ¿Qué se supone que estoy haciendo?

-¡ESTOY DESPIERTA, MALDITA ZORRA! -le grito con todas mis fuerzas -¡¡¡NO ME GRITES CUANDO TENGO SUEÑO!!!

Ella da un paso atrás y frunce el ceño.

-Sí que estás mal -alega -¡Yo te ayudaré! -sale corriendo por la puerta.

¡Maldita Madison Brown! Solo espero que no vuelvas hija del demonio.

Vuelvo a lanzarme a la cama y acobijo mi rostro bajo la sábana.

-¡Emma! -la puerta se vuelve a abrir y yo me limito a ignorar los gritos y zarandeos de Mad.

De repente siento como estira mis sábanas, me aferro a ellas, pero me es imposible tener fuerza mientras mi subconsciente aún sigue dormido. Me la saca y al instante siento una oleada de agua fría derramándose por mi rostro.

-¡MADISOOOON! -grito tan fuerte que podría afirmar que los vecinos llamarán a la policía para confirmar que Mad no me ha asesinado. O probablemente yo a ella.

Me levanto de un brinco y mis ojos se clavan en la idiota que tengo enfrente. Mis puños se cierran de la rabia y todo mi cuerpo queda en alerta.

-Em -empieza -Es que tú... No despertabas y, y, ya es tarde -tartamudea mientras da unos pasos atrás.

-¡MALDITA! -grito lanzándome hacia ella, mientras corre fuera de la habitación. La persigo hasta que ella entra al baño y se encierra allí.

-¡DIME UNA RAZÓN POR LA CUAL NO DEBERÍA ECHAR LA PUERTA Y METER TU ASQUEROSA CARA EN EL INODORO!

Puedo escuchar su respiración agitada al otro lado de la puerta.

-Porque... -habla con lentitud saboreando las palabras -Mañana es tu cumpleaños y yo te llevaré a una fiesta hoy.

Podría jurar que está aleteando las pestañas.

-Maldita trigueña -susurro mientras doy media vuelta para dirigirme de vuelta a mi habitación.

-¡Y tú eres una estúpida pelirroja! -exclama.

Pongo los ojos en blanco y me encierro entre cuatro paredes.

Soy pelirroja y sabe que odio serlo, por eso lo dijo. Estúpida mejor amiga.

Tener los ojos verdes no me desagrada, mi extravagante cabello naranja llama demasiado la atención y para colmo odio las espantosas pecas en toda mi cara. Es como si mi piel estuviera sucia, llena de manchas.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora