Capítulo 46 "-¿Dónde está Beth?"

27.7K 2.6K 397
                                    

Punzadas intensas invaden mi sistema. No puedo moverme, siento el peso de mil toneladas en mi cuerpo.

La cabeza me martillea constantemente sin darme tregua. Siento un ardor en el pecho que me dificulta respirar.

¿Qué está ocurriendo?

Todo sigue siendo oscuro, no puedo abrir los ojos, no puedo mover los músculos.

-Está pálida -escucho una voz lejana que no logro reconocer.

-¡¿Porqué tarda tanto en despertar?! -exige una voz ronca.

-Adam, tranquilo -mi corazón se comprime al escuchar su nombre. La voz es femenina, pero firme  -Esto iba a pasar tarde o temprano. Su cuerpo ya no resiste, su sangre ya está completamente intoxicada.

-¡¿Qué quieres decir?! -escucho un golpe seco, pero sigo sin poder abrir los ojos -¡¿Qué no volverá a despertar?! -su voz suena torturada y dolida.

-Estoy diciendo que si no conseguimos el anillo lo antes posible, ella morirá.

Siento palidecer por completo como si la sangre dejara de circular por un momento. Mi corazón se detiene por un nanosegundo y mis pulmones se cierran.

¡No entra aire! ¡NO PUEDO RESPIRAR!

Intento inhalar pero no puedo, intento pedir ayuda, moverme, pero me resulta imposible.

El ardor en mi pecho se convierte en fuego y siento que estoy muriendo, que este es mi final, que no sirvió de nada venir a este lugar.

¿Qué pasó de Beth? ¿Estará bien?

Necesito saber eso si voy morir, si algo le ha pasado la culpa jamás me dejará de torturar.

Por fin mis músculos responden y cierro los puños con fuerza tratando de opacar semejante angustia, la desesperación de no poder aspirar el aire que me rodea.

-¡¿Qué le sucede?! -exclama Adam.

Arqueo mi espalda a falta del oxígeno. Siento las manos frías de Adam sujetar mis hombros y tratar de que deje de arquearme de esta manera.

-¡Su columna! -exclama la voz femenina que ahora me resulta familiar; Renata -¡Se va a romper la columna!

Mis manos se comprimen, como si quisieran enrollarse mientras que mi cuerpo se sigue arqueando de una manera antinatural.

Los fríos dedos bajan a mi cintura y se dirigen a mi espalda para presionar con fuerza intentando poner recta mi columna.

Una bola de fuego se atora en mi garganta y quema como el infierno.

-¡Emma, mi amor, despierta! -exclama Adam. Su voz cargada de miedo y desesperación hace que me estremezca.

Mi amor...

La garganta me quema tanto que siento que me degollan de un solo movimiento.

La bola de fuego sube por mi laringe y todas mis defensas caen mientras un grito desgarrador sale de mis labios al par que mis ojos se abren como platos.

De inmediato como si fuese un saco de patatas mi espalda cae nuevamente contra el suelo y el aire se vuelve a filtrar en mis pulmones.

Respiro con fuerza, mi pecho sube y baja por el esfuerzo y los dedos de Adam abandonan mi espalda para situarse en mi rostro.

-Preciosa, estás bien -habla con una ternura que jamás lo escuché usar -Respira.

Me centro en sus ojos grises brillando con auténtico alivio, y por un momento sólo somos nosotros dos, sin ningún problema, sin ningún ser mágico de por medio, sin ningún hechizo. Simplemente dos jóvenes completamente enamorados, capaces de hacer lo que sea por el otro.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora